viernes, 29 de diciembre de 2017
"Usted no suena como un hombre joven"
Ronald Reagan hace campaña en un instituto de Cedar Rapids, Iowa el 17 de noviembre de 1979. (Foto: The Gazette)
En Rendezvous with Destiny (Una cita con el destino), Craig Shirley ofrece una detallada crónica de unas seiscientas páginas de la campaña que hizo a Ronald Reagan, subestimado en todo momento, Presidente en 1980.
Un pasaje del libro en el que nos encontramos con la edad del candidato como una maldición para la campaña:
"Los tiburones de la prensa nacional olieron la sangre en el agua. Empezaron a utilizar palabras como "senilidad" y "ranciedad" cuando describían a Reagan. Los reporteros cuestionaron el "vigor" de Reagan y sarcásticamente apodaron Ponce de León a su avión de campaña por el explorador que buscó en vano la fuente de la juventud. En el avión, Reagan a veces paseaba por la sección de prensa para bromear con los reporteros con que todavía estaba despierto o ponerse en el interfono y anunciar "una fiesta disco de cuatro horas cuando aterricemos". Pero estaban más interesados en cortar en pedazos a Reagan que en mover el esqueleto.
"Reagan les estaba diciendo a los reporteros que era "prudentemente optimista" sobre el resultado en Iowa. Esto nada tenía que ver con la arrogancia de su equipo solo unas semanas antes. Era un mal momento.
"Dos semanas antes del 21 de enero, la campaña de Reagan tuvo la brillante idea de que Reagan debería volver a su vieja emisora de radio, WHO, para una comparecencia. WHO no era una empresa familiar; era un canal de 50,000 vatios de emisión en abierto. El problema fue que Reagan llamó desde Nueva York, lo que lo puso en una situación desfavorable. Llamó con quince minutos de retraso, lo que empeoró más las cosas. Reagan había esperado un chollo de entrevista con la presentadora de la mañana, Susan Bray, pero ella lanzó un pelotazo intimidatorio tras otro al candidato."¿Por qué no ha hecho más campaña en Iowa? ¿Por qué no vino al debate republicano de Iowa? ¿Por qué actúa como un ermitaño? ¿Intenta conservar fuerzas?"
"Si eso no era suficiente, un iowano llamó y le dijo a Reagan, "Usted no suena como un hombre joven". En los quince minutos con Reagan ausente, los oyentes fueron obsequiados con anuncios a favor de Gerge Bush ("Vamos hasta el final", gritaba Bush en el anuncio) y Bob Dole. Durante la desastrosa entrevista de Reagan, pasaron un anuncio de una revista con artículos sobre cómo recuperar "la potencia en los hombres que ya no tienen vida sexual" junto con "diez maneras de volverse más saludable mientras envejece". El embarazoso programa provocó un vendabal de risas en los cuarteles de los otros candidatos republicanos.
"A la escucha del fracaso total, un asesor de Reagan agitó su cabeza y masculló el viejo chiste conservador, "Es un complot comunista"".
Se puede leer el libro aquí.
"El futuro era todavía desconocido"
John F. Kennedy y Richard Nixon atienden las indicaciones de Don Hewitt, el productor-director del primer debate televisado, en 1960. (Foto: CBS)
The Making of the President, 1960 (Cómo se hace el Presidente, 1960) de Theodore H. White es un examen sin precedentes de una campaña presindencial, desde las primeras aspiraciones de siete candidatos hasta la elección de John F. Kennedy.
Un breve pasaje sobre las negociaciones para establecer cómo iban a ser los primeros debates de unas elecciones generales en televisión:
"El futuro era todavía desconocido cuando los representantes de los dos candidatos y los portavoces de las cadenas de televisión se reunieron por primera vez en septiembre en el Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York para discutir las condiciones y las circunstancias de los debates. A la fecha, cada una de las dos principales cadenas había ofrecido ocho horas de tiempo gratuito a la campaña, y la tercera había ofrecido tres horas, haciendo un total de diecinueve horas de emisión nacional, valorada en 2 millones de dólares; también habían dejado claro a los candidatos que esto no era un tiempo "regalado" sino un tiempo en el cual ellos, las cadenas, tenían la intención de ejercer un control editorial para asegurar el máximo interés de la audiencia.
"A fuego lento, en las conversaciones, los debates tomaron forma -un panel manejado por cuatro interlocutores de la prensa; sin notas; dignidad salvaguardada; declaraciones iniciales de ocho minutos de cada candidato en el primer debate y en el último debate; respuestas de dos minutos y medio a las preguntas-. Los negociadores de Nixon pelearon por limitar el número de debates. Sentían que su hombre era el maestro del formato y un debate de muerte súbita podía eliminar a Kennedy en una vuelta. Veían la insistencia de los negociadores de Kennedy en tener la máxima cantidad posible de debates como una debilidad. ("Si no tuvieran miedo", dijo un asesor de Nixon, "¿por qué no habrían de estar dispuestos a apostarlo todo a un único programa?") Los negociadores de Kennedy insistieron en tener al menos cinco debates, luego aceptaron reducirlos a cuatro. ("Cada vez que tengamos a esos dos hombres en pantalla uno al lado del otro", dijo J. Leonard Reinsch, el experto de Kennedy en televisión, "nosotros vamos a ganar y él va a perder".)
"Todo quedó dispuesto para mediados de septiembre. Habría cuatro debates -el 26 de septiembre, el 7 de octubre, el 13 de octubre y el 21 de octubre-. El primero lo produciría CBS en Chicago, el segundo NBC en Washington, el tercero ABC en Nueva York y Los Angeles y el cuarto otra vez ABC en Nueva York".
Se puede leer el libro aquí.
"El mejor de los de segunda categoría"
La portada de The New York Times informa de la inesperada nominación de Warren Harding el 13 de junio de 1920.
Con 1920: The Year of the Six Presidents (1920: El Año de los Seis Presidentes), un libro del historiador David Pietrusza, nos trasladamos a unas elecciones presidenciales en las que de una u otra manera se cruzan los caminos de un Presidente (Woodrow Wilson), un ex Presidente (Teddy Roosevelt) y cuatro futuros Presidentes (Warren Harding, Calvin Coolidge, Herbert Hoover y Franklin Delano Roosevelt).
Un breve pasaje que nos sitúa en la convención republicana:
"Los encuentros y reuniones se materializaron por doquier. Es posible que la historia recuerde una sola trastienda, pero hubo docenas de reuniones -en habitaciones, en pasillos, en rincones en la parte de atrás-.
"Hubo una habitación que todos recordaban: el cuartel del Coronel George Harvey en el Hotel Blackstone -Habitación 404-.
"Harvey ahora odiaba a Wilson. Sus revistas, 'La Crítica Norteamericana' y 'El Semanario de Harvey' (su nueva revista tras haberse retirado de 'El Semanario de Harper') mantuvieron un ruidoso y constante empecinamiento contra la Liga de Naciones, y ahora el pródigo demócrata Harvey aparecía en una convención republicana para ayudar a hundir el legado de su desagradecido protegido.
"Pasada la medianoche del viernes, un montón de senadores republicanos marcharon hasta la Habitación 404 - Lodge, Watson, Brandegee, Smoot, Moses, Borah, Medill McCormick de Illinois, Charles Curtis de Kansas, James W. Wadsworth y William M. Calder de Nueva York, Selden Spencer de Missouri, Lawrence C. Phipps de Colorado, Joseph S. Frelinghuysen de New Jersey, los dos ex senadores de Massachusetts, Crane y Weeks, e incluso el jefe de la campaña de Lowden, Alvin Tobias ("Tobe") Hert-.
"La reunión, o más bien la serie de reuniones -para los participantes que iban y venían sin plazo establecido, sin nadie que presidiera realmente (aunque Lodge era su espíritu guía)- no se centraron tanto en seleccionar a un candidato sino en eliminarlos uno a uno. Lowden y Wood se habían anulado el uno al otro. Johnson y La Follette eran simplemente imposibles. Borah no era mucho mejor. Lodge y Philander Knox eran demasiado viejos. Lodge no podía soportar a Coolidge. Hoover ni siquiera era un republicano; Johnson y la vieja guardia saldrían huyendo si Hoover era nominado. Watson era demasiado conservador. Pritchard, Sutherland y Poindexter eran ridículos. Los sindicatos odiaban al Gobernador Allen. Sproul, Knox y Coolidge eran de estados que iban a ser para los republicanos de todas maneras. El Coronel Harvey quería al presidente del Comité Nacional Republicano Will Hays, pero Hays nunca había ocupado un cargo público, y, salvo que fueras un General, la Presidencia normalmente no era un cargo de nivel principiante.
"Eso, señaló Lodge, te deja con Warren Harding. ¿Y quién podía no estar de acuerdo? "No hay nadie de primera categoría este año", observó Frank Brandegee de Connecticut; "esto no es 1880 o 1904. No tenemos a ningún John Sherman o Theodore Roosevelt. Tenemos a muchos de segunda categoría, y Warren Harding es el mejor de los de segunda categoría"".
Se puede leer el libro aquí.
martes, 26 de diciembre de 2017
"Dejad a Trump ser Trump"
Corey Lewandowski espera mientras Donald Trump pronuncia un discurso en New Hampshire en los inicios de su campaña presidencial, en 2015. (Foto: Jon Hill)
En Let Trump Be Trump (Dejad a Trump ser Trump), Corey Lewandowski (el primer campaign manager) y David Bossie (el número tres de la campaña en la recta final de las elecciones) cuentan los entresijos de la campaña presidencial de Donald Trump.
Un pasaje del libro en el que Lewandowski describe cómo el candidato salva su campaña del libreto de los consultores del establishment:
"Paul Manafort había forjado alianzas estratégicas con miembros de la familia Trump. En abril, semanas antes de la convención, voló a Florida a encontrarse con miembros del Comité Nacional Republicano. Allí les dijo que todo lo que Trump había dicho hasta ese momento era una comedia -y él iba a enseñarles al verdadero Donald Trump de ahora en adelante-. Paul Manafort iba a cambiar a Donald Trump.
"Mientras estábamos volando, dirigiéndonos hacia Delaware, alguien -creo que fue Ann Coulter- tuiteó que Trump no debería salir más en televisión, que no debería aparecer en los programas dominicales. Y que desde ahora Manafort haría todos los programas. Porque él era el jodido experto, ¿vale? No Trump, quien ya había revolucionado toda la campaña de primarias.
"Así que estábamos en el helicóptero y Hope [Hicks] le dijo a Trump: "He rechazado todas las solicitudes de los programas dominicales".
""¡¿Qué?!", gritó el jefe. "¿Sin preguntármelo?"
""Sí, señor", dijo Hope. "Paul ha dicho que no te quiere en la televisión".
"Trump se puso hecho una furia. Todavía estábamos sobre el área metropolitana de Nueva York, donde hay línea telefónica si vuelas a baja altitud.
""¡Baja más abajo!", gritó Trump al piloto. "Tengo que hacer una llamada".
"Se comunicó por teléfono con Manafort, "¿Has dicho que no debería salir en televisión el domingo?" Manafort apenas podía escucharlo por el ruido del motor del helicóptero. Pero Trump le dijo, "¡Saldré en televisión las puñeteras veces que quiera y tú no dirás una maldita palabra más sobre mí! ¿Bajar el tono? ¡Quiero subirlo! ¡No quiero bajar el tono en nada! Te seguí la corriente con tus gráficos de delegados, pero he tenido suficiente".
"Aterrizamos el helicóptero en el helipuerto y nos metimos en el coche. Yo estaba en la parte trasera del coche, con Trump junto a mí en el lado del acompañante. Llamó a Paul y lo volvió a masacrar por completo verbalmente. Me gustaría haberlo grabado porque fue uno de los mayores derribos de la historia del mundo.
""¿Eres un profesional de las campañas? Deja que te diga algo. Yo soy un profesional de la vida. He andado por ahí un par de veces. Conozco a tipos como tú, con tu pelo y tu piel..."".
Se puede leer el libro aquí.
martes, 19 de diciembre de 2017
Infomerciales del primer lunes de noviembre
1 de noviembre de 1976
7 de noviembre de 1988
Más infomerciales de víspera electoral: Eisenhower '52, Eisenhower '56, Johnson '64, Nixon '72, McGovern '72, Reagan '80, Reagan '84.
"Optimistas respecto a América" (Ford '76)
"Pregunte a Jimmy Carter" (Carter '76)
7 de noviembre de 1988
"Un líder con experiencia para el futuro de América" (Bush '88)
"La mejor América está por llegar" (Dukakis '88)
Más infomerciales de víspera electoral: Eisenhower '52, Eisenhower '56, Johnson '64, Nixon '72, McGovern '72, Reagan '80, Reagan '84.
lunes, 18 de diciembre de 2017
¿Cree que tiene madera de Presidente?
20 de enero de 2010. Menos de 24 horas después de su impactante victoria en la elección especial para ocupar el escaño del fallecido Ted Kennedy en el Senado por el estado de Massachusetts, el republicano Scott Brown, un semidesconocido de 50 años, es interrogado sobre sus ambiciones presidenciales.
