domingo, 6 de enero de 2019

Dos modelos para potenciales candidatos: un resucitado y una estrella ascendente se promocionan en los talk-shows domingueros

Nixon se rehabilita (1966)

La carrera política de Richard Nixon parecía acabada después de dos derrotas electorales (las presidenciales de 1960 y las elecciones a gobernador de California de 1962). Todo empezó a cambiar cuando logró convertir las midterms de 1966 en un combate Nixon vs. Johnson que podía servir como antesala a un mano a mano electoral entre ambos en las presidenciales de 1968.


Con LBJ en horas bajas debido a
la Guerra de Vietnam y los expertos pronosticando ganancias para el Partido Republicano en las elecciones de medio mandato, Nixon recorrió el país sin descanso en el 66 apoyando a candidatos republicanos al Congreso. En la última semana de la campaña obtuvo lo que necesitaba para demostrar que seguía siendo una figura relevante: el Presidente de los Estados Unidos se refirió a él en una rueda de prensa convocada para hablar de las conclusiones de la Conferencia de Manila, en la que EEUU había tratado con las naciones del Pacífico la retirada de las tropas aliadas de Vietnam del Sur si Vietnam del Norte retiraba también sus fuerzas.


Un artículo de opinión de Nixon en el New York Times acusando a la Administración Johnson de dejar que fuera el ejército de Vietnam del Norte el que estableciera los términos de la paz en Indochina fue lo que sacó de sus casillas al inquilino de la Casa Blanca. Johnson respondió desde el atril presidencial calificando a Nixon de "candidato crónico" que solo buscaba reunir apoyos para su carrera política. Nixon le replicó que su apreciación era legítima y que la administración debía responder a las preguntas que le había formulado sobre las negociaciones de Manila. El Presidente había convertido la guerra en un asunto partidista, denunció Nixon.


Dos días antes de las midterms, en una aparición en el programa dominical Issues and Answers (ABC), Nixon tuvo la oportunidad de volver a responder a Johnson en directo ante millones de espectadores. Acusó al Presidente de hacer "demagogia política barata" y dijo sentir lástima por él, incluso cierta comprensión por la realidad que le afectaba en ese momento.


"Le respeto por las grandes energías que dedica a su cargo y mi respeto no ha cambiado por el ataque personal que me ha hecho. Mire, creo que puedo entender que un hombre pueda estar muy, muy cansado y que entonces pueda tener un calentón. Y si un Vicepresidente o un ex Vicepresidente puede estar agotado, un Presidente estaría mucho más cansado después de un viaje como el suyo", dijo Nixon, dirigiéndose directamente a Johnson y comparando su reacción con el calentón que él mismo había tenido cuando le tocó aceptar la derrota en California en el 62.




"Ha sido un año maravilloso para Nixon", escribió el historiador Stephen Ambrose sobre el 66 del ex Vicepresidente. "Se ha recuperado de la humillación de las elecciones a gobernador de California de 1962. A través del trabajo duro, el descaro, la lealtad al Partido Republicano, el trabajo duro, la inteligencia, la audacia, la suerte, el trabajo duro y más suerte, todo coronado por el gran espectáculo del comunicado de Manila, se ha erigido en el líder de la leal oposición y ha ayudado a poner en marcha a las fuerzas políticas que pronto podrían hacer del Partido Republicano el partido dominante, con Nixon como Presidente".


Mary McGrory, columnista de The Washington Star, escribió: "El Presidente Johnson lo ha resucitado bruscamente. Nixon ya no es una sombra de lo que fue. Es un hombre a tener en cuenta en la Casa Blanca y su partido no puede ignorar esta nueva reivindicación. Por sí mismo, como resultado del abofeteo presidencial, Nixon está donde hace una semana dijo que estaba Bobby Kennedy: "en la posición ventajosa"".


Aquella mañana de domingo, Nixon anunció en el plató de Issues and Answers que "después de estas elecciones, voy a tomarme unas vacaciones de la política durante al menos seis meses". Desaparecer medio año regalando el foco a sus potenciales rivales no parecía la decisión más acertada. Pero Nixon sabía lo que hacía. "Sabía la impresión que había causado en 1966. Su batalla en la campaña y su triunfal confrontación con Johnson cayeron bien en el público y aún mejor en su partido. Pero si iniciaba una campaña presidencial en 1967, incluso sin anunciar oficialmente su candidatura, la prensa y el público se cansarían de él y empezarían a buscar una "cara nueva"", explica Pat Buchanan, entonces asesor de Nixon, en su libro The Greatest Comeback (La resurrección más grande). Por eso "no aparecería en el escenario como candidato hasta más de un año después, en el último día para registrarse en la primaria de New Hampshire".



