jueves, 31 de enero de 2019

El Presidente y la previa de la Super Bowl

La relación de los Presidentes de los Estados Unidos y el fútbol americano es larga. Teddy Roosevelt salvó este deporte de contacto de la prohibición cuando se implicó personalmente en la reforma de sus normas. Richard Nixon proponía tácticas al entrenador de los Washington Redskins, George Allen. Y Gerald Ford jugó como defensa con Michigan en la liga universitaria y pudo fichar por los Green Bay Packers y los Detroit Lions.


En los últimos años la relación se ha vuelto más mediática debido a que el comandante en jefe ha adquirido el hábito de entrar en las salas de estar de los aficionados en la previa de la final del campeonato nacional, la
Super Bowl, buscando ser asociado al fútbol por lo que representa para los americanos. "La entrevista previa al partido es ahora un espectáculo televisivo. Es esencial para un Presidente. La idea de que la Casa Blanca se interesa por el partido crea una imagen de la Super Bowl como el evento que une a América", comentaba el año pasado a Variety Richard Hanley, experto en periodismo deportivo de la Universidad Quinnipiac.


Ronald Reagan fue el que inauguró, el 26 de enero de 1986, la tradición de la entrevista presidencial media hora antes de la Super Bowl en la cadena encargada de emitir el partido. El Presidente número 40, antiguo narrador de eventos deportivos en la radio, apareció ante las cámaras de NBC con un jersey rojo de andar por casa, como cualquier abuelo que se dispone a disfrutar de una tarde de fútbol.


Reagan se refirió al popular deporte como "parte de la personalidad americana" y "una parte importante de la vida americana". Preguntado por Tom Brokaw sobre a qué equipo pensaba animar, si a los Chicago Bears o a los New England Patriots, Reagan, fiel admirador de los New York Giants, declaró que daba su aprobación a los dos clubes que se disputaban el título de campeón.


La plácida entrevista de 1986 "puso el énfasis en la nostalgia por un pasado en el que Reagan era más joven y ágil. El grueso de la entrevista fue sobre los días de Reagan jugando al fútbol en el instituto", comentaba Bridget Kies, de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee. "Este énfasis en la nostalgia puede ser interpretado como una manera de despolitizar la Super Bowl; no hay equipos buenos o malos, solo americanos".


Aquel domingo, solo dos días antes de la traumática explosión del transbordador espacial Challenger, fue descrito por Tom Shales, de The Washington Post, como "un día de flagrante americanismo autocomplaciente".




George W. Bush recuperó la tradición en 2004, cuando se preparaba para iniciar su campaña de reelección con un plan que incluía la programación de anuncios y entrevistas pensando en audiencias específicas. Sus asesores sabían que mientras que el seguidor de los partidos de la NBA tiende a ser demócrata (salvo el de los Celtics de Boston), el seguidor de los choques de fútbol americano (en especial el fútbol universitario) tiende a ser republicano. Había que estar en la Super Bowl.


Al Presidente número 43 se le vio en su salsa charlando con el locutor deportivo
Jim Nantz, de CBS, en una conexión en directo desde los nevados jardines de la Casa Blanca con el Despacho Oval iluminado al fondo. Bush pidió "tolerancia cero" al uso de esteroides en el deporte profesional y no quiso decantarse públicamente a favor de los New England Patriots a pesar de sus simpatías por el quarterback del equipo, Tom Brady, al que había invitado a su discurso sobre el estado de la Unión la semana anterior. El otro equipo era Carolina Panthers, y Carolina del Norte tenía 15 votos electorales.


Bush tenía debilidad por el béisbol (fue mánager general de los Texas Rangers a comienzos de los años noventa) pero tampoco se perdía las retransmisiones de fútbol de los domingos, que acompañaba de unas galletitas saladas que estuvieron a punto de matarle por atragantamiento en 2002. Su equipo favorito, los Houston Texans.




A Bush le sucedió Barack Obama. Hombre de modos afeminados y más dado al baloncesto que al fútbol (le apodaron Barry O'Bomber cuando jugaba al basket en el instituto), Obama no era el Presidente con el que más se identificara el seguidor estándar de los partidos de fútbol americano. No obstante, fue durante sus ocho años de mandato cuando la entrevista previa a la Super Bowl se convirtió en un rito presidencial ineludible en el que poder tratar cada vez más los asuntos políticos candentes.