REPORTERO: "Barack Obama o JFK empezaron a mirar a la Casa Blanca el día que fueron elegidos para el Senado. ¿Cree que tiene madera de Presidente?".
SENADOR ELECTO BROWN: "Escuche, no quiero ser irrespetuoso. Pero no he dormido nada. Ni siquiera he aterrizado en Washington todavía. No quiero decir que esa sea una pregunta estúpida, pero estoy tan agradecido por el apoyo que he recibido de todos... Esas son las personas a las que voy a representar y pensar en algo mayor... Estoy honrado de estar en esta posición. Si me hubieran dicho cuando crecía que un niño con una madre que vivía de las ayudas sociales y con unos padres con problemas matrimoniales, con problemas mientras crecía... que un tipo...".
¡Ya está haciendo campaña!
REPORTERO: "Barack Obama o JFK empezaron a mirar a la Casa Blanca el día que fueron elegidos para el Senado. ¿Cree que tiene madera de Presidente?".
SENADOR ELECTO BROWN: "Escuche, no quiero ser irrespetuoso. Pero no he dormido nada. Ni siquiera he aterrizado en Washington todavía. No quiero decir que esa sea una pregunta estúpida, pero estoy tan agradecido por el apoyo que he recibido de todos... Esas son las personas a las que voy a representar y pensar en algo mayor... Estoy honrado de estar en esta posición. Si me hubieran dicho cuando crecía que un niño con una madre que vivía de las ayudas sociales y con unos padres con problemas matrimoniales, con problemas mientras crecía... que un tipo...".
¡Ya está haciendo campaña!
domingo, 17 de diciembre de 2017
Nueva York, Nueva York (II)
24 de marzo de 1980. Estamos en la Nueva York de Fama y Superman II. La deprimida candidatura presidencial de Ted Kennedy lucha por sobrevivir en la primaria demócrata de la Gran Manzana, donde se juega su última baza. En la víspera de las elecciones, sin nada que perder, el senador por Massachusetts visita los estudios del Canal 7 para ser entrevistado por Roger Sharp, el informador en quien los neoyorquinos más confían cuando se trata de sus asuntos locales, y responder a las preguntas de la gente de la calle.
"Creo que los neoyorquinos tienen la oportunidad de marcar una diferencia sumamente importante en la futura dirección de nuestro país", dice Kennedy.
"Por mis viajes por la ciudad de Nueva York y el estado de Nueva York, creo que la gente siente que no ha sido tratada con justicia por esta administración con el anuncio del señor Carter de que habrá importantes recortes. Esta administración se niega a sincerarse con la ciudad de Nueva York y decir dónde se aplicarán esos recortes. Leemos en los periódicos sobre varios cientos de millones de dólares de recortes en educación, servicios sanitarios y transporte público".
A Kennedy eso le parece "típico de esta administración respecto a lo que afecta a Nueva York y las grandes zonas urbanas en los últimos tres años y medio. Creo que necesitamos tener una administración que defienda a las zonas urbanas, que es donde el ochenta por ciento de los estadounidenses o viven o dependen de ello. Y también pienso que la gente de Nueva York cree que debemos tomar fuertes medidas para ocuparnos eficazmente de la economía. Yo estoy a favor de congelar los precios, los tipos de interés, los salarios a todo el mundo y después implementar el tipo de políticas económicas que restauren nuestra economía".
"¡Vamos a por él!", es el grito de guerra de Kennedy al día siguiente, cuando celebra una inesperada victoria por dieciocho puntos (59 por ciento a 41 por ciento) frente al Presidente Carter en la primaria demócrata neoyorquina.
Antes de abandonar el estado, el candidato visita la estación Grand Central entre la Calle 42 y la Avenida Park de Manhattan para saludar y dar las gracias a las personas que viajan cada día en el suburbano de sus hogares al trabajo y que con su apoyo han hecho revivir la campaña del pequeño de los Kennedy.
El análisis postelectoral refleja que Kennedy gana a Carter cuando la economía y los asuntos exteriores pesan más que el carácter de los candidatos. En Nueva York, el senador por Massachusetts ha sabido convertir las elecciones en un referéndum sobre el desempeño de Carter como Presidente. ¿Pero podrá hacerlo en adelante?
"Ahora que la gente va a pensar más en él como un posible Presidente, en Wisconsin y en estados posteriores no se conformarán con un referéndum sobre Carter porque hay una elección real, Carter o Kennedy", declara el Vicegobernador de Nueva York Mario Cuomo, quien actúa como portavoz del equipo de Carter en Nueva York.
"Como se le considera un posible ganador, se le volverá a comparar con Carter. Y cuando lo vuelves a comparar, vuelve a convertirse en un perdedor", sentencia Cuomo.
Los estadounidenses volverán a posar su atención en la imperfecta personalidad de Kennedy y recordarán que no confían en él, quiere decir Cuomo.
"Creo que los neoyorquinos tienen la oportunidad de marcar una diferencia sumamente importante en la futura dirección de nuestro país", dice Kennedy.
"Por mis viajes por la ciudad de Nueva York y el estado de Nueva York, creo que la gente siente que no ha sido tratada con justicia por esta administración con el anuncio del señor Carter de que habrá importantes recortes. Esta administración se niega a sincerarse con la ciudad de Nueva York y decir dónde se aplicarán esos recortes. Leemos en los periódicos sobre varios cientos de millones de dólares de recortes en educación, servicios sanitarios y transporte público".
A Kennedy eso le parece "típico de esta administración respecto a lo que afecta a Nueva York y las grandes zonas urbanas en los últimos tres años y medio. Creo que necesitamos tener una administración que defienda a las zonas urbanas, que es donde el ochenta por ciento de los estadounidenses o viven o dependen de ello. Y también pienso que la gente de Nueva York cree que debemos tomar fuertes medidas para ocuparnos eficazmente de la economía. Yo estoy a favor de congelar los precios, los tipos de interés, los salarios a todo el mundo y después implementar el tipo de políticas económicas que restauren nuestra economía".
"¡Vamos a por él!", es el grito de guerra de Kennedy al día siguiente, cuando celebra una inesperada victoria por dieciocho puntos (59 por ciento a 41 por ciento) frente al Presidente Carter en la primaria demócrata neoyorquina.
Antes de abandonar el estado, el candidato visita la estación Grand Central entre la Calle 42 y la Avenida Park de Manhattan para saludar y dar las gracias a las personas que viajan cada día en el suburbano de sus hogares al trabajo y que con su apoyo han hecho revivir la campaña del pequeño de los Kennedy.
El análisis postelectoral refleja que Kennedy gana a Carter cuando la economía y los asuntos exteriores pesan más que el carácter de los candidatos. En Nueva York, el senador por Massachusetts ha sabido convertir las elecciones en un referéndum sobre el desempeño de Carter como Presidente. ¿Pero podrá hacerlo en adelante?
"Ahora que la gente va a pensar más en él como un posible Presidente, en Wisconsin y en estados posteriores no se conformarán con un referéndum sobre Carter porque hay una elección real, Carter o Kennedy", declara el Vicegobernador de Nueva York Mario Cuomo, quien actúa como portavoz del equipo de Carter en Nueva York.
"Como se le considera un posible ganador, se le volverá a comparar con Carter. Y cuando lo vuelves a comparar, vuelve a convertirse en un perdedor", sentencia Cuomo.
Los estadounidenses volverán a posar su atención en la imperfecta personalidad de Kennedy y recordarán que no confían en él, quiere decir Cuomo.
Nueva York, Nueva York
2 de abril de 1992. Nightline (ABC) cubre una jornada de campaña de los candidatos presidenciales demócratas, el Gobernador de Arkansas Bill Clinton y el ex Gobernador de California Jerry Brown, en la recta final de la decisiva y exigente primaria de Nueva York, donde ambos se acribillarán mutuamente en los próximos días "para ganancia política del Presidente Bush", coinciden los expertos. Un balance de situación, aquí.
"Hacer campaña al cargo de Presidente de los Estados Unidos es un proceso tan agotador y a veces incluso humillante que hay momentos en que te preguntas por qué cualquier ser humano racional se sometería a sí mismo a esos niveles de castigo", dice Ted Koppel a modo de introducción del reportaje de veinticinco minutos.
"Los candidatos demócratas meten el cuerpo en la ciudad más correosa de la nación y hemos estado con ellos en cada paso del camino".
7 de abril de 1992. Noche electoral y día después en Nueva York. Titulares de NBC: "Bill Clinton es el gran ganador esta noche en Nueva York, en la primaria que tenía que ganar. Jerry Brown está en dificultades después de Nueva York, pero promete seguir con su campaña insurgente. Y Paul Tsongas, ¿volverá a entrar en la competición?".
"Hacer campaña al cargo de Presidente de los Estados Unidos es un proceso tan agotador y a veces incluso humillante que hay momentos en que te preguntas por qué cualquier ser humano racional se sometería a sí mismo a esos niveles de castigo", dice Ted Koppel a modo de introducción del reportaje de veinticinco minutos.
"Los candidatos demócratas meten el cuerpo en la ciudad más correosa de la nación y hemos estado con ellos en cada paso del camino".
7 de abril de 1992. Noche electoral y día después en Nueva York. Titulares de NBC: "Bill Clinton es el gran ganador esta noche en Nueva York, en la primaria que tenía que ganar. Jerry Brown está en dificultades después de Nueva York, pero promete seguir con su campaña insurgente. Y Paul Tsongas, ¿volverá a entrar en la competición?".
viernes, 15 de diciembre de 2017
El Presidente se tambalea
22 de septiembre de 1979. Es una mañana de sábado. Estados Unidos cierra un verano de pesadilla dominado por la escasez de gasolina y las imágenes de los automóviles haciendo cola para abastecer el tanque de combustible y de los responsables de las estaciones de servicio defendiendo la llave del surtidor. La noche anterior, los estadounidenses han seguido con atención desde sus salas de estar el estreno de la tercera temporada de Dallas en el prime time de CBS. My Sharona de The Knack lleva cinco semanas consecutivas como el sencillo más vendido y todos siguen hablando de las películas Alien, el octavo pasajero y Terror en Amityville. El Presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, con una campaña de elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina, pasa el fin de semana en Camp David.
Incitado por sus asesores de comunicación, ávidos de instantáneas que muestren a un Presidente en plena forma, Carter decide participar en una dura carrera en el Monte Catoctin de Maryland. Carter perteneció al equipo de atletismo de campo a través de la Academia Naval de Annapolis cuando era un veinteañero, pero hace solo un año que retomó el hábito de correr después de dos décadas sin hacerlo. Se les olvidó decirle que a punto de cumplir 55 años se lo tomara con calma.
"Subiendo con demasiada fuerza, intentando locamente superarse y dejar atrás a corredores mucho mejores, el Presidente empezó a tambalearse", describe un reportero de la revista People.
"El Presidente estaba de los primeros entre los 897 corredores. La mayoría de los de su edad y condiciones se habían situado más atrás. Recorrida más de la mitad de la carrera, era obvio que el señor Carter iba al límite", cuentan las crónicas de televisión. "Luego empezó a respirar con dificultad. Su médico personal, William Lucash corría a su lado y le dijo que ya era suficiente. El señor Carter insistió en continuar hasta la colina. Sin embargo, necesitó la ayuda de dos hombres del Servicio Secreto. Finalmente, se rindió. Momentos después, el Presidente fue conducido a Camp David".
"Sin la ayuda del Servicio Secreto, se habría caído", comenta Paul Liebler, un productor de CBS que corría junto al Presidente. "No se podía aguantar de pie, su boca colgaba abierta, gemía y sus ojos tenían una mirada acristalada. Fue escalofriante".
Leemos en la revista People que durante el traslado a Camp David, "la Sala de Situaciones de la Casa Blanca alertó al Consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski de una posibilidad nefasta: que el Presidente estaba sufriendo un ataque al corazón y que podría tener que ser evacuado inmediatamente a un hospital. En Camp David, el doctor Lucash trató a Carter con una suero intravenoso, lo envolvió en toallas húmedas para refrescarlo y le practicó un electrocardiograma. Resultó que el Presidente sufría un golpe de calor o insolación, un problema muy común entre los corredores. La alerta fue cancelada antes incluso de que el Vicepresidente Walter Mondale fuera avisado".
El episodio, captado por las cámaras de televisión y emitido una y otra vez en la pequeña pantalla con zoom para que se vea mejor, ocurre en medio de crecientes rumores de que el Senador Ted Kennedy se estaría preparando para desafiar al Presidente Carter en las primarias demócratas y alimenta la percepción ya extendida de que el comandante en jefe es un hombre débil.
Incitado por sus asesores de comunicación, ávidos de instantáneas que muestren a un Presidente en plena forma, Carter decide participar en una dura carrera en el Monte Catoctin de Maryland. Carter perteneció al equipo de atletismo de campo a través de la Academia Naval de Annapolis cuando era un veinteañero, pero hace solo un año que retomó el hábito de correr después de dos décadas sin hacerlo. Se les olvidó decirle que a punto de cumplir 55 años se lo tomara con calma.
