Primera incursión de El Donald en un debate presidencial

6 de agosto, 2015. "Son las 9 de la noche en la Costa Este y ha llegado el momento de la verdad. Bienvenidos a la noche del primer debate de la campaña presidencial de 2016, en directo desde el 'Quicken Loans Arena' de Cleveland, Ohio", anuncia la presentadora Megyn Kelly.

"En menos de un año, en este mismo pabellón, uno de estos candidatos aceptará la nominación del Partido Republicano", agrega el co-presentador Bret Baier.

24 millones de espectadores sintonizan Fox News. Es el debate de primarias más visto de la historia (solo 3.2 millones de espectadores vieron el primer debate de las primarias de cuatro años antes).

El hombre de negocios Donald Trump, 69 años, sin experiencia previa en política, convertido en la sensación del verano tras su ruidosa irrupción en la campaña presidencial, se sitúa en el centro del escenario rodeado de tres senadores, tres gobernadores, un hijo y hermano de Presidentes, un distinguido con la Medalla Presidencial de la Libertad y un antiguo ganador del caucus de Iowa.

Primera pregunta de la noche: "Caballeros, sabemos lo mucho que les gustan las preguntas de alzar la mano. Así que les prometemos que esta es la única de esta noche, la única. ¿Hay alguien en el escenario, y puedo ver las manos, que no esté dispuesto esta noche a dar su palabra de que apoyará al eventual nominado del Partido Republicano y prometer que no lanzará una campaña independiente contra esa persona?", pregunta Baier. "Esperamos que levanten la mano. Levanten la mano ahora los que no hagan esa promesa esta noche".

Solo Trump levanta la mano. El público, simpatizantes republicanos, abuchea su osadía.

Unos minutos después, Kelly formula la primera pregunta directa para el magnate neoyorquino. "Señor Trump, una de las cosas que la gente adora de usted es que dice lo que piensa y no utiliza el filtro de un político. Sin embargo, eso tiene su lado negativo, en especial cuando se trata de mujeres. Usted ha llamado a las mujeres que no le gustan "cerdas gordas, perras, guarras y animales repugnantes"".

Es sencillamente el peor arranque imaginable para un candidato en un debate.