La entrevista de 2011 generó tanta expectación como el propio partido. Fox Sports se había hecho con los derechos de emisión del evento deportivo y el Presidente demócrata se tuvo que enfrentar a Bill O'Reilly, el presentador más seguido de Fox News, la única cadena de televisión con una línea crítica hacia su administración.


O'Reilly interrogó a Obama acerca de la violencia en
Oriente Medio (la revolución en Egipto, la mayor crisis de política exterior de su Presidencia hasta ese momento), la reforma sanitaria y, por supuesto, el fútbol.


El Presidente se mostró imparcial cuando O'Reilly le pidió posicionarse a favor de uno de los finalistas, los Green Bay Packers o los Pittsburgh Steelers. "Una vez que mis [Chicago] 'Bears' han perdido, no me decanto. Quiero un buen partido".


Obama invitó a O'Reilly a la fiesta de la Casa Blanca con motivo de la Super Bowl. O'Reilly rechazó descortésmente
la invitación: "No quiero arruinarles la fiesta", dijo.


Tanto el Presidente como la Fox ganaron con la entrevista.




Posdata: para entrar en calor en estos días previos a la Super Bowl, en especial si estáis en Fargo, Chicago o Milwaukee sufriendo el frío típico de esta época del año, os dejo un podcast alucinante de nuestros amigos el Reverendo Wilson y Miguel Ángel Muñiz sobre una de las mejores películas de la historia del cine, Cobra, el brazo fuerte de la ley (1986) de George P. Cosmatos. Nada mejor para escapar del feminismo radical y celebrar el valor de la acción del macho americano en la defensa de la libertad americana. ¡A disfrutar!

domingo, 20 de enero de 2019

La mejor manera de anunciar que te presentas a la reelección

29 de enero de 1984. "El Presidente Reagan ha anunciado que buscará la reelección. Más detalles en las Noticias de las once de la noche", se lee en unos rótulos en la franja inferior de la pantalla durante el arranque de la emisión del episodio 15 de la segunda temporada de El coche fantástico, una serie de acción seguida por unos 17 millones de americanos todos los domingos en NBC.


¿Puede haber una combinación más ochentera?




Si bien un año antes todo eran dudas acerca del futuro del septuagenario Presidente, a comienzos de 1984 ya nadie dudaba que buscaría un segundo mandato. Reagan ha esperado a la confirmación de la recuperación económica para aventurarse en una nueva campaña con un telecast de cinco minutos emitido desde el Despacho Oval, previo pago, por las tres cadenas generalistas. Sigue el modelo protocolario utilizado por Dwight Eisenhower en 1956.


Muy distintos serán los modos de Bill Clinton una década después. El Presidente número 42 se verá obligado a aclarar que se presenta a la reelección en una reunión informal con periodistas dos años antes de las elecciones. El motivo, evitar que se extienda el rumor de que los líderes demócratas ya le están buscando sustituto.

martes, 8 de enero de 2019

Los Presidentes, sobre inmigración

3 de octubre de 1965

El Presidente Lyndon B. Johnson firma la Ley de Inmigración y Nacionalidad en Liberty Island, Nueva York. La nueva ley elimina el sistema de cupos nacionales impuesto por la Ley de Inmigración de 1921.


"El proyecto de ley que firmaremos hoy no es un proyecto revolucionario. No afecta a las vidas de millones. No remodelará la estructura de nuestras vidas diarias ni incrementará significativamente nuestra riqueza y poder. Sin embargo, es una de las acciones más importantes de este Congreso y esta administración. Repara un defecto profundo y doloroso en la fábrica de la justicia americana. Corrige un error cruel y duradero en la conducta de la Nación americana", dice el Presidente número 36 de los Estados Unidos.


"El proyecto de ley dice simplemente que, desde este día en adelante, aquellos que deseen inmigrar a América deben ser admitidos de acuerdo con su talento y su estrecha relación con aquellos que ya están aquí. Esta es una prueba simple y es una prueba justa. Aquellos que más puedan contribuir a nuestro país -a su crecimiento, a su fortaleza, a su espíritu- serán los primeros en ser admitidos en este país", proclama Johnson.


"La legitimidad de este estándar es tan evidente que puede que nos asombre que no haya sido aplicado siempre. Pero el hecho es que durante más de cuatro décadas, la política migratoria de los Estados Unidos ha sido malinterpretada y distorsionada por la severa injusticia del sistema de cupos según el origen nacional. Bajo ese sistema, la capacidad de nuevos inmigrantes de venir a América dependía de su país de nacimiento. Solo a tres países se les permitía suministrar el 70 por ciento de todos los inmigrantes. Las familias quedaban separadas porque un marido o una mujer o un niño habían nacido en el lugar equivocado. Se les negaba la entrada a hombres con los talentos y capacidades requeridas porque procedían del Sur o el Este de Europa o de uno de los continentes en desarrollo.