"Subiendo con demasiada fuerza, intentando locamente superarse y dejar atrás a corredores mucho mejores, el Presidente empezó a tambalearse", describe un reportero de la revista People.
"El Presidente estaba de los primeros entre los 897 corredores. La mayoría de los de su edad y condiciones se habían situado más atrás. Recorrida más de la mitad de la carrera, era obvio que el señor Carter iba al límite", cuentan las crónicas de televisión. "Luego empezó a respirar con dificultad. Su médico personal, William Lucash corría a su lado y le dijo que ya era suficiente. El señor Carter insistió en continuar hasta la colina. Sin embargo, necesitó la ayuda de dos hombres del Servicio Secreto. Finalmente, se rindió. Momentos después, el Presidente fue conducido a Camp David".
"Sin la ayuda del Servicio Secreto, se habría caído", comenta Paul Liebler, un productor de CBS que corría junto al Presidente. "No se podía aguantar de pie, su boca colgaba abierta, gemía y sus ojos tenían una mirada acristalada. Fue escalofriante".
Leemos en la revista People que durante el traslado a Camp David, "la Sala de Situaciones de la Casa Blanca alertó al Consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski de una posibilidad nefasta: que el Presidente estaba sufriendo un ataque al corazón y que podría tener que ser evacuado inmediatamente a un hospital. En Camp David, el doctor Lucash trató a Carter con una suero intravenoso, lo envolvió en toallas húmedas para refrescarlo y le practicó un electrocardiograma. Resultó que el Presidente sufría un golpe de calor o insolación, un problema muy común entre los corredores. La alerta fue cancelada antes incluso de que el Vicepresidente Walter Mondale fuera avisado".
El episodio, captado por las cámaras de televisión y emitido una y otra vez en la pequeña pantalla con zoom para que se vea mejor, ocurre en medio de crecientes rumores de que el Senador Ted Kennedy se estaría preparando para desafiar al Presidente Carter en las primarias demócratas y alimenta la percepción ya extendida de que el comandante en jefe es un hombre débil.
jueves, 14 de diciembre de 2017
Príncipes Borbones visitan la Casa Blanca
1971
Don Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias y Battenberg y Orleans y Austria y Borbón-Dos Sicilias y Sajonia-Coburgo-Gotha y Orleans y Borbón y Austria y von Hauke y Mecklemburgo-Schwerin visita la Casa Blanca.
El Príncipe de España, de 33 años, recibe el tratamiento propio de un jefe de Estado, con alojamiento en la Blair House (residencia reservada para visitas de Estado), ceremonia de bienvenida en el Jardín Sur de la Casa Blanca, ocasión fotográfica en el balcón del Pórtico Sur y una reunión de una hora y cuarto de duración con el Presidente en el Despacho Oval con la sola presencia de los embajadores Robert Hill y Jaime Argüelles. Y por la noche, cena de gala en el Comedor de Estado de la Casa Blanca.
La oposición democrática española critica el tratamiento porque cree que refuerza al régimen autoritario de Francisco Franco y valida al príncipe como su sucesor en la jefatura del estado español, siendo su padre el verdadero titular de los derechos dinásticos.
1987
Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y Borbón-Dos Sicilias y Hannover y Battenberg y Hohenzollern y Orleans y Hohenzollern y Austria y Romanov y Borbón-Dos Sicilias y Sajonia-Altenburgo visita la Casa Blanca.
El Príncipe de Asturias, de 19 años, ha concluido en EEUU un crucero de instrucción a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano y se presenta en el Despacho Oval vestido con el uniforme blanco de la guardia marina. El encuentro entre el Presidente y el guapo y tímido hijo del Rey de España dura ocho minutos y es puramente protocolario.
Don Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias y Battenberg y Orleans y Austria y Borbón-Dos Sicilias y Sajonia-Coburgo-Gotha y Orleans y Borbón y Austria y von Hauke y Mecklemburgo-Schwerin visita la Casa Blanca.
El Príncipe de España, de 33 años, recibe el tratamiento propio de un jefe de Estado, con alojamiento en la Blair House (residencia reservada para visitas de Estado), ceremonia de bienvenida en el Jardín Sur de la Casa Blanca, ocasión fotográfica en el balcón del Pórtico Sur y una reunión de una hora y cuarto de duración con el Presidente en el Despacho Oval con la sola presencia de los embajadores Robert Hill y Jaime Argüelles. Y por la noche, cena de gala en el Comedor de Estado de la Casa Blanca.
La oposición democrática española critica el tratamiento porque cree que refuerza al régimen autoritario de Francisco Franco y valida al príncipe como su sucesor en la jefatura del estado español, siendo su padre el verdadero titular de los derechos dinásticos.
Reportaje más completo de Televisión Española, aquí.
1987
Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg y Borbón-Dos Sicilias y Hannover y Battenberg y Hohenzollern y Orleans y Hohenzollern y Austria y Romanov y Borbón-Dos Sicilias y Sajonia-Altenburgo visita la Casa Blanca.
El Príncipe de Asturias, de 19 años, ha concluido en EEUU un crucero de instrucción a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano y se presenta en el Despacho Oval vestido con el uniforme blanco de la guardia marina. El encuentro entre el Presidente y el guapo y tímido hijo del Rey de España dura ocho minutos y es puramente protocolario.
Primeros pasos en política (II)
"En las elecciones a gobernador de Arkansas, una de las elecciones a gobernador más disputadas del país, CBS News calcula ahora que, cuando todo esté dicho, el demócrata Bill Clinton habrá derrotado a Frank White, el gobernador republicano titular de Arkansas, y el hombre que sustituyó a Clinton" en 1980, informa Dan Rather en CBS durante la cobertura de las elecciones de medio mandato de 1982. "Clinton, un antiguo becario Rhodes, parece que recupera el gobierno de Arkansas para los demócratas".
Es la segunda vez desde la Reconstrucción que un gobernador titular es derrotado en Arkansas, habiendo sido Clinton el primero en 1980. En aquella ocasión, el establecimiento de un impopular impuesto a los vehículos de motor y la acogida de miles de problemáticos refugiados cubanos a petición de la administración Carter durante la crisis del puerto de Mariel truncaron las aspiraciones reeleccionistas de Clinton.
Esta vez, decidido a recuperar a toda costa lo que perdió, el joven político demócrata de 36 años ha abandonado el progresismo moderado que el republicano Winthrop Rockefeller, el primer gobernador liberal de Arkansas, empezó a implementar en el estado en los años sesenta y ha abrazado una línea más conservadora que refleja a nivel regional el sentimiento nacional del momento. Consciente de que la economía es la preocupación número uno de los votantes de Arkansas, Clinton ha hecho de las promesas de creación de empleo el asunto central de su programa y ha hablado mucho del incremento de las tarifas de servicios. Para no mojarse en si hay que subir o no los impuestos, ha defendido la convocatoria de una consulta popular para conocer la preferencia de los votantes en la materia. Y en lo referente a la ley y el orden, se ha expresado a favor de penas más duras y menos conmutaciones.
En la noche electoral de las midterms de 1994, la CNN conecta con Austin para escuchar las primeras palabras del Gobernador electo de Texas George W. Bush.
"Levantando el pulgar y exhibiendo la sonrisa de la victoria. Él va a ser el próximo gobernador de Texas, ha derrotado a la titular demócrata Ann Richards", cuenta Bernard Shaw.
"Su padre, el ex Presidente George Herbert Walker Bush, era un manojo de nervios anoche, según su hijo Jeb. Las elecciones de Florida muestran al demócrata titular Lawton Chiles por delante, así que el ex Presidente aparentemente puede llegar a la conclusión de que al menos uno de sus dos hijos en competición ha ganado esta noche", dice Shaw.
"Aquello que los texanos pueden soñar es lo que los texanos pueden hacer", dice el hijo mayor del ex Presidente mientras celebra el resultado de las elecciones con sus seguidores.
Inicialmente considerado un perdedor seguro frente a una Richards que en el ecuador de su mandato era la gobernadora más popular desde John Connally, Bush, de 48 años, ha ejecutado una campaña competente y controlada, manteniendo a sus famosos padres fuera del foco para demostrar su independencia, acusando a Richards de ser "la defensora del status quo" y concentrándose en tres o cuatro grandes temas: la reforma educativa, la reforma de la asistencia social, impuestos más bajos y más mano dura contra el crimen.
¿Por qué Bush decidió apostar por el plato más difícil del menú electoral en lugar de presentarse, por ejemplo, a la mucho más ganable elección especial al Senado un año antes?
"Por una razón, porque llevaba tiempo interesado en la política y sentía que era bueno en ello; también, dirigir el equipo de los Texas Rangers le otorgó confianza en que estaba mejor equipado para un cargo ejecutivo que para uno legislativo", explicará su estratega electoral, Karl Rove, en sus memorias. "Cuando su padre fue derrotado en 1992, el hijo se hizo su propia reputación en Texas como el propietario de los Rangers que se llevaba bien con los fans y que había ayudado a construir un espléndido campo de béisbol en Arlington. Pero ni siquiera eso era suficiente para impulsar a George W. Bush a presentarse a gobernador. Necesitaba un tema y una oportunidad. Consiguió ambas cosas cuando la Gobernadora Richards fracasó en política educativa".
Es la segunda vez desde la Reconstrucción que un gobernador titular es derrotado en Arkansas, habiendo sido Clinton el primero en 1980. En aquella ocasión, el establecimiento de un impopular impuesto a los vehículos de motor y la acogida de miles de problemáticos refugiados cubanos a petición de la administración Carter durante la crisis del puerto de Mariel truncaron las aspiraciones reeleccionistas de Clinton.
Esta vez, decidido a recuperar a toda costa lo que perdió, el joven político demócrata de 36 años ha abandonado el progresismo moderado que el republicano Winthrop Rockefeller, el primer gobernador liberal de Arkansas, empezó a implementar en el estado en los años sesenta y ha abrazado una línea más conservadora que refleja a nivel regional el sentimiento nacional del momento. Consciente de que la economía es la preocupación número uno de los votantes de Arkansas, Clinton ha hecho de las promesas de creación de empleo el asunto central de su programa y ha hablado mucho del incremento de las tarifas de servicios. Para no mojarse en si hay que subir o no los impuestos, ha defendido la convocatoria de una consulta popular para conocer la preferencia de los votantes en la materia. Y en lo referente a la ley y el orden, se ha expresado a favor de penas más duras y menos conmutaciones.
En la noche electoral de las midterms de 1994, la CNN conecta con Austin para escuchar las primeras palabras del Gobernador electo de Texas George W. Bush.
"Levantando el pulgar y exhibiendo la sonrisa de la victoria. Él va a ser el próximo gobernador de Texas, ha derrotado a la titular demócrata Ann Richards", cuenta Bernard Shaw.
"Su padre, el ex Presidente George Herbert Walker Bush, era un manojo de nervios anoche, según su hijo Jeb. Las elecciones de Florida muestran al demócrata titular Lawton Chiles por delante, así que el ex Presidente aparentemente puede llegar a la conclusión de que al menos uno de sus dos hijos en competición ha ganado esta noche", dice Shaw.
"Aquello que los texanos pueden soñar es lo que los texanos pueden hacer", dice el hijo mayor del ex Presidente mientras celebra el resultado de las elecciones con sus seguidores.
Inicialmente considerado un perdedor seguro frente a una Richards que en el ecuador de su mandato era la gobernadora más popular desde John Connally, Bush, de 48 años, ha ejecutado una campaña competente y controlada, manteniendo a sus famosos padres fuera del foco para demostrar su independencia, acusando a Richards de ser "la defensora del status quo" y concentrándose en tres o cuatro grandes temas: la reforma educativa, la reforma de la asistencia social, impuestos más bajos y más mano dura contra el crimen.
¿Por qué Bush decidió apostar por el plato más difícil del menú electoral en lugar de presentarse, por ejemplo, a la mucho más ganable elección especial al Senado un año antes?
"Por una razón, porque llevaba tiempo interesado en la política y sentía que era bueno en ello; también, dirigir el equipo de los Texas Rangers le otorgó confianza en que estaba mejor equipado para un cargo ejecutivo que para uno legislativo", explicará su estratega electoral, Karl Rove, en sus memorias. "Cuando su padre fue derrotado en 1992, el hijo se hizo su propia reputación en Texas como el propietario de los Rangers que se llevaba bien con los fans y que había ayudado a construir un espléndido campo de béisbol en Arlington. Pero ni siquiera eso era suficiente para impulsar a George W. Bush a presentarse a gobernador. Necesitaba un tema y una oportunidad. Consiguió ambas cosas cuando la Gobernadora Richards fracasó en política educativa".
miércoles, 13 de diciembre de 2017
Primeros pasos en política
En los años setenta, coincidiendo con la pérdida de confianza de los votantes en la vigente clase política después del Watergate, los baby-boomers, generación que dará al menos tres Presidentes, empiezan a presentarse a cargos políticos por toda la nación.