Reagan inicia un largo camino (1968)

Con solo año y medio de experiencia como gobernador y sin haber ocupado ningún otro cargo público con anterioridad, Ronald Reagan planteó una alternativa interesante en la carrera por la nominación presidencial republicana de 1968.


Hoy sabemos que solo diez días después de su elección como gobernador ya se había reunido con dos aliados clave,
Thomas C. Reed y F. Clifton White, para hablar de manera informal de una posible campaña presidencial en 1968. White había organizado el movimiento que llevó a la nominación de Barry Goldwater en 1964 y quería que Reagan fuera el nuevo abanderado de una revolución para transformar el GOP.


Las malas críticas a su primer año como gobernador en California, en especial por los cambios que quería hacer en el MediCal (el programa sanitario estatal para los pobres), podían hacer pensar a Reagan que era
más fácil presentarse a Presidente en 1968 que buscar la reelección en 1970. Así que en otoño e invierno de 1967, el antiguo actor de cine y televisión estuvo en Iowa, Illinois, Wisconsin, Oregon, Washington, Texas, Kentucky, Kansas, Florida y Connecticut difundiendo su mensaje, y ayudó personalmente al comité republicano de Carolina del Sur a pagar una deuda de 40,000 dólares.


No se inscribió en ninguna primaria salvo la de
California, donde era el Hijo Favorito y no tenía competencia. Pero tres estados, Wisconsin, Nebraska y Oregon, inscribían automáticamente a todos los "posibles candidatos" con presencia destacada en las encuestas de opinión, lo que permitió a Reagan competir en esos estados sin necesidad de declararse candidato. Podía pedir que retirasen su nombre pero no lo hizo. Sus seguidores, bajo el nombre Citizens for Reagan (Ciudadanos por Reagan), montaron una operación electoral potente en Oregon con una inversión de 200,000 dólares y el lanzamiento de anuncios en prensa, radio y televisión, incluido un documental en color de media hora. No pudo con el favorito Nixon en ninguno de los tres estados pero quedó segundo en todos, por delante de un candidato declarado, Nelson Rockefeller.


En vistas a una convención donde la gran mayoría de los delegados podía cambiar de preferencia si lo deseaba (en el 68 solo una pequeña parte de los delegados republicanos se elegía en las primarias), y todavía como un candidato extraoficial, Reagan realizó en mayo una gira nacional que le llevó a recorrer
11,000 kilómetros en cinco días. Ofreció discursos en Nueva Orleans, Charlotte, Fort Lauderdale, Miami, Chicago, Columbus y Cleveland en los que atacó los programas de beneficencia de la Gran Sociedad y prometió "echar a patadas al Viet Cong" si fracasaban las negociaciones de paz. También se prodigó en una serie de apariciones en la televisión nacional, como una entrevista en Face The Nation (CBS) a mediados de junio.




"Creo que hay que reconocer que, técnicamente, cualquiera que sea un Hijo Favorito, aunque solo sea un Hijo Favorito en el sentido de dirigir una delegación, técnicamente es un candidato en la convención", respondió Reagan a los entrevistadores de la CBS. Si uno es el candidato de la delegación de su estado, es que "se ha registrado para ser nominado y sería un candidato si el partido decidiera considerarlo como tal", explicó.


Era sabido que el gobernador de California se había reunido poco antes con los jefes de las delegaciones de los estados del Sur y estaba dejando la puerta abierta sin desafiar frontalmente a Nixon pero esperando que el ex Vicepresidente no se hiciera con la nominación en una primera votación.


"Llevo tiempo diciendo que creo que esta va a ser una convención abierta y por eso si los delegados deciden considerar a otro aparte de los candidatos anunciados, así lo harán", dijo Reagan en Face The Nation. No obstante, añadió, "yo he estado haciendo mi trabajo y no he hecho nada para animar o para intentar establecer ninguna organización para promover" una candidatura.


Lo que sí tenía claro es que prefería seguir siendo el adalid de un movimiento nacional todavía por explotar que ir de número dos de otro hombre. "Desde luego NO soy un contendiente para el cargo de Vicepresidente", aclaró al principio de la entrevista.


Oficializó su candidatura durante la convención de agosto. Alcanzó la Presidencia doce años después, en su tercera tentativa.

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