9 de noviembre de 1988. Un día después de las elecciones, el Presidente Ronald Reagan recibe en la Casa Blanca al Presidente electo George H.W. Bush y al Vicepresidente electo Dan Quayle. Los tres, acompañados de sus esposas, posan para los fotógrafos y comparecen ante la prensa en la rosaleda del Ala Oeste.
Reagan felicita a su todavía Vicepresidente por haber ganado las elecciones reclamando un mandato en "asuntos cruciales como los impuestos y el gasto, la naturaleza de las nominaciones judiciales, la fortaleza de nuestras defensas y la firmeza de nuestra política exterior".
El Presidente número 40 de los Estados Unidos siente que con la elección de Bush sus logros están seguros y que los cambios emprendidos durante su administración son ahora "un rasgo permanente del gobierno americano". "También creo que su mandato posibilitará no solo continuar sino desarrollar los logros de los últimos ocho años", dice Reagan. "Este no es el final de una era sino un momento para actualizar y reforzar nuestro 'Nuevo Comienzo'. De hecho, para aquellos que a veces me halagan hablando de 'Revolución Reagan', hoy mi esperanza es: todavía no habéis visto nada".
Bush toma la palabra y se declara "muy, muy agradecido" a Reagan. "No creo que en la política presidencial moderna haya un caso en el que un Presidente haya trabajado tan duro para ayudar a alguien más a alcanzar este cargo", dice Bush. Es el primer Vicepresidente titular elegido Presidente desde Martin Van Buren en 1836.
Tras despachar rápidamente algunas preguntas de los reporteros sobre los nombramientos para el próximo gabinete y el futuro de las conversaciones con los soviéticos, los protagonistas se dirigen hacia el Despacho Oval. Se une a ellos el hijo mayor de Bush, George W., con su familia. Acceden todos juntos a la oficina presidencial en medio de un angustioso ruido de sirenas procedente de las calles de Washington, DC.
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