Uno de ellos es Bill Clinton, un desconocido profesor de Derecho de la Universidad de Arkansas de 28 años que en 1974 aspira a derrotar al Congresista republicano John Paul Hammerschmidt. El 3º Distrito de Arkansas, que abarca las encantadoras ciudades de Bentonville, Fayetteville, Springdale y Fort Smith, es tan conservador que ningún demócrata importante busca el escaño. El desconocido veinteañero aprovecha el hueco para darse a conocer con un mensaje cercano al pueblo: "El pueblo americano tiene un sentimiento general de indefensión ante la burocracia federal, que es inflexible, distante e irresponsable".
Arkansas es un páramo en la política nacional de los años setenta, frecuentemente clasificado como uno de los estados más pobres y con peor nivel de educación del país. No es el lugar idóneo para empezar para alguien que busca hacerse un nombre en la política nacional a largo plazo, pero puede ser un buen lugar para empezar a experimentar.
Clinton lanza anuncios de televisión que hoy en día podrían ser perfectamente carne de una serie o película satírica en clave de comedia sobre un político oportunista. Los spots muestran al joven arkansano, educado en Georgetown, Oxford y Yale, tomándose una Coca-Cola sentado en una banqueta con dos lugareños o conversando con votantes apoyado en un surtidor de gasolina y en un tractor, mientras suena una cancioncilla rústica elogiando al candidato:
"Si pagas demasiado por los frijoles y las verduras y si has olvidado lo que significa carne de cerdo y bistec, hay un colega aquí al que deberías escuchar. Bill Clinton está preparado, también está harto. Él es muy como yo, él es muy como tú. Bill Clinton quiere conseguir resultados. Así que vamos a enviarlo a Washington".
Otro de los baby-boomer que trata de abrirse paso en la política en los años setenta es George W. Bush, un treintañero de pelo ondulado con un apellido estelar que opera una pequeña compañía de exploración petrolera en Texas. En 1978, el hijo del ex director de la CIA y ex presidente del Comité Nacional Republicano, George H.W. Bush, se presenta al Congreso por el 19º Distrito de Texas, que incluye las ciudades de Big Spring, Abilene y Lubbock y ha estado representado por políticos demócratas desde su creación.
"Si me presento, seré el más elegible. Totalmente. No tengo dudas. En un mercado mediático grande como Texas, tener un nombre conocido es importante. Yo lo tengo", es la máxima con la que el joven Bush se hace con la nominación republicana.
Pero valerse del apellido para hacer carrera política lejos de los centros de poder de Austin o Washington, DC también puede tener efectos contraproducentes. ¿Se siente parte de una dinastía política?, le preguntan a menudo. "Eso implica que heredas algo", responde él. "No me da miedo el trabajo duro. El concepto de dinastía simplemente no existe. Si quieres decir tradición política, entonces sí".
En las elecciones generales, su oponente demócrata, Kent Hance, pinta a Bush como un señorito que no está en contacto con las inquietudes y aspiraciones de los texanos rurales del 19º Distrito debido a sus raíces familiares en Connecticut y Nueva York y su paso por Harvard y Yale.
Para contrarrestar las críticas, Bush dice que no aceptará que "Gobernadores Reagan, Presidentes Ford, George Bushes o John Connallys", figuras republicanas nacionales, vengan al Oeste de Texas a hacer campaña a su favor porque quiere que los votantes se concentren solo en el candidato.
Los dos, Clinton y Bush, pierden aquellas elecciones.
Uno de ellos es Bill Clinton, un desconocido profesor de Derecho de la Universidad de Arkansas de 28 años que en 1974 aspira a derrotar al Congresista republicano John Paul Hammerschmidt. El 3º Distrito de Arkansas, que abarca las encantadoras ciudades de Bentonville, Fayetteville, Springdale y Fort Smith, es tan conservador que ningún demócrata importante busca el escaño. El desconocido veinteañero aprovecha el hueco para darse a conocer con un mensaje cercano al pueblo: "El pueblo americano tiene un sentimiento general de indefensión ante la burocracia federal, que es inflexible, distante e irresponsable".
Arkansas es un páramo en la política nacional de los años setenta, frecuentemente clasificado como uno de los estados más pobres y con peor nivel de educación del país. No es el lugar idóneo para empezar para alguien que busca hacerse un nombre en la política nacional a largo plazo, pero puede ser un buen lugar para empezar a experimentar.
Clinton lanza anuncios de televisión que hoy en día podrían ser perfectamente carne de una serie o película satírica en clave de comedia sobre un político oportunista. Los spots muestran al joven arkansano, educado en Georgetown, Oxford y Yale, tomándose una Coca-Cola sentado en una banqueta con dos lugareños o conversando con votantes apoyado en un surtidor de gasolina y en un tractor, mientras suena una cancioncilla rústica elogiando al candidato:
"Si pagas demasiado por los frijoles y las verduras y si has olvidado lo que significa carne de cerdo y bistec, hay un colega aquí al que deberías escuchar. Bill Clinton está preparado, también está harto. Él es muy como yo, él es muy como tú. Bill Clinton quiere conseguir resultados. Así que vamos a enviarlo a Washington".
Otro de los baby-boomer que trata de abrirse paso en la política en los años setenta es George W. Bush, un treintañero de pelo ondulado con un apellido estelar que opera una pequeña compañía de exploración petrolera en Texas. En 1978, el hijo del ex director de la CIA y ex presidente del Comité Nacional Republicano, George H.W. Bush, se presenta al Congreso por el 19º Distrito de Texas, que incluye las ciudades de Big Spring, Abilene y Lubbock y ha estado representado por políticos demócratas desde su creación.
"Si me presento, seré el más elegible. Totalmente. No tengo dudas. En un mercado mediático grande como Texas, tener un nombre conocido es importante. Yo lo tengo", es la máxima con la que el joven Bush se hace con la nominación republicana.
Pero valerse del apellido para hacer carrera política lejos de los centros de poder de Austin o Washington, DC también puede tener efectos contraproducentes. ¿Se siente parte de una dinastía política?, le preguntan a menudo. "Eso implica que heredas algo", responde él. "No me da miedo el trabajo duro. El concepto de dinastía simplemente no existe. Si quieres decir tradición política, entonces sí".
En las elecciones generales, su oponente demócrata, Kent Hance, pinta a Bush como un señorito que no está en contacto con las inquietudes y aspiraciones de los texanos rurales del 19º Distrito debido a sus raíces familiares en Connecticut y Nueva York y su paso por Harvard y Yale.
Para contrarrestar las críticas, Bush dice que no aceptará que "Gobernadores Reagan, Presidentes Ford, George Bushes o John Connallys", figuras republicanas nacionales, vengan al Oeste de Texas a hacer campaña a su favor porque quiere que los votantes se concentren solo en el candidato.
Los dos, Clinton y Bush, pierden aquellas elecciones.
martes, 12 de diciembre de 2017
Atendiendo a la prensa en el Despacho Oval
Tras seguir acompañado de su equipo y con la máxima atención la votación del Senado a altas horas de la noche, el Presidente Ronald Reagan comenta en el Despacho Oval la aprobación (52 votos a favor y 48 en contra) de la venta de sistemas de alerta y control aerotransportado a Arabia Saudí el 28 de octubre de 1981.
El Presidente Reagan convoca a los reporteros en el Despacho Oval para comentar la actualidad doméstica e internacional el 5 de abril de 1982. Un posible encuentro con el líder soviético Leónidas Breznev está sobre la mesa.
El Presidente George H.W. Bush atiende a los reporteros en el Despacho Oval tras conocerse la apertura del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
El 28 de noviembre de 1989, pocos días después de la caída del Muro, el Presidente Bush vuelve a atender a la prensa en el Despacho Oval para comentar sus impresiones antes de viajar a la Cumbre de Malta, donde se encontrará con el líder soviético Mijaíl Gorbachov.
El Presidente Reagan convoca a los reporteros en el Despacho Oval para comentar la actualidad doméstica e internacional el 5 de abril de 1982. Un posible encuentro con el líder soviético Leónidas Breznev está sobre la mesa.
El Presidente George H.W. Bush atiende a los reporteros en el Despacho Oval tras conocerse la apertura del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.
El 28 de noviembre de 1989, pocos días después de la caída del Muro, el Presidente Bush vuelve a atender a la prensa en el Despacho Oval para comentar sus impresiones antes de viajar a la Cumbre de Malta, donde se encontrará con el líder soviético Mijaíl Gorbachov.
La dura hora de la retirada (VII)
26 de enero de 2000. Un pobre resultado en el caucus de Iowa lleva a Orrin Hatch a abandonar la carrera presidencial republicana y apoyar al favorito George W. Bush.
"He hecho campaña arduamente y los resultados fueron inmediatos. Un mes después de mi anuncio pasé al puesto número nueve. Unas pocas semanas después era el número ocho, y luego subí al número siete y luego, en un mes, era el número seis. Algunos criticones pueden decir que esto es porque Lamar, Liddy y Pat se retiraron, pero me gustaba la tendencia", bromea Hatch.
"Creo que el Gobernador Bush es el único que puede unir al partido y recuperar la Casa Blanca para nosotros", dice. "Pienso que tiene la capacidad para hacer eso. Ahora que yo estoy fuera, pienso que el Gobernador Bush es la única persona que puede conseguir resultados".
"Me gusta el hecho de que pueda conseguir un consenso bipartidista", destaca. "Pienso que tenemos que tener eso en este país y sin duda en nuestro partido. No podemos simplemente tomar un programa estrecho para unas pocas personas en este país. Tenemos que ser para todos".
El senador por Utah, de 66 años, nunca había manifestado ambiciones presidenciales en su cerca de un cuarto de siglo en el Senado, por lo que su entrada en la competición el año pasado fue una sorpresa para todos. Hatch explicó que pretendía ser una especie de copia de seguridad para el partido ante la falta de experiencia de Bush en la política nacional; si el gobernador de Texas perdía fuelle, argumentó Hatch, el partido necesitaría inmediatamente una alternativa creíble, y él creía ser ese hombre.
El veterano político mormón concentró su campaña en la reforma de la seguridad social y el Medicare, pero carecía de una organización o de una maquinaria para recaudar fondos y, aparte de los mormones, no tenía una base de partidarios clara.
Intentando encontrar una causa para su última posición en el caucus de Iowa, Hatch culpa a su entrada tardía en la campaña. "Entré demasiado tarde. Me arrepiento de no haber entrado antes. Creo que eso habría hecho la diferencia. Para ser honestos, la mayoría de los republicanos no estaban ya disponibles en ese momento. No creo que pueda hacerse en una campaña de seis meses. Creo que lo he demostrado".
4 de febrero de 2000. Gary Bauer anuncia su retirada de la carrera presidencial tras quedar en un humillante quinto puesto en la primaria republicana de New Hampshire (por detrás de John McCain, Bush, Steve Forbes y hasta Alan Keyes). Su tremenda caída del escenario mientras intentaba darle la vuelta a una tortita en Manchester ha sido demoledora en las urnas.
Este hijo de conserje de 53 años, experto en temas de familia y educación, que trabajó en el Ala Oeste de la Casa Blanca durante la Presidencia de Ronald Reagan, hizo de la oposición al aborto y de la reforma educativa los temas centrales de su campaña y atrajo la atención del público y de los medios por atacar a Bush en los debates presidenciales.
Bauer dice que los candidatos que quedan en la competición deberían tomar el testigo en las causas que él ha defendido.
"No voy a apoyar a nadie hasta que vea que uno de esos candidatos se acerca a los asuntos que he descrito", asegura. "Casi todos mis competidores sugieren que ellos también defienden estas ideas, pero como señalé en los debates, la trampa está en los detalles".
10 de febrero de 2000. El magnate editorial Steve Forbes da por terminada su segunda aventura presidencial tras haber invertido 66 millones de dólares de su cuenta corriente y haber dedicado años a hacer campaña. El detonante ha sido su mal resultado en la primaria de Delaware, donde en 1996 salió ganador.
A diferencia de la vez anterior, Forbes construyó esta vez una considerable organización electoral, gastando cientos de miles de dólares en la contratación de algunos de los mejores consultores y activistas del país, como Brent Bozell, Richard Viguerie, Morton Blackwell y Ken Blackwell. Empezó con un prometedor segundo puesto en el caucus de Iowa, pero pronto se hizo evidente que aquel sería el valor máximo que alcanzaría.
El candidato de la reforma fiscal y la reforma de la seguridad social cree que ha ayudado a dar forma al programa republicano del futuro a pesar de haber reunido a un grupo de seguidores muy pequeño debido a su escaso talento para hacer campaña.
"Como dijo una vez mi padre cuando perdió unas elecciones a gobernador de New Jersey: nos hemos encontrado con una goleada. Pero no me arrepiento de nada y vosotros tampoco deberíais, porque juntos hemos transformado la agenda pública, el paisaje político. Juntos hemos creado una nueva agenda conservadora y esa agenda sucederá. Recordad lo que os digo", dice Forbes en su despedida.
"Tenemos nuevamente la oportunidad de crear un ambiente aquí en casa y alrededor del mundo donde nuestros valores hundan sus raíces en un suelo que antes era estéril y hostil. Pero no va a ocurrir si las buenas personas no trabajan para hacer que ocurra", dice.
