1 de junio de 1990. Después de la caída del Muro de Berlín, de firmar el fin de la Guerra Fría en la cumbre de Malta (diciembre de 1989), de liquidar la dinámica de bloques y celebrar el nacimiento de un orden Este-Oeste basado en el respeto de los valores comunes y el desarme, el Presidente George H.W. Bush y Mijaíl Gorbachov vuelven a reunirse a finales de primavera de 1990 en una cumbre celebrada en Washington, DC. Firman el primer tratado para la destrucción parcial de los arsenales de armas químicas y biológicas de las dos superpotencias. Bush dice que los acuerdos avanzarán la causa de la paz mundial y Gorbachov invoca las cuatro libertades humanas esenciales descritas medio siglo antes por el Presidente Franklin D. Roosevelt.
En contraste con anteriores cumbres ruso-americanas, Gorbachov llega esta vez a Washington muy presionado por el Comité Central soviético por la pérdida de estados satélite en Europa del Este y la resistencia de las facciones más duras del régimen a la reunificación alemana impulsada por los americanos.
Temiendo que el territorio de Alemania Oriental pase a formar parte de los dominios de la OTAN, el líder soviético propone transformar la OTAN y el Pacto de Varsovia en una estructura de seguridad europea que asuma las funciones de seguridad en el viejo continente. Bush le asegura que EEUU no aprovechará 'unilateralmente' las revoluciones que se están produciendo en Europa del Este para dañar los intereses soviéticos, y que si EEUU mantiene su presencia militar en una Alemania reunificada dentro del marco de la OTAN, esa presencia no se moverá más al Este de su jurisdicción actual (la administración Bush no espera un colapso rápido de la URSS).
Podemos ver aquí a Jesús Hermida en su singular Diario Noche (TVE) narrando en directo la llegada de Gorbachov a la Base Aérea Andrews. Y aquí un anticipo de la cumbre en el Telediario del mediodía.
31 de julio de 1991. Moscú renuncia finalmente a vincular las negociaciones de desarme al abandono por EEUU de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), y Bush y Gorbachov firman en el Kremlin el Tratado sobre Reducción de Armas Estratégicas (START I), una reducción profunda que obliga a EEUU y a la URSS a destruir el 30 por ciento del armamento nuclear intercontinental total. Afecta a misiles balísticos intercontinentales con base terrestre, misiles balísticos con base en submarinos y bombarderos pesados.
La firma de este primer tratado START, unida a las promesas de Gorbachov de acelerar las reformas a cambio de la integración en el sistema financiero internacional, agravará las tensiones entre reformistas y conservadores en el aparato comunista y en el complejo militar-industrial soviético, y conducirán dos semanas después (18 de agosto) a un golpe de estado contra Gorbachov planeado por los duros del partido, el KGB y algunos jefes militares. El golpe terminará fracasando y solo acelerará la disolución de los órganos del poder central y la desintegración de la Unión Soviética.
Las sucesivas proclamaciones de independencia de las repúblicas que constituyen la URSS y la formación de la Comunidad de Estados Independientes por parte de Bielorrusia, Rusia y Ucrania supondrá el fin del estado soviético.
23 de octubre de 1995. Coincidiendo con su visita a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, el Presidente ruso Boris Yeltsin celebra una cumbre con el Presidente Bill Clinton para tratar la conflictiva situación en los Balcanes y la posible ampliación de la OTAN al Este de Europa.
La reunión tiene lugar en la casa natal del Presidente Franklin D. Roosevelt en Hyde Park y da como resultado un principio de acuerdo para la participación de tropas rusas en la misión de paz en Bosnia. En lo que no hay acuerdo todavía es en si la misión debe estar o no bajo el mando de la OTAN, a la que Rusia acusa de haber violado la autoridad del Consejo de Seguridad de la ONU con sus bombardeos sobre Bosnia.
En otro orden de cosas, Clinton y Yeltsin se comprometen a ratificar los tratados de reducción de armas estratégicas firmados entre sus dos países.
No será la cumbre más importante que mantengan a lo largo de los años noventa, pero sí la más recordada por el contagioso ataque de risa del Presidente americano en plena rueda de prensa, cuando Yeltsin, que ha bebido una botella de vino durante la comida y coñac en los postres, ataca a un medio que había pronosticado que la cumbre sería un fracaso.