"El sistema violaba el principio básico de la democracia americana, el principio que valora y premia a cada hombre basándose en su mérito como hombre. Ha sido antiamericano en su sentido máximo porque no ha sido fiel a la fe que trajo a miles a estas costas antes incluso de que fuéramos un país. Hoy, con mi firma, este sistema queda abolido"
.





7 de abril de 1980

Cuando los cincuenta rehenes estadounidenses cumplen 156 días de cautiverio en Teherán, el Presidente Jimmy Carter anuncia la ruptura total de relaciones diplomáticas con Irán, que incluye la prohibición de exportaciones a la república islámica de Asia Occidental y la congelación de los fondos iraníes en EEUU, que serán contabilizados para indemnizar a los rehenes cuando sean liberados y pagar las demandas de las empresas estadounidenses contra Irán.


El Presidente también impone
un bloqueo de la inmigración procedente de Irán, denegando nuevos visados a los ciudadanos iraníes y sometiendo a los estudiantes iraníes que ya se encuentran en Estados Unidos a estrictos controles bajo amenaza de ser deportados en caso de cualquier violación de los términos establecidos en sus visados.


"Los pasos que he ordenado hoy son todos necesarios ahora. Otras acciones pueden ser necesarias si estos pasos no producen la rápida liberación de los rehenes", dice Carter en la sala de prensa de la Casa Blanca.





6 de noviembre de 1986

El Presidente Ronald Reagan firma la bipartidista Ley de Reforma y Control de la Inmigración, patrocinada por el Congresista demócrata Romano Mazzoli y el Senador republicano Alan Simpson. La ley tiene tres metas: sancionar a los empleadores de inmigrantes ilegales, incrementar la aplicación de las leyes migratorias y ofrecer una vía de legalización a dos tercios de los cinco millones de indocumentados que hay en el país.


"Nuestro objetivo es solo el de establecer un sistema migratorio razonable, ordenado y seguro sin discriminar de ninguna manera a naciones y personas particulares", declara el Presidente en la ceremonia de la firma en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca, rodeado de legisladores de los dos partidos, entre los que vemos a un joven Chuck Schumer representando al 16º distrito de Nueva York.


"Las futuras generaciones de americanos", dice Reagan, "estarán agradecidas por nuestros esfuerzos para recuperar humanamente el control de nuestras fronteras y con ello preservar el valor de uno de los bienes más sagrados de nuestro pueblo: la ciudadanía estadounidense".





31 de enero de 1990

"Nuestra nación es el sueño imperecedero de todos los inmigrantes que alguna vez pisaron estas costas y los millones que todavía luchan por ser libres. Esta nación, esta idea llamada América, fue y siempre será un nuevo mundo, nuestro nuevo mundo", dice el Presidente George H.W. Bush ante las dos cámaras del Congreso en su discurso sobre el estado de la Unión. La breve referencia a la inmigración se incluye dentro de una reflexión más general sobre el Sueño Americano.





24 de enero de 1995

El Presidente Bill Clinton describe sus planes para abordar el problema de la inmigración ilegal en el discurso sobre el estado de la Unión:


"Todos los americanos, no solo en los estados más afectados sino en cada lugar de este país, están alterados con razón por el gran número de extranjeros ilegales que entran en nuestro país. Los trabajos que ocupan podrían ser ocupados por ciudadanos o inmigrantes legales. Al utilizar los servicios públicos se aprovechan de nuestros contribuyentes. Por ello nuestra administración se ha movido agresivamente para asegurar más nuestras fronteras contratando un número récord de guardias fronterizos, deportando el doble de extranjeros ilegales que nunca antes, tomando medidas contra la contratación ilegal y prohibiendo los beneficios sociales para extranjeros ilegales. En el presupuesto que os presentaré, intentaremos hacer más para acelerar la deportación de extranjeros ilegales que sean arrestados por haber cometido crímenes y para identificar mejor a los extranjeros ilegales en su lugar de trabajo.


"Somos una nación de inmigrantes. Pero también somos una nación de leyes. Está mal y es básicamente contraproducente para una nación de inmigrantes permitir el tipo de abuso de nuestras leyes migratorias que hemos visto en los últimos años, y debemos hacer más por pararlo"
.