La retirada de Forbes convierte la próxima primaria, la de Carolina del Sur, en un mano a mano entre Bush y McCain.
9 de marzo de 2000. John McCain suspende su campaña presidencial y pide a la nación que continúe la cruzada que él inició para conseguir una reforma de la financiación de las campañas electorales. Con una campaña que empezó como una aventura quijotesca contra el hijo del último Presidente republicano, y que creció gracias al acceso total que concedió a la prensa, el ya ex candidato ha cosechado más de cinco millones de votos y 244 delegados.
McCain, de 63 años, ha estado las últimas 48 horas reunido con sus principales asesores analizando los resultados del Súper Martes y ha concluido que es virtualmente imposible para él ganar la nominación presidencial republicana.
El senador por Arizona perdió nueve de las trece primarias del Súper Martes, incluidas las de California, Nueva York y Ohio, estados ricos en delegados. Sus cuatro victorias en el día grande se limitaron a la región de Nueva Inglaterra: Massachusetts, Rhode Island, Connecticut y Vermont. Los expertos atribuyeron su flojo desempeño el Súper Martes a que se desvió de su tema central (la reforma electoral) y se enredó en una estéril pelea con los grupos conservadores evangélicos.
McCain explica que, por si acaso, no disolverá de forma definitiva su campaña mientras Bush no alcance los 1,034 delegados necesarios para asegurar la nominación. Pero rechaza las peticiones de algunos de sus seguidores para concurrir a las elecciones generales como candidato independiente.
"Amo a mi partido, es mi hogar", dice McCain en una declaración al aire libre en Sedona, Arizona con las rocas rojas coronadas de nieve al fondo.
"El nuestro es el partido de Lincoln, Roosevelt y Reagan", dice. "Esa es buena compañía para cualquier americano".
"Pero", añade, "también estoy dedicado a la necesaria causa de la reforma y nunca renunciaré a una lucha por lo que sé que es lo correcto y justo para nuestro país. Como dije durante la campaña, lo que es bueno para mi país es bueno para mi partido. Si nuestro partido alguna vez abandona este principio, el pueblo americano nos abandonará con razón y nos perderemos en la neblina de la historia sin merecernos la lealtad de nadie".
Alison Mitchell, de The New York Times, hace balance de la campaña de McCain: Parto y deceso del 'Expreso de la Franqueza', de riesgo en riesgo.
"He hecho campaña arduamente y los resultados fueron inmediatos. Un mes después de mi anuncio pasé al puesto número nueve. Unas pocas semanas después era el número ocho, y luego subí al número siete y luego, en un mes, era el número seis. Algunos criticones pueden decir que esto es porque Lamar, Liddy y Pat se retiraron, pero me gustaba la tendencia", bromea Hatch.
"Creo que el Gobernador Bush es el único que puede unir al partido y recuperar la Casa Blanca para nosotros", dice. "Pienso que tiene la capacidad para hacer eso. Ahora que yo estoy fuera, pienso que el Gobernador Bush es la única persona que puede conseguir resultados".
"Me gusta el hecho de que pueda conseguir un consenso bipartidista", destaca. "Pienso que tenemos que tener eso en este país y sin duda en nuestro partido. No podemos simplemente tomar un programa estrecho para unas pocas personas en este país. Tenemos que ser para todos".
El senador por Utah, de 66 años, nunca había manifestado ambiciones presidenciales en su cerca de un cuarto de siglo en el Senado, por lo que su entrada en la competición el año pasado fue una sorpresa para todos. Hatch explicó que pretendía ser una especie de copia de seguridad para el partido ante la falta de experiencia de Bush en la política nacional; si el gobernador de Texas perdía fuelle, argumentó Hatch, el partido necesitaría inmediatamente una alternativa creíble, y él creía ser ese hombre.
El veterano político mormón concentró su campaña en la reforma de la seguridad social y el Medicare, pero carecía de una organización o de una maquinaria para recaudar fondos y, aparte de los mormones, no tenía una base de partidarios clara.
Intentando encontrar una causa para su última posición en el caucus de Iowa, Hatch culpa a su entrada tardía en la campaña. "Entré demasiado tarde. Me arrepiento de no haber entrado antes. Creo que eso habría hecho la diferencia. Para ser honestos, la mayoría de los republicanos no estaban ya disponibles en ese momento. No creo que pueda hacerse en una campaña de seis meses. Creo que lo he demostrado".
4 de febrero de 2000. Gary Bauer anuncia su retirada de la carrera presidencial tras quedar en un humillante quinto puesto en la primaria republicana de New Hampshire (por detrás de John McCain, Bush, Steve Forbes y hasta Alan Keyes). Su tremenda caída del escenario mientras intentaba darle la vuelta a una tortita en Manchester ha sido demoledora en las urnas.
Este hijo de conserje de 53 años, experto en temas de familia y educación, que trabajó en el Ala Oeste de la Casa Blanca durante la Presidencia de Ronald Reagan, hizo de la oposición al aborto y de la reforma educativa los temas centrales de su campaña y atrajo la atención del público y de los medios por atacar a Bush en los debates presidenciales.
Bauer dice que los candidatos que quedan en la competición deberían tomar el testigo en las causas que él ha defendido.
"No voy a apoyar a nadie hasta que vea que uno de esos candidatos se acerca a los asuntos que he descrito", asegura. "Casi todos mis competidores sugieren que ellos también defienden estas ideas, pero como señalé en los debates, la trampa está en los detalles".
10 de febrero de 2000. El magnate editorial Steve Forbes da por terminada su segunda aventura presidencial tras haber invertido 66 millones de dólares de su cuenta corriente y haber dedicado años a hacer campaña. El detonante ha sido su mal resultado en la primaria de Delaware, donde en 1996 salió ganador.
A diferencia de la vez anterior, Forbes construyó esta vez una considerable organización electoral, gastando cientos de miles de dólares en la contratación de algunos de los mejores consultores y activistas del país, como Brent Bozell, Richard Viguerie, Morton Blackwell y Ken Blackwell. Empezó con un prometedor segundo puesto en el caucus de Iowa, pero pronto se hizo evidente que aquel sería el valor máximo que alcanzaría.
El candidato de la reforma fiscal y la reforma de la seguridad social cree que ha ayudado a dar forma al programa republicano del futuro a pesar de haber reunido a un grupo de seguidores muy pequeño debido a su escaso talento para hacer campaña.
"Como dijo una vez mi padre cuando perdió unas elecciones a gobernador de New Jersey: nos hemos encontrado con una goleada. Pero no me arrepiento de nada y vosotros tampoco deberíais, porque juntos hemos transformado la agenda pública, el paisaje político. Juntos hemos creado una nueva agenda conservadora y esa agenda sucederá. Recordad lo que os digo", dice Forbes en su despedida.
"Tenemos nuevamente la oportunidad de crear un ambiente aquí en casa y alrededor del mundo donde nuestros valores hundan sus raíces en un suelo que antes era estéril y hostil. Pero no va a ocurrir si las buenas personas no trabajan para hacer que ocurra", dice.
La retirada de Forbes convierte la próxima primaria, la de Carolina del Sur, en un mano a mano entre Bush y McCain.
9 de marzo de 2000. John McCain suspende su campaña presidencial y pide a la nación que continúe la cruzada que él inició para conseguir una reforma de la financiación de las campañas electorales. Con una campaña que empezó como una aventura quijotesca contra el hijo del último Presidente republicano, y que creció gracias al acceso total que concedió a la prensa, el ya ex candidato ha cosechado más de cinco millones de votos y 244 delegados.
McCain, de 63 años, ha estado las últimas 48 horas reunido con sus principales asesores analizando los resultados del Súper Martes y ha concluido que es virtualmente imposible para él ganar la nominación presidencial republicana.
El senador por Arizona perdió nueve de las trece primarias del Súper Martes, incluidas las de California, Nueva York y Ohio, estados ricos en delegados. Sus cuatro victorias en el día grande se limitaron a la región de Nueva Inglaterra: Massachusetts, Rhode Island, Connecticut y Vermont. Los expertos atribuyeron su flojo desempeño el Súper Martes a que se desvió de su tema central (la reforma electoral) y se enredó en una estéril pelea con los grupos conservadores evangélicos.
McCain explica que, por si acaso, no disolverá de forma definitiva su campaña mientras Bush no alcance los 1,034 delegados necesarios para asegurar la nominación. Pero rechaza las peticiones de algunos de sus seguidores para concurrir a las elecciones generales como candidato independiente.
"Amo a mi partido, es mi hogar", dice McCain en una declaración al aire libre en Sedona, Arizona con las rocas rojas coronadas de nieve al fondo.
"El nuestro es el partido de Lincoln, Roosevelt y Reagan", dice. "Esa es buena compañía para cualquier americano".
"Pero", añade, "también estoy dedicado a la necesaria causa de la reforma y nunca renunciaré a una lucha por lo que sé que es lo correcto y justo para nuestro país. Como dije durante la campaña, lo que es bueno para mi país es bueno para mi partido. Si nuestro partido alguna vez abandona este principio, el pueblo americano nos abandonará con razón y nos perderemos en la neblina de la historia sin merecernos la lealtad de nadie".
Alison Mitchell, de The New York Times, hace balance de la campaña de McCain: Parto y deceso del 'Expreso de la Franqueza', de riesgo en riesgo.
lunes, 11 de diciembre de 2017
La dura hora de la retirada (VI)
13 de julio de 1999. Incapaz de ganar terreno en la carrera presidencial republicana, en la que entró en enero, y seis meses antes de la celebración de ninguna primaria o caucus, Bob Smith anuncia que abandona el Partido Republicano para buscar la nominación presidencial de un partido residual, el Partido de los Contribuyentes.
El senador por New Hampshire renuncia a competir en las primarias republicanas por considerar que el GOP no es ya lo suficientemente conservador en su defensa del derecho a portar armas o en su oposición al aborto y al despliegue de tropas estadounidenses bajo la dirección de organismos internacionales. Smith considera que el partido ha dejado a los conservadores encerrados bajo llave dentro de un único partido de republicanos y demócratas moderados.
En un emotivo discurso de cerca de una hora que pronuncia desde su escaño en el Senado, Smith denuncia que los líderes del partido están poniendo en peligro sus principios uniéndose demasiado rápido a la campaña de George W. Bush.
"Esto no es un partido", dice Smith. "Tal vez sea un partido [party, fiesta] en el sentido de vestir sombreros y soplar silbatos. Pero no es un partido que signifique nada".
"Quiero un partido que defienda algo", dice. "He llegado a darme cuenta de que el Partido Republicano está más interesado en ganar elecciones que en apoyar principios. El programa republicano es un documento sin propósito".
16 de agosto de 1999. Citando su pobre resultado en el sondeo de paja de Ames, Iowa, donde quedó sexto, Lamar Alexander comunica que renuncia a buscar la nominación presidencial republicana.
"He hecho campaña con la idea de que debería haber competencia", dice el ex gobernador de Tennessee en el Capitolio de Nashville, el mismo lugar donde anunció su candidatura hace medio año. "Mi corazón me dice que siga y también lo hacen muchas llamadas telefónicas que he recibido esta mañana, pero en realidad no hay una manera realista de hacerlo".
Hace cuatro años, montó una campaña respetable que recaudó 18 millones de dólares. Esta vez, el político tennessiano de 59 años no ha pasado de los 2.5 millones de dólares a pesar de ser más conocido que entonces.
Alexander expresa su frustración en una conversación telefónica con Richard Lerke, reportero de The New York Times. "Las prisas por dictaminar un ganador combinadas con el límite de 1,000 dólares por donación hacen que sea virtualmente imposible presentarse para cualquiera excepto para los ricos y famosos", dice. "Así que podemos esperar unas elecciones entre Donald Trump y el último ganador de la lotería Powerball".
"Llamaba a la gente y me decían, 'Leo en el periódico de la mañana que George Bush ya ha sido elegido y tú no tienes posibilidades. Así que me es imposible recaudar dinero para ti'", cuenta resignado.
Alexander no apoyará a nadie de momento. "Es difícil. Los más cualificados son el Senador McCain, el Vicepresidente Quayle y el Senador Hatch", dice.
27 de septiembre de 1999. Dan Quayle abandona la carrera presidencial republicana tras llegar a la conclusión de que no puede competir con la gigante campaña de George W. Bush.
"Hay momentos para permanecer y hay momentos para plegarse. Hay momentos para saber cuándo dejar el escenario. Por consiguiente, hoy anuncio que no seré más candidato a Presidente de los Estados Unidos", dice el ex Vicepresidente de EEUU en una rueda de prensa en Phoenix, Arizona, donde reside actualmente.
"Me enfrentaba a una campaña donde el favorito tendría hasta 100 millones de dólares para gastar, y una concentración de primarias sin precedentes al principio hacía que la tarea de ganar la nominación de mi partido fuese casi imposible para mí", explica.
