domingo, 17 de diciembre de 2017

Nueva York, Nueva York (II)

24 de marzo de 1980. Estamos en la Nueva York de Fama y Superman II. La deprimida candidatura presidencial de Ted Kennedy lucha por sobrevivir en la primaria demócrata de la Gran Manzana, donde se juega su última baza. En la víspera de las elecciones, sin nada que perder, el senador por Massachusetts visita los estudios del Canal 7 para ser entrevistado por Roger Sharp, el informador en quien los neoyorquinos más confían cuando se trata de sus asuntos locales, y responder a las preguntas de la gente de la calle.

"Creo que los neoyorquinos tienen la oportunidad de marcar una diferencia sumamente importante en la futura dirección de nuestro país", dice Kennedy.

"Por mis viajes por la ciudad de Nueva York y el estado de Nueva York, creo que la gente siente que no ha sido tratada con justicia por esta administración con el anuncio del señor Carter de que habrá importantes recortes. Esta administración se niega a sincerarse con la ciudad de Nueva York y decir dónde se aplicarán esos recortes. Leemos en los periódicos sobre varios cientos de millones de dólares de recortes en educación, servicios sanitarios y transporte público".

A Kennedy eso le parece "típico de esta administración respecto a lo que afecta a Nueva York y las grandes zonas urbanas en los últimos tres años y medio. Creo que necesitamos tener una administración que defienda a las zonas urbanas, que es donde el ochenta por ciento de los estadounidenses o viven o dependen de ello. Y también pienso que la gente de Nueva York cree que debemos tomar fuertes medidas para ocuparnos eficazmente de la economía. Yo estoy a favor de congelar los precios, los tipos de interés, los salarios a todo el mundo y después implementar el tipo de políticas económicas que restauren nuestra economía".




"¡Vamos a por él!", es el grito de guerra de Kennedy al día siguiente, cuando celebra una inesperada victoria por dieciocho puntos (59 por ciento a 41 por ciento) frente al Presidente Carter en la primaria demócrata neoyorquina.

Antes de abandonar el estado, el candidato visita la estación Grand Central entre la Calle 42 y la Avenida Park de Manhattan para saludar y dar las gracias a las personas que viajan cada día en el suburbano de sus hogares al trabajo y que con su apoyo han hecho revivir la campaña del pequeño de los Kennedy.

El análisis postelectoral refleja que Kennedy gana a Carter cuando la economía y los asuntos exteriores pesan más que el carácter de los candidatos. En Nueva York, el senador por Massachusetts ha sabido convertir las elecciones en un referéndum sobre el desempeño de Carter como Presidente. ¿Pero podrá hacerlo en adelante?

"Ahora que la gente va a pensar más en él como un posible Presidente, en Wisconsin y en estados posteriores no se conformarán con un referéndum sobre Carter porque hay una elección real, Carter o Kennedy", declara el Vicegobernador de Nueva York Mario Cuomo, quien actúa como portavoz del equipo de Carter en Nueva York.

"Como se le considera un posible ganador, se le volverá a comparar con Carter. Y cuando lo vuelves a comparar, vuelve a convertirse en un perdedor", sentencia Cuomo.

Los estadounidenses volverán a posar su atención en la imperfecta personalidad de Kennedy y recordarán que no confían en él, quiere decir Cuomo.

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