Ovación de pie.





15 de mayo de 2006

En un discurso de cerca de veinte minutos emitido en directo desde el Despacho Oval en horario de máxima audiencia, el Presidente George W. Bush anuncia el envío de 6,000 efectivos de la Guardia Nacional a la frontera con México al mismo tiempo que da su apoyo a la controvertida propuesta de otorgar un camino para alcanzar la ciudadanía a los indocumentados que ya se encuentran en Estados Unidos.


"El asunto de la inmigración revuelve
intensas emociones y, en las últimas semanas, los americanos han visto expuestas esas emociones. En las calles de las grandes ciudades, las multitudes han marchado en apoyo de los que están en nuestro país ilegalmente. En nuestra frontera sur, otros se han organizado para impedir entrar a los inmigrantes ilegales. Por todo el país, los americanos intentan reconciliar estas imágenes encontradas. Y en Washington, el debate sobre la inmigración ha llegado a la hora de las decisiones", dice Bush


"Una vez aquí,
los inmigrantes ilegales viven en las sombras de nuestra sociedad. Muchos utilizan documentos falsos para conseguir trabajo, y eso dificulta a los empleadores el verificar si los trabajadores que contratan son legales. La inmigración ilegal pone presión sobre las escuelas públicas y los hospitales; tensa los presupuestos estatales y locales; y trae el crimen a nuestras comunidades. Estos son problemas reales, pero debemos recordar que la inmensa mayoría de los inmigrantes ilegales son personas decentes que trabajan duro, apoyan a sus familias, practican la fe y llevan vidas responsables. Son parte de la vida americana pero están fuera del alcance y la protección de las leyes americanas.


"Somos una nación de leyes y debemos reforzar nuestras leyes. También somos una nación de inmigrantes y debemos mantener esa tradición, que ha fortalecido a nuestro país de muchas maneras. Estos no son objetivos contradictorios. América puede ser un país de leyes y una sociedad acogedora al mismo tiempo. Solucionaremos los problemas creados por la inmigración ilegal y entregaremos un sistema seguro, ordenado y justo. Por lo que apoyo una reforma migratoria amplia que lleve a término cinco objetivos
claros".


Los cinco objetivos propuestos por Bush son:
proteger la frontera; crear un programa de trabajadores temporales que puedan trabajar legalmente durante seis años; facilitar la verificación de la situación de los trabajadores; alcanzar un término medio entre la amnistía y las deportaciones masivas (que "los inmigrantes ilegales que han echado raíces en este país y quieran permanecer deberían pagar una multa significativa por haber quebrantado la ley, pagar sus impuestos, aprender inglés y trabajar durante una serie de años", dice Bush) y honrar la tradición del crisol de culturas.


Con sus palabras, escritas por su habitual redactor de discursos, el teólogo Michael Gerson, el Presidente, ex gobernador del estado con la mayor frontera con México, persigue contentar a los empresarios (que quieren trabajadores baratos) y orientar el voto hispano hacia el GOP, todo ello sin enfadar a las huestes conservadoras contrarias a una amnistía. Un equilibrio casi imposible. El empeño terminará provocando una rebelión en las filas y las bases de su propio partido.





20 de noviembre de 2014

El Presidente Barack Obama anuncia acciones ejecutivas para extender las protecciones contra las deportaciones de inmigrantes indocumentados. Con el pasillo central que se extiende entre la Sala Este y el Comedor de Estado de la Casa Blanca como fondo, Obama dice que le habría gustado llegar a una solución con el Congreso, pero "hasta que eso ocurra, hay medidas que tengo la autoridad legal para tomar como Presidente. Los mismos tipos de medidas adoptadas por presidentes demócratas y republicanos antes que yo y que ayudarán a que nuestro sistema migratorio sea más justo y más adecuado".


"En primer lugar, construiremos sobre nuestro progreso en la frontera con recursos adicionales para nuestras fuerzas del orden público para que puedan detener el flujo de cruces ilegales, y acelerar el retorno de aquellos que crucen.


"En segundo lugar, haré que sea más fácil y más rápido para los inmigrantes altamente cualificados, licenciados y empresarios quedarse y contribuir a nuestra economía, como han propuesto muchos líderes empresariales.