Quayle promete trabajar para unir el Partido Republicano y dice que apoyará al nominado. "Quiero ver a los republicanos volver a hacerse con la Casa Blanca", dice. "Es hora de que restauremos el honor, la dignidad y la decencia en el Despacho Oval".
Su prematura salida de la competición, que se suma a las de Bob Smith, John Kasich y Lamar Alexander, incrementará la presión sobre las finanzas y la salud política de otros candidatos que parecen muy pequeños para hacer frente a Bush. El gobernador de Texas ha recaudado más de 50 millones de dólares en los primeros meses de su campaña, cinco veces más que cualquiera de sus rivales. Quayle, por contra, está endeudado desde el mismo día que anunció su intención de presentarse.
El ex Vicepresidente, de 52 años, nunca ha dejado de ser un candidato de segundo nivel en las encuestas de Iowa y New Hampshire, lejos de los dos candidatos que más atención están generando, George W. Bush y Elizabeth Dole. No obstante, su abandono beneficia a Bush en Iowa porque Quayle es muy popular entre los conservadores sociales y religiosos, a los que ahora solo les queda un candidato menor, el activista Gary Bauer, como alternativa a Bush.
Su ausencia también puede alterar la carrera en beneficio de Bush o de Steve Forbes en New Hampshire porque "Quayle contaba con el apoyo activo del ex Gobernador de New Hampshire y ex Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Sununu", señala The Washington Post. "También estaba considerado como una posible preferencia del Manchester Union Leader, el periódico más grande del estado y una voz influyente entre los votantes conservadores".
20 de octubre de 1999. Elizabeth Dole, la primera mujer en montar una campaña presidencial con posibilidades reales de victoria, se retira de la competición antes de que se inicien las votaciones debido a la superioridad financiera de sus dos principales rivales, George W. Bush y Steve Forbes.
Dole se ha mantenido en segundo lugar en las preferencias de los votantes republicanos durante todo el año, aunque cada vez más lejos de la cabecera de la carrera (en el último sondeo de Gallup, Bush le saca 49 puntos; al principio del año eran 'solo' 20). La situación de la esposa de Bob Dole, presidenta de la Cruz Roja Americana hasta hace unos meses, secretaria de Trabajo en la administración Bush y secretaria de Transportes en la administración Reagan, era doblemente precaria porque estaba intentando cortejar a los mismos republicanos moderados y del establishment que el gobernador de Texas.
"He aprendido que el actual calendario electoral favorece a aquellos que empiezan pronto y pueden acceder a grandes fortunas privadas o tienen una red preexistente de partidarios políticos. Steve Forbes tiene recursos ilimitados, el Gobernador Bush ha recaudado más de 60 millones de dólares y tiene unos 40 millones de dólares a mano. Ambos empiezan a emitir anuncios de televisión la semana que viene. Le dije a Bob que esta vez las probabilidades son abrumadoras. Sería inútil continuar. Y él lo ha aceptado a regañadientes", declara la señora Dole en una rueda de prensa en la capital federal.
"Creo que lo que hemos hecho es allanar el camino para la persona que será la primera mujer Presidenta. Y estoy contenta con lo que ha pasado porque siento que realmente hemos hecho una gran contribución", dice.
Se espera que Dole apoye a Bush en las próximas semanas.
El senador por New Hampshire renuncia a competir en las primarias republicanas por considerar que el GOP no es ya lo suficientemente conservador en su defensa del derecho a portar armas o en su oposición al aborto y al despliegue de tropas estadounidenses bajo la dirección de organismos internacionales. Smith considera que el partido ha dejado a los conservadores encerrados bajo llave dentro de un único partido de republicanos y demócratas moderados.
En un emotivo discurso de cerca de una hora que pronuncia desde su escaño en el Senado, Smith denuncia que los líderes del partido están poniendo en peligro sus principios uniéndose demasiado rápido a la campaña de George W. Bush.
"Esto no es un partido", dice Smith. "Tal vez sea un partido [party, fiesta] en el sentido de vestir sombreros y soplar silbatos. Pero no es un partido que signifique nada".
"Quiero un partido que defienda algo", dice. "He llegado a darme cuenta de que el Partido Republicano está más interesado en ganar elecciones que en apoyar principios. El programa republicano es un documento sin propósito".
16 de agosto de 1999. Citando su pobre resultado en el sondeo de paja de Ames, Iowa, donde quedó sexto, Lamar Alexander comunica que renuncia a buscar la nominación presidencial republicana.
"He hecho campaña con la idea de que debería haber competencia", dice el ex gobernador de Tennessee en el Capitolio de Nashville, el mismo lugar donde anunció su candidatura hace medio año. "Mi corazón me dice que siga y también lo hacen muchas llamadas telefónicas que he recibido esta mañana, pero en realidad no hay una manera realista de hacerlo".
Hace cuatro años, montó una campaña respetable que recaudó 18 millones de dólares. Esta vez, el político tennessiano de 59 años no ha pasado de los 2.5 millones de dólares a pesar de ser más conocido que entonces.
Alexander expresa su frustración en una conversación telefónica con Richard Lerke, reportero de The New York Times. "Las prisas por dictaminar un ganador combinadas con el límite de 1,000 dólares por donación hacen que sea virtualmente imposible presentarse para cualquiera excepto para los ricos y famosos", dice. "Así que podemos esperar unas elecciones entre Donald Trump y el último ganador de la lotería Powerball".
"Llamaba a la gente y me decían, 'Leo en el periódico de la mañana que George Bush ya ha sido elegido y tú no tienes posibilidades. Así que me es imposible recaudar dinero para ti'", cuenta resignado.
Alexander no apoyará a nadie de momento. "Es difícil. Los más cualificados son el Senador McCain, el Vicepresidente Quayle y el Senador Hatch", dice.
27 de septiembre de 1999. Dan Quayle abandona la carrera presidencial republicana tras llegar a la conclusión de que no puede competir con la gigante campaña de George W. Bush.
"Hay momentos para permanecer y hay momentos para plegarse. Hay momentos para saber cuándo dejar el escenario. Por consiguiente, hoy anuncio que no seré más candidato a Presidente de los Estados Unidos", dice el ex Vicepresidente de EEUU en una rueda de prensa en Phoenix, Arizona, donde reside actualmente.
"Me enfrentaba a una campaña donde el favorito tendría hasta 100 millones de dólares para gastar, y una concentración de primarias sin precedentes al principio hacía que la tarea de ganar la nominación de mi partido fuese casi imposible para mí", explica.
Quayle promete trabajar para unir el Partido Republicano y dice que apoyará al nominado. "Quiero ver a los republicanos volver a hacerse con la Casa Blanca", dice. "Es hora de que restauremos el honor, la dignidad y la decencia en el Despacho Oval".
Su prematura salida de la competición, que se suma a las de Bob Smith, John Kasich y Lamar Alexander, incrementará la presión sobre las finanzas y la salud política de otros candidatos que parecen muy pequeños para hacer frente a Bush. El gobernador de Texas ha recaudado más de 50 millones de dólares en los primeros meses de su campaña, cinco veces más que cualquiera de sus rivales. Quayle, por contra, está endeudado desde el mismo día que anunció su intención de presentarse.
El ex Vicepresidente, de 52 años, nunca ha dejado de ser un candidato de segundo nivel en las encuestas de Iowa y New Hampshire, lejos de los dos candidatos que más atención están generando, George W. Bush y Elizabeth Dole. No obstante, su abandono beneficia a Bush en Iowa porque Quayle es muy popular entre los conservadores sociales y religiosos, a los que ahora solo les queda un candidato menor, el activista Gary Bauer, como alternativa a Bush.
Su ausencia también puede alterar la carrera en beneficio de Bush o de Steve Forbes en New Hampshire porque "Quayle contaba con el apoyo activo del ex Gobernador de New Hampshire y ex Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, John Sununu", señala The Washington Post. "También estaba considerado como una posible preferencia del Manchester Union Leader, el periódico más grande del estado y una voz influyente entre los votantes conservadores".
20 de octubre de 1999. Elizabeth Dole, la primera mujer en montar una campaña presidencial con posibilidades reales de victoria, se retira de la competición antes de que se inicien las votaciones debido a la superioridad financiera de sus dos principales rivales, George W. Bush y Steve Forbes.
Dole se ha mantenido en segundo lugar en las preferencias de los votantes republicanos durante todo el año, aunque cada vez más lejos de la cabecera de la carrera (en el último sondeo de Gallup, Bush le saca 49 puntos; al principio del año eran 'solo' 20). La situación de la esposa de Bob Dole, presidenta de la Cruz Roja Americana hasta hace unos meses, secretaria de Trabajo en la administración Bush y secretaria de Transportes en la administración Reagan, era doblemente precaria porque estaba intentando cortejar a los mismos republicanos moderados y del establishment que el gobernador de Texas.
"He aprendido que el actual calendario electoral favorece a aquellos que empiezan pronto y pueden acceder a grandes fortunas privadas o tienen una red preexistente de partidarios políticos. Steve Forbes tiene recursos ilimitados, el Gobernador Bush ha recaudado más de 60 millones de dólares y tiene unos 40 millones de dólares a mano. Ambos empiezan a emitir anuncios de televisión la semana que viene. Le dije a Bob que esta vez las probabilidades son abrumadoras. Sería inútil continuar. Y él lo ha aceptado a regañadientes", declara la señora Dole en una rueda de prensa en la capital federal.
"Creo que lo que hemos hecho es allanar el camino para la persona que será la primera mujer Presidenta. Y estoy contenta con lo que ha pasado porque siento que realmente hemos hecho una gran contribución", dice.
Se espera que Dole apoye a Bush en las próximas semanas.
sábado, 9 de diciembre de 2017
"Debimos seguir golpeando"
Si las elecciones del próximo martes en Alabama os parecen funambulescas, esperad a ver A Perfect Candidate (Un candidato perfecto), el documental que narra la campaña de 1994 al Senado por Virginia que enfrentó al outsider Oliver North, convertido en una estrella por su implicación en el Irangate, y al Senador Chuck Robb, una cáscara vacía sin ideas propias que prosperó en política por ser el yerno del ex Presidente Lyndon Johnson.
Cuestionar la integridad del adversario es el método utilizado por los dos bandos para conseguir sus fines. North califica a Robb de adúltero y consumidor de drogas que ha vivido una vida de mentira y Robb califica a North de mentiroso "triturador de documentos, despedazador de la Constitución, que vitupera al Comandante en Jefe, enamorado de los ayatolás, protector de criminales, consentidor de Noriega, con depósitos en Suiza, vendedor de sebo de culebra" y todo lo imaginable. El documental muestra de forma gráfica por qué esas tácticas destructivas se han convertido en una parte indispensable de las campañas electorales.
Las palabras de un cabreadísimo Mark Goodin (el estratega de North) tras la derrota de su candidato lo resumen todo (y son una lección para los sarahpalins o roymoores del mundo que se vean mediáticamente acosados): "Mira, los ganadores escriben la historia de estas cosas. Y al final, las cosas negativas se adhieren y funcionan. Jamás de los jamases debí haber olvidado eso. Nunca volveré a cometer ese error. La próxima vez le cortaré las pelotas al tipo. Nunca debimos soltar el acelerador. Nunca volveré a cometer ese error. Debimos seguir golpeando y golpeando. Nunca volveré a cometer ese error. Debimos seguir golpeando repetidamente".
Cuestionar la integridad del adversario es el método utilizado por los dos bandos para conseguir sus fines. North califica a Robb de adúltero y consumidor de drogas que ha vivido una vida de mentira y Robb califica a North de mentiroso "triturador de documentos, despedazador de la Constitución, que vitupera al Comandante en Jefe, enamorado de los ayatolás, protector de criminales, consentidor de Noriega, con depósitos en Suiza, vendedor de sebo de culebra" y todo lo imaginable. El documental muestra de forma gráfica por qué esas tácticas destructivas se han convertido en una parte indispensable de las campañas electorales.
Las palabras de un cabreadísimo Mark Goodin (el estratega de North) tras la derrota de su candidato lo resumen todo (y son una lección para los sarahpalins o roymoores del mundo que se vean mediáticamente acosados): "Mira, los ganadores escriben la historia de estas cosas. Y al final, las cosas negativas se adhieren y funcionan. Jamás de los jamases debí haber olvidado eso. Nunca volveré a cometer ese error. La próxima vez le cortaré las pelotas al tipo. Nunca debimos soltar el acelerador. Nunca volveré a cometer ese error. Debimos seguir golpeando y golpeando. Nunca volveré a cometer ese error. Debimos seguir golpeando repetidamente".
viernes, 8 de diciembre de 2017
La dura hora de la retirada (V)
14 de febrero de 1996. Phil Gramm anuncia que abandona la carrera presidencial republicana tras haber quedado en el quinto puesto en el caucus de Iowa.
"Hoy termino mi campaña para Presidente de los Estados Unidos. Cuando el votante habla, yo escucho, en especial cuando el votante está diciendo el nombre de otro", dice el senador por Texas.