"Si uno echa un vistazo a las noticias, uno vería que lo que estabais contando es que el encuentro con el Presidente Bill Clinton iba a ser un desastre. Ahora, por primera vez, puedo decirles que son ustedes un desastre", dice el presidente ruso al medio en cuestión. Clinton empieza a partirse el culo.
En el caso de los dos últimos presidentes de un solo mandato, por razones distintas, se ha comprobado el aforismo de que la política exterior no te hace ganar elecciones, pero sí perderlas. Ejemplo del primer caso fue GH Bush, le salió todo redondo. Desmoronamiento del bloque pro-soviético, caída del Muro de Berlín, y el bloque occidental victorioso por autodestrucción del bloque comunista. Pero en la política interna fue un desastre, le explotó la bomba que ya venía avisando desde la crisis de los bonos basura en Wall Street, con una recesión que le terminó de costar la presidencia. El fin de los estímulos fiscales de Reagan por el tremendo déficit aflorado le hizo subir los impuestos y eso no se lo perdonaron ni los suyos ( sobre todo los suyos) más los doce años del GOP le pasaron factura.
ResponderEliminarEn el caso de Carter, el ejemplo fue de perder una presidencia por la política exterior o por lo menos, recibir la puntilla por esta. Y es que salió todo desastrosamente, salvo alguna victoria importante pero aislada como el primer tratado de paz en Oriente Medio con Egipto e Israel, la política exterior fue un desastre. No es que la interior fuera muy bien, aunque también debida a temas externos (crisis del petróleo). Pero no paró de perder batallas incluso con la mayoría demócrata del Congreso, su nula relación con Washington y los grandes medios... Con todo fue el último presidente demócrata con cierto predicamento en el sur y también en ciertos reductos liberales que alababan sus buenas intenciones (si bien el ecologismo-ambientalismo no era tan popular ni en el Oeste en aquellos entonces). Pero el tema de la crisis de los rehenes fue su puntilla. No sé si hubiera ganado las elecciones si en octubre hubieran sido liberados todos. Posiblemente si, posiblemente no, seguramente hubiera presentado mucha más batalla contra Reagan. Pero el fracaso en Irán (gestado por unos servicios secretos que ni olieron la revolución que acabó con el Sha), indicó todo lo malo que te ocasiona una política exterior errática que acabó aburriendo a todos, desde un Vance que dimitió hastiado de Brzinski como las peleas internas de la Administración Carter como de una ciudadanía que no entendía por qué no se conseguía liberar a los rehenes de una vez.
Hola Paco.
ResponderEliminarCarter perdió principalmente por la inflación y los precios de la gasolina. Solo ganó 6 estados. No creo que una derrota tan catastrófica tuviera remedio ni con la liberación de los rehenes. Cosa distinta es si John Anderson no se hubiera presentado. Anderson se llevó mucho voto liberal. Carter tenía un problema grande con la base liberal (la candidatura de Ted Kennedy fue resultado de eso) por muchas cuestiones internas. Los problemas de política exterior solo vinieron a sumarse a lo demás.
A Bush no le vino electoralmente bien el rápido final de la Guerra Fría y el desmoronamiento de la URSS porque el electorado dejó de ver la amenaza exterior y las elecciones de 1992 se convirtieron en las primeras en cuarenta años donde la política exterior no importó absolutamente nada a los votantes. Así que todo aquello sobre lo que Bush había construido su liderazgo presidencial quedó desfasado. Además estaba el problema que citas de la subida de impuestos y el problema con la base conservadora. Lo de tener problemas con tus propias bases ha sido fatal para los tres Presidentes titulares derrotados en los últimos ochenta años (Ford, Carter, Bush Sr.). Donde Bush tenía buena imagen en aquel momento era en el resto del mundo.
Su hijo en cambio ganó la reelección gracias a la política exterior, entre comillas, porque era la política exterior entendida más como seguridad nacional (resultado del 11-S) que como relaciones y compromisos internacionales. El desequilibrio entre las responsabilidades globales del imperio y la capacidad y los recursos de la nación siempre ha generado estrés imperial a los votantes americanos. Sin embargo cuando la acción exterior es debida a una amenaza directa a la seguridad nacional, la cosa cambia. El hundimiento del Maine, Pearl Harbor, la amenaza nuclear soviética, Cuba al otro lado de Florida, el incidente del golfo de Tonkin, el 11-S, etc.