"En tercer lugar, tomaremos medidas para hacer frente de manera responsable a los millones de inmigrantes indocumentados que ya viven en nuestro país"
.


domingo, 6 de enero de 2019

Dos modelos para potenciales candidatos: un resucitado y una estrella ascendente se promocionan en los talk-shows domingueros

Nixon se rehabilita (1966)

La carrera política de Richard Nixon parecía acabada después de dos derrotas electorales (las presidenciales de 1960 y las elecciones a gobernador de California de 1962). Todo empezó a cambiar cuando logró convertir las midterms de 1966 en un combate Nixon vs. Johnson que podía servir como antesala a un mano a mano electoral entre ambos en las presidenciales de 1968.


Con LBJ en horas bajas debido a
la Guerra de Vietnam y los expertos pronosticando ganancias para el Partido Republicano en las elecciones de medio mandato, Nixon recorrió el país sin descanso en el 66 apoyando a candidatos republicanos al Congreso. En la última semana de la campaña obtuvo lo que necesitaba para demostrar que seguía siendo una figura relevante: el Presidente de los Estados Unidos se refirió a él en una rueda de prensa convocada para hablar de las conclusiones de la Conferencia de Manila, en la que EEUU había tratado con las naciones del Pacífico la retirada de las tropas aliadas de Vietnam del Sur si Vietnam del Norte retiraba también sus fuerzas.


Un artículo de opinión de Nixon en el New York Times acusando a la Administración Johnson de dejar que fuera el ejército de Vietnam del Norte el que estableciera los términos de la paz en Indochina fue lo que sacó de sus casillas al inquilino de la Casa Blanca. Johnson respondió desde el atril presidencial calificando a Nixon de "candidato crónico" que solo buscaba reunir apoyos para su carrera política. Nixon le replicó que su apreciación era legítima y que la administración debía responder a las preguntas que le había formulado sobre las negociaciones de Manila. El Presidente había convertido la guerra en un asunto partidista, denunció Nixon.


Dos días antes de las midterms, en una aparición en el programa dominical Issues and Answers (ABC), Nixon tuvo la oportunidad de volver a responder a Johnson en directo ante millones de espectadores. Acusó al Presidente de hacer "demagogia política barata" y dijo sentir lástima por él, incluso cierta comprensión por la realidad que le afectaba en ese momento.


"Le respeto por las grandes energías que dedica a su cargo y mi respeto no ha cambiado por el ataque personal que me ha hecho. Mire, creo que puedo entender que un hombre pueda estar muy, muy cansado y que entonces pueda tener un calentón. Y si un Vicepresidente o un ex Vicepresidente puede estar agotado, un Presidente estaría mucho más cansado después de un viaje como el suyo", dijo Nixon, dirigiéndose directamente a Johnson y comparando su reacción con el calentón que él mismo había tenido cuando le tocó aceptar la derrota en California en el 62.




"Ha sido un año maravilloso para Nixon", escribió el historiador Stephen Ambrose sobre el 66 del ex Vicepresidente. "Se ha recuperado de la humillación de las elecciones a gobernador de California de 1962. A través del trabajo duro, el descaro, la lealtad al Partido Republicano, el trabajo duro, la inteligencia, la audacia, la suerte, el trabajo duro y más suerte, todo coronado por el gran espectáculo del comunicado de Manila, se ha erigido en el líder de la leal oposición y ha ayudado a poner en marcha a las fuerzas políticas que pronto podrían hacer del Partido Republicano el partido dominante, con Nixon como Presidente".


Mary McGrory, columnista de The Washington Star, escribió: "El Presidente Johnson lo ha resucitado bruscamente. Nixon ya no es una sombra de lo que fue. Es un hombre a tener en cuenta en la Casa Blanca y su partido no puede ignorar esta nueva reivindicación. Por sí mismo, como resultado del abofeteo presidencial, Nixon está donde hace una semana dijo que estaba Bobby Kennedy: "en la posición ventajosa"".


Aquella mañana de domingo, Nixon anunció en el plató de Issues and Answers que "después de estas elecciones, voy a tomarme unas vacaciones de la política durante al menos seis meses". Desaparecer medio año regalando el foco a sus potenciales rivales no parecía la decisión más acertada. Pero Nixon sabía lo que hacía. "Sabía la impresión que había causado en 1966. Su batalla en la campaña y su triunfal confrontación con Johnson cayeron bien en el público y aún mejor en su partido. Pero si iniciaba una campaña presidencial en 1967, incluso sin anunciar oficialmente su candidatura, la prensa y el público se cansarían de él y empezarían a buscar una "cara nueva"", explica Pat Buchanan, entonces asesor de Nixon, en su libro The Greatest Comeback (La resurrección más grande). Por eso "no aparecería en el escenario como candidato hasta más de un año después, en el último día para registrarse en la primaria de New Hampshire".