Gramm, de 54 años, un republicano de Reagan con menos carisma que un botijo que ingresó en el partido en 1983 tras haber sido un demócrata conservador toda su vida, primero intentó abrirse paso con un mensaje conservador rígido de defensa de los derechos inviduales, muy en especial los económicos, y unas enormes cifras recaudatorias que le permitieron gastar más de 20 millones de dólares. Después puso el énfasis en intentar convencer a los votantes de que la nominación del moderado Bob Dole, Líder de la Mayoría Republicana en el Senado, no era inevitable. Pero las encuestas sugieren que al menos otros tres candidatos republicanos pueden considerarse el principal rival de Dole, y uno de ellos, Pat Buchanan, ha sabido diferenciarse más que el resto con un ideario de nacionalismo y proteccionismo económico.
"Siempre ha habido un gen recesivo en el carácter americano que ha encontrado atractivo el proteccionismo. Pero siempre hemos sido lo suficientemente sabios para rechazarlo y yo lo rechazo ahora y siempre lo rechazaré", dice Gramm.
6 de marzo de 1996. La victoria de Bob Dole en los nueve estados que votaron el Súper Martes provoca la retirada de Lamar Alexander y Richard Lugar, los otros dos aspirantes moderados. Ambos deciden apoyar a Dole.
Alexander, ex gobernador de Tennssee y ex secretario de Educación de EEUU, de 55 años, había convertido la camisa de cuadros rojos y negros en el símbolo de su imagen de hombre corriente y era el candidato con más opciones de derrotar al Presidente Bill Clinton en noviembre, según las encuestas. Sus inesperados quince minutos de fama le permitieron recaudar 18 millones de dólares de pequeños donantes. Pero no ha sido capaz de repetir o mejorar en ningún estado el respetable tercer puesto (con el 23 por ciento de los votos) que obtuvo en la primaria de New Hampshire.
"En el último año he estado recorriendo este país, describiendo mi visión del futuro de América y haciendo esta pregunta: ¿es el Senador Dole el hombre que los republicanos quieren portando nuestra bandera contra Bill Clinton y conduciéndonos hacia el nuevo siglo? Y lo que he descubierto es que para la mayoría de los republicanos, la respuesta a eso es un sí", dice Alexander en una rueda de prensa en Nashville.
Lugar se pronuncia en los mismos términos: "El nominado aparente es un hombre por el que tengo una gran admiración, el Senador Bob Dole, de Kansas, y cuento los días que faltan para que sea nominado".
Dos veces alcalde de Indianapolis y senador por Indiana desde hace casi dos décadas, Lugar, de 64 años, entró tarde en la competición y, con unos recursos financieros limitados, decidió centrar su campaña en la política exterior, tratando de convencer a los votantes de que lo más importante es elegir a un hombre capaz de liderar el país en un tiempo de incertidumbres después del final de la Guerra Fría. Pero los votantes se han fijado más en los candidatos con un mensaje económico. Además, Lugar no ha logrado distinguirse en ningún momento del mucho más conocido Dole, como él un antiguo republicano de Nixon.
14 de marzo de 1996. Steve Forbes da por concluida su campaña presidencial tras ganar solo tres delegados en las siete primarias del 12 de marzo. Entre Bob Dole y Pat Buchanan, los dos candidatos republicanos que quedan, Forbes se decide por Dole.
"No es ningún secreto que estoy hoy aquí para anunciar que doy por terminada mi campaña por la nominación republicana para Presidente", dice Forbes en una comparecencia en Washington, DC. "Ahora apoyaré de lleno al Senador Dole mientras se prepara para enfrentarse a Bill Clinton en las decisivas elecciones de este noviembre".
El magnate editorial, de 48 años, ha invertido más de 25 millones de dólares de su fortuna personal. Sus anuncios de televisión se emitieron 526 veces en Iowa y 639 veces en New Hampshire, y quedó en cuarto lugar en los dos estados. Ganó las primarias de Delaware y Arizona el 24 de febrero y acumuló 72 delegados. Para seguir adelante, se había impuesto la obligación de ganar al menos uno de los cuatro grandes estados del Medio Oeste que votarán el 19 de marzo, pero las contundentes victorias de Dole en Texas y Florida con cerca del 60 por ciento de los votos han adelantado su retirada.
Forbes convirtió su campaña en una cruzada a favor de un impuesto con una tasa marginal constante, apelando a los conservadores que priorizan el crecimiento económico y a aquellos que buscan un outsider. Libertario social, Forbes tuvo algunos encontronazos con la Coalición Cristiana que le impidieron crecer y convertirse en un conservador integral que pudiera competir de tú a tú con Dole.
Forbes y Pat Buchanan estrujaron a Phil Gramm, este sí un conservador integral, desde diferentes posiciones y transformaron la carrera en el ala conservadora del partido en una competición entre los diferentes nichos que ocupaban cada uno de ellos. La de los dos outsiders fue una pelea entre la primacía absoluta de los derechos económicos (Forbes) y la idea de virtud comunitaria a la que quedarían supeditados algunos derechos (Buchanan). Esa polarización anuló pronto a Gramm, el único capaz de unir todo el ala conservadora, y puso las cosas más fáciles para Dole.
"Hoy termino mi campaña para Presidente de los Estados Unidos. Cuando el votante habla, yo escucho, en especial cuando el votante está diciendo el nombre de otro", dice el senador por Texas.
Gramm, de 54 años, un republicano de Reagan con menos carisma que un botijo que ingresó en el partido en 1983 tras haber sido un demócrata conservador toda su vida, primero intentó abrirse paso con un mensaje conservador rígido de defensa de los derechos inviduales, muy en especial los económicos, y unas enormes cifras recaudatorias que le permitieron gastar más de 20 millones de dólares. Después puso el énfasis en intentar convencer a los votantes de que la nominación del moderado Bob Dole, Líder de la Mayoría Republicana en el Senado, no era inevitable. Pero las encuestas sugieren que al menos otros tres candidatos republicanos pueden considerarse el principal rival de Dole, y uno de ellos, Pat Buchanan, ha sabido diferenciarse más que el resto con un ideario de nacionalismo y proteccionismo económico.
"Siempre ha habido un gen recesivo en el carácter americano que ha encontrado atractivo el proteccionismo. Pero siempre hemos sido lo suficientemente sabios para rechazarlo y yo lo rechazo ahora y siempre lo rechazaré", dice Gramm.
6 de marzo de 1996. La victoria de Bob Dole en los nueve estados que votaron el Súper Martes provoca la retirada de Lamar Alexander y Richard Lugar, los otros dos aspirantes moderados. Ambos deciden apoyar a Dole.
Alexander, ex gobernador de Tennssee y ex secretario de Educación de EEUU, de 55 años, había convertido la camisa de cuadros rojos y negros en el símbolo de su imagen de hombre corriente y era el candidato con más opciones de derrotar al Presidente Bill Clinton en noviembre, según las encuestas. Sus inesperados quince minutos de fama le permitieron recaudar 18 millones de dólares de pequeños donantes. Pero no ha sido capaz de repetir o mejorar en ningún estado el respetable tercer puesto (con el 23 por ciento de los votos) que obtuvo en la primaria de New Hampshire.
"En el último año he estado recorriendo este país, describiendo mi visión del futuro de América y haciendo esta pregunta: ¿es el Senador Dole el hombre que los republicanos quieren portando nuestra bandera contra Bill Clinton y conduciéndonos hacia el nuevo siglo? Y lo que he descubierto es que para la mayoría de los republicanos, la respuesta a eso es un sí", dice Alexander en una rueda de prensa en Nashville.
Lugar se pronuncia en los mismos términos: "El nominado aparente es un hombre por el que tengo una gran admiración, el Senador Bob Dole, de Kansas, y cuento los días que faltan para que sea nominado".
Dos veces alcalde de Indianapolis y senador por Indiana desde hace casi dos décadas, Lugar, de 64 años, entró tarde en la competición y, con unos recursos financieros limitados, decidió centrar su campaña en la política exterior, tratando de convencer a los votantes de que lo más importante es elegir a un hombre capaz de liderar el país en un tiempo de incertidumbres después del final de la Guerra Fría. Pero los votantes se han fijado más en los candidatos con un mensaje económico. Además, Lugar no ha logrado distinguirse en ningún momento del mucho más conocido Dole, como él un antiguo republicano de Nixon.
14 de marzo de 1996. Steve Forbes da por concluida su campaña presidencial tras ganar solo tres delegados en las siete primarias del 12 de marzo. Entre Bob Dole y Pat Buchanan, los dos candidatos republicanos que quedan, Forbes se decide por Dole.
"No es ningún secreto que estoy hoy aquí para anunciar que doy por terminada mi campaña por la nominación republicana para Presidente", dice Forbes en una comparecencia en Washington, DC. "Ahora apoyaré de lleno al Senador Dole mientras se prepara para enfrentarse a Bill Clinton en las decisivas elecciones de este noviembre".
El magnate editorial, de 48 años, ha invertido más de 25 millones de dólares de su fortuna personal. Sus anuncios de televisión se emitieron 526 veces en Iowa y 639 veces en New Hampshire, y quedó en cuarto lugar en los dos estados. Ganó las primarias de Delaware y Arizona el 24 de febrero y acumuló 72 delegados. Para seguir adelante, se había impuesto la obligación de ganar al menos uno de los cuatro grandes estados del Medio Oeste que votarán el 19 de marzo, pero las contundentes victorias de Dole en Texas y Florida con cerca del 60 por ciento de los votos han adelantado su retirada.
Forbes convirtió su campaña en una cruzada a favor de un impuesto con una tasa marginal constante, apelando a los conservadores que priorizan el crecimiento económico y a aquellos que buscan un outsider. Libertario social, Forbes tuvo algunos encontronazos con la Coalición Cristiana que le impidieron crecer y convertirse en un conservador integral que pudiera competir de tú a tú con Dole.
Forbes y Pat Buchanan estrujaron a Phil Gramm, este sí un conservador integral, desde diferentes posiciones y transformaron la carrera en el ala conservadora del partido en una competición entre los diferentes nichos que ocupaban cada uno de ellos. La de los dos outsiders fue una pelea entre la primacía absoluta de los derechos económicos (Forbes) y la idea de virtud comunitaria a la que quedarían supeditados algunos derechos (Buchanan). Esa polarización anuló pronto a Gramm, el único capaz de unir todo el ala conservadora, y puso las cosas más fáciles para Dole.
jueves, 7 de diciembre de 2017
Jerusalén
22 de mayo de 2000
George W. Bush, gobernador de Texas y candidato presidencial: "Tan pronto como tome posesión del cargo, iniciaré el proceso para trasladar al embajador de los Estados Unidos a la ciudad que Israel ha escogido como su capital".
4 de junio de 2008
Barack Obama, senador por Illinois y candidato presidencial: "Jerusalén permanecerá como capital de Israel y debe permanecer indivisa".
George W. Bush, gobernador de Texas y candidato presidencial: "Tan pronto como tome posesión del cargo, iniciaré el proceso para trasladar al embajador de los Estados Unidos a la ciudad que Israel ha escogido como su capital".
4 de junio de 2008
Barack Obama, senador por Illinois y candidato presidencial: "Jerusalén permanecerá como capital de Israel y debe permanecer indivisa".
Muyahidines en el Despacho Oval
2 de febrero de 1983. Seis miembros de la resistencia afgana, apadrinada por Washington, entre comillas, desde 1979, son recibidos por el Presidente Ronald Reagan en el Despacho Oval. Es el sueño hecho realidad de cualquier grupo rebelde. Mir Ne' Matollah Syyed Mortaza, Habib-Ur-Rehman Hashemi, Gol-Mohammad, Omar Babrakzai, Mohammad Suafoor Yousofzai y Farida Ahmadi le cuentan al Presidente las atrocidades de las tropas soviéticas en Afganistán, como la masacre de 105 aldeanos en la provincia de Lowgar hace cinco meses. Reagan queda muy impresionado. Invitados a Washington por varios grupos privados, se reunirán con diferentes representantes de la administración y del Congreso.
16 de junio de 1986. El Presidente Reagan recibe a una delegación de la coalición rebelde afgana, encabezada por su líder Burhanuddin Rabbani. Las cosas han cambiado desde la reunión de hace tres años. Aunque la Carolco Pictures (una facción de la Inteligencia) prepara una tercera entrega de Rambo simpatizando con la resistencia afgana, el acercamiento diplomático entre Washington y Moscú tras la irrupción del reformador Mijaíl Gorbachov al otro lado del Telón de Acero ha alterado las prioridades del gobierno estadounidense.
Según The New York Times, el Presidente "ha rechazado las solicitudes de los rebeldes para que Estados Unidos les brinde reconocimiento diplomático y rompa relaciones con el gobierno afgano respaldado por los soviéticos. Aunque Reagan ha rechazado brindarles reconocimiento diplomático, ha expresado un "compromiso firme" de apoyo en un comunicado emitido más tarde".
"Por los comentarios de los rebeldes afganos y de Larry Speakes, el portavoz de la Casa Blanca, es evidente que se han creado tensiones", puede leerse en el Times. "Se han originado a partir del reconocimiento continuado de los americanos al gobierno afgano, su apoyo a las conversaciones de paz patrocinadas por las Naciones Unidas sin la participación de los rebeldes, y el abandono de Washington de la provisión de armas avanzadas a los rebeldes, incluido el lanzamisiles antiaéreo Stinger".
16 de junio de 1986. El Presidente Reagan recibe a una delegación de la coalición rebelde afgana, encabezada por su líder Burhanuddin Rabbani. Las cosas han cambiado desde la reunión de hace tres años. Aunque la Carolco Pictures (una facción de la Inteligencia) prepara una tercera entrega de Rambo simpatizando con la resistencia afgana, el acercamiento diplomático entre Washington y Moscú tras la irrupción del reformador Mijaíl Gorbachov al otro lado del Telón de Acero ha alterado las prioridades del gobierno estadounidense.
Según The New York Times, el Presidente "ha rechazado las solicitudes de los rebeldes para que Estados Unidos les brinde reconocimiento diplomático y rompa relaciones con el gobierno afgano respaldado por los soviéticos. Aunque Reagan ha rechazado brindarles reconocimiento diplomático, ha expresado un "compromiso firme" de apoyo en un comunicado emitido más tarde".
"Por los comentarios de los rebeldes afganos y de Larry Speakes, el portavoz de la Casa Blanca, es evidente que se han creado tensiones", puede leerse en el Times. "Se han originado a partir del reconocimiento continuado de los americanos al gobierno afgano, su apoyo a las conversaciones de paz patrocinadas por las Naciones Unidas sin la participación de los rebeldes, y el abandono de Washington de la provisión de armas avanzadas a los rebeldes, incluido el lanzamisiles antiaéreo Stinger".
miércoles, 6 de diciembre de 2017
La dura hora de la retirada (IV)
5 de marzo de 1992. Habiéndose quedado sin dinero después de una serie de derrotas, Bob Kerrey anuncia el final de una campaña presidencial que prometía bastante cuando empezó.
"Me siento un poco como el equipo jamaicano de carreras de trineo", dice el senador por Nebraska en una conferencia de prensa en el Capitolio. "Tenemos mucho espíritu, pero desafortunadamente no hemos conseguido muchas medallas".
Celebradas primarias y cáucuses en once estados hasta ahora, Kerrey solo ha obtenido una medalla de oro en Dakota del Sur y un bronce en New Hampshire.
El ya ex candidato comenta, sin embargo, que siente haber "ganado muchísimo" con la experiencia, y deja entrever que puede haber sido solo un ensayo general para una campaña más potente en 1996 si los demócratas pierden en noviembre. Muchos estrategas del partido del burro siguen viendo a este veterano de Vietnam, antiguo gobernador y empresario de 48 años (con un currículum más redondo que Bill Clinton pero sin su labia) como una de las mejores posibilidades de los demócratas para recuperar la Casa Blanca en el futuro.
"La causa que me llevó a meterme en esto sigue viva y siento un sentido de propósito de participar en esa causa. He puesto el cargo de Presidente de los Estados Unidos en mi punto de mira", dice Kerrey. "La llama sigue viva".
9 de marzo de 1992. El Senador Tom Harkin abandona la carrera presidencial demócrata asegurando que seguirá creyendo en su causa populista y defendiéndola "pase lo que pase, mientras viva".
El iowano, que propone una nueva ley de derechos civiles para los discapacitados, ha sido el máximo representante del ala izquierda del Partido Demócrata en estas elecciones y se va con tres pequeñas victorias (Iowa, Idaho y Minnesota) y un segundo puesto (Dakota del Sur) en su haber.
La salida de Harkin deja a muchos sindicatos, como el de Trabajadores Automotrices Unidos o la Unión Internacional de Trabajadores Eléctricos, sin un candidato claro al que apoyar. Los grandes sindicatos industriales estaban listos para apoyar su campaña en las primarias de Michigan e Illinois el 17 de marzo. Ahora tendrán que elegir entre Bill Clinton, Paul Tsongas o Jerry Brown, ninguno de los cuales es un demócrata ortodoxo.
19 de marzo de 1992. Tras dos flojos segundos puestos en Michigan e Illinois, Paul Tsongas suspende su campaña presidencial lamentando no contar con el dinero que necesitaría para seguir adelante. Sin dinero, "la alternativa era hacer el papel de aguafiestas", dice el ex senador por Massachusetts y superviviente del cáncer en su comparecencia ante los medios en Boston. "No es eso de lo que yo verso. Eso no es noble. No sobreviví a mis duras experiencias para ser el agente de la reelección de George Bush".
Este economista de 51 años, hijo de un inmigrante griego, ha sido la sorpresa de las primarias. Sin carisma, ha ganado seis estados en el último mes (New Hampshire, Maryland, Washington, Utah, Arizona y Massachusetts) con un programa audaz titulado Un llamado a las armas económicas, que propone trasladar al ámbito económico actual el espíritu que propició la toma de conciencia de la población de las Trece Colonias y la revolución contra la dominación británica.
Su decisión de abandonar, que ha sorprendido a los observadores, deja a Jerry Brown como único rival de Bill Clinton en las restantes 21 primarias y cáucuses demócratas.
11 de julio de 1992. Las primarias demócratas concluyeron hace un mes y Bill Clinton supera con creces el número de delegados necesario para ser nominado en la convención demócrata dentro de unos días en el Madison Square Garden de Nueva York. Pero su rival más incómodo de las primarias, Jerry Brown, un verso suelto que no está sujeto a rima en el partido, no es de los que se retiran y sigue actuando como si todavía fuese candidato o algo parecido.
El ex gobernador de California llega en tren a Nueva York rodeado de un gran alboroto y dispuesto a pelear hasta el final por su programa electoral de 34 páginas llamado Nosotros el Pueblo, que propone otorgar a los votantes la posibilidad de votar la opción "Ninguno de los anteriores", una especie de abstención activa.
"Nuestro sistema democrático ha sido objeto de una toma hostil diseñada por una confederación de corrupción, arribismo y consultores electorales", denuncia el programa propuesto por Brown. "El dinero ha sido el lubricante que engrasa los acuerdos".
El programa propuesto por los oficiales de la convención, controlados por la campaña de Clinton, le parece que "está lleno de un lenguaje empalagoso e impreciso".
Brown, que controla un pequeño grupo de 596 delegados, dice que si Clinton quiere ganarse en noviembre el apoyo de sus más de cuatro millones de votantes de las primarias, debe hacer más que limitarse a decir que es un agente de cambio simplemente por pertenecer a una nueva generación.
"Personalmente, no tengo mucha prisa", dice Brown en una rueda de prensa improvisada a su llegada a la Penn Station en el centro de Manhattan, cuando le preguntan si podría apoyar al gobernador de Arkansas en otoño. "La gran campaña empieza después del Día del Trabajo. Estamos aquí para la convención. Queda muy poco suspense y sin duda no queremos eliminarlo totalmente".
"Me siento un poco como el equipo jamaicano de carreras de trineo", dice el senador por Nebraska en una conferencia de prensa en el Capitolio. "Tenemos mucho espíritu, pero desafortunadamente no hemos conseguido muchas medallas".
Celebradas primarias y cáucuses en once estados hasta ahora, Kerrey solo ha obtenido una medalla de oro en Dakota del Sur y un bronce en New Hampshire.
El ya ex candidato comenta, sin embargo, que siente haber "ganado muchísimo" con la experiencia, y deja entrever que puede haber sido solo un ensayo general para una campaña más potente en 1996 si los demócratas pierden en noviembre. Muchos estrategas del partido del burro siguen viendo a este veterano de Vietnam, antiguo gobernador y empresario de 48 años (con un currículum más redondo que Bill Clinton pero sin su labia) como una de las mejores posibilidades de los demócratas para recuperar la Casa Blanca en el futuro.
"La causa que me llevó a meterme en esto sigue viva y siento un sentido de propósito de participar en esa causa. He puesto el cargo de Presidente de los Estados Unidos en mi punto de mira", dice Kerrey. "La llama sigue viva".
9 de marzo de 1992. El Senador Tom Harkin abandona la carrera presidencial demócrata asegurando que seguirá creyendo en su causa populista y defendiéndola "pase lo que pase, mientras viva".
El iowano, que propone una nueva ley de derechos civiles para los discapacitados, ha sido el máximo representante del ala izquierda del Partido Demócrata en estas elecciones y se va con tres pequeñas victorias (Iowa, Idaho y Minnesota) y un segundo puesto (Dakota del Sur) en su haber.
La salida de Harkin deja a muchos sindicatos, como el de Trabajadores Automotrices Unidos o la Unión Internacional de Trabajadores Eléctricos, sin un candidato claro al que apoyar. Los grandes sindicatos industriales estaban listos para apoyar su campaña en las primarias de Michigan e Illinois el 17 de marzo. Ahora tendrán que elegir entre Bill Clinton, Paul Tsongas o Jerry Brown, ninguno de los cuales es un demócrata ortodoxo.
19 de marzo de 1992. Tras dos flojos segundos puestos en Michigan e Illinois, Paul Tsongas suspende su campaña presidencial lamentando no contar con el dinero que necesitaría para seguir adelante. Sin dinero, "la alternativa era hacer el papel de aguafiestas", dice el ex senador por Massachusetts y superviviente del cáncer en su comparecencia ante los medios en Boston. "No es eso de lo que yo verso. Eso no es noble. No sobreviví a mis duras experiencias para ser el agente de la reelección de George Bush".
Este economista de 51 años, hijo de un inmigrante griego, ha sido la sorpresa de las primarias. Sin carisma, ha ganado seis estados en el último mes (New Hampshire, Maryland, Washington, Utah, Arizona y Massachusetts) con un programa audaz titulado Un llamado a las armas económicas, que propone trasladar al ámbito económico actual el espíritu que propició la toma de conciencia de la población de las Trece Colonias y la revolución contra la dominación británica.
Su decisión de abandonar, que ha sorprendido a los observadores, deja a Jerry Brown como único rival de Bill Clinton en las restantes 21 primarias y cáucuses demócratas.
11 de julio de 1992. Las primarias demócratas concluyeron hace un mes y Bill Clinton supera con creces el número de delegados necesario para ser nominado en la convención demócrata dentro de unos días en el Madison Square Garden de Nueva York. Pero su rival más incómodo de las primarias, Jerry Brown, un verso suelto que no está sujeto a rima en el partido, no es de los que se retiran y sigue actuando como si todavía fuese candidato o algo parecido.
El ex gobernador de California llega en tren a Nueva York rodeado de un gran alboroto y dispuesto a pelear hasta el final por su programa electoral de 34 páginas llamado Nosotros el Pueblo, que propone otorgar a los votantes la posibilidad de votar la opción "Ninguno de los anteriores", una especie de abstención activa.
"Nuestro sistema democrático ha sido objeto de una toma hostil diseñada por una confederación de corrupción, arribismo y consultores electorales", denuncia el programa propuesto por Brown. "El dinero ha sido el lubricante que engrasa los acuerdos".
El programa propuesto por los oficiales de la convención, controlados por la campaña de Clinton, le parece que "está lleno de un lenguaje empalagoso e impreciso".
Brown, que controla un pequeño grupo de 596 delegados, dice que si Clinton quiere ganarse en noviembre el apoyo de sus más de cuatro millones de votantes de las primarias, debe hacer más que limitarse a decir que es un agente de cambio simplemente por pertenecer a una nueva generación.
"Personalmente, no tengo mucha prisa", dice Brown en una rueda de prensa improvisada a su llegada a la Penn Station en el centro de Manhattan, cuando le preguntan si podría apoyar al gobernador de Arkansas en otoño. "La gran campaña empieza después del Día del Trabajo. Estamos aquí para la convención. Queda muy poco suspense y sin duda no queremos eliminarlo totalmente".
martes, 5 de diciembre de 2017
"¿Vio usted un OVNI?"
Durante un debate presidencial de las primarias demócratas de 2008 celebrado en Philadelphia, el moderador Tim Russert, de NBC, lanza una pregunta inesperada a uno de los aspirantes presidenciales, el Congresista Dennis Kucinich.
RUSSERT: "Esta es una pregunta seria. La madrina de su hija, Shirley MacLaine, escribe en un libro que usted avistó un OVNI sobre su casa en el estado de Washington, que el encuentro le pareció sumamente emotivo, que era una nave triangular, silenciosa y que revoloteaba, que sintió una conexión con su corazón y escuchó instrucciones en su mente. Bueno, ¿vio usted un OVNI?".
CONGRESISTA KUCINICH: "Oh, sí, lo vi. Y el resto de la explicación. Era un objeto volador no identificado, ¿vale?. Era como... era no identificado. Vi algo. Para responder a su pregunta, me voy a trasladar y también voy a trasladar la oficina de campaña a Roswell, New Mexico, y otra a Exeter, New Hampshire, ¿vale?. Y también, tiene que tener presente que Jimmy Carter vio un OVNI, y también que en este país creo que hay más personas que hayan visto OVNIs que las que aprueban la Presidencia de George Bush".
Kucinich será objeto de mofas, en especial por lo de 'Eh, que Jimmy Carter