Reagan inicia un largo camino (1968)

Con solo año y medio de experiencia como gobernador y sin haber ocupado ningún otro cargo público con anterioridad, Ronald Reagan planteó una alternativa interesante en la carrera por la nominación presidencial republicana de 1968.


Hoy sabemos que solo diez días después de su elección como gobernador ya se había reunido con dos aliados clave,
Thomas C. Reed y F. Clifton White, para hablar de manera informal de una posible campaña presidencial en 1968. White había organizado el movimiento que llevó a la nominación de Barry Goldwater en 1964 y quería que Reagan fuera el nuevo abanderado de una revolución para transformar el GOP.


Las malas críticas a su primer año como gobernador en California, en especial por los cambios que quería hacer en el MediCal (el programa sanitario estatal para los pobres), podían hacer pensar a Reagan que era
más fácil presentarse a Presidente en 1968 que buscar la reelección en 1970. Así que en otoño e invierno de 1967, el antiguo actor de cine y televisión estuvo en Iowa, Illinois, Wisconsin, Oregon, Washington, Texas, Kentucky, Kansas, Florida y Connecticut difundiendo su mensaje, y ayudó personalmente al comité republicano de Carolina del Sur a pagar una deuda de 40,000 dólares.


No se inscribió en ninguna primaria salvo la de
California, donde era el Hijo Favorito y no tenía competencia. Pero tres estados, Wisconsin, Nebraska y Oregon, inscribían automáticamente a todos los "posibles candidatos" con presencia destacada en las encuestas de opinión, lo que permitió a Reagan competir en esos estados sin necesidad de declararse candidato. Podía pedir que retirasen su nombre pero no lo hizo. Sus seguidores, bajo el nombre Citizens for Reagan (Ciudadanos por Reagan), montaron una operación electoral potente en Oregon con una inversión de 200,000 dólares y el lanzamiento de anuncios en prensa, radio y televisión, incluido un documental en color de media hora. No pudo con el favorito Nixon en ninguno de los tres estados pero quedó segundo en todos, por delante de un candidato declarado, Nelson Rockefeller.


En vistas a una convención donde la gran mayoría de los delegados podía cambiar de preferencia si lo deseaba (en el 68 solo una pequeña parte de los delegados republicanos se elegía en las primarias), y todavía como un candidato extraoficial, Reagan realizó en mayo una gira nacional que le llevó a recorrer
11,000 kilómetros en cinco días. Ofreció discursos en Nueva Orleans, Charlotte, Fort Lauderdale, Miami, Chicago, Columbus y Cleveland en los que atacó los programas de beneficencia de la Gran Sociedad y prometió "echar a patadas al Viet Cong" si fracasaban las negociaciones de paz. También se prodigó en una serie de apariciones en la televisión nacional, como una entrevista en Face The Nation (CBS) a mediados de junio.




"Creo que hay que reconocer que, técnicamente, cualquiera que sea un Hijo Favorito, aunque solo sea un Hijo Favorito en el sentido de dirigir una delegación, técnicamente es un candidato en la convención", respondió Reagan a los entrevistadores de la CBS. Si uno es el candidato de la delegación de su estado, es que "se ha registrado para ser nominado y sería un candidato si el partido decidiera considerarlo como tal", explicó.


Era sabido que el gobernador de California se había reunido poco antes con los jefes de las delegaciones de los estados del Sur y estaba dejando la puerta abierta sin desafiar frontalmente a Nixon pero esperando que el ex Vicepresidente no se hiciera con la nominación en una primera votación.


"Llevo tiempo diciendo que creo que esta va a ser una convención abierta y por eso si los delegados deciden considerar a otro aparte de los candidatos anunciados, así lo harán", dijo Reagan en Face The Nation. No obstante, añadió, "yo he estado haciendo mi trabajo y no he hecho nada para animar o para intentar establecer ninguna organización para promover" una candidatura.


Lo que sí tenía claro es que prefería seguir siendo el adalid de un movimiento nacional todavía por explotar que ir de número dos de otro hombre. "Desde luego NO soy un contendiente para el cargo de Vicepresidente", aclaró al principio de la entrevista.


Oficializó su candidatura durante la convención de agosto. Alcanzó la Presidencia doce años después, en su tercera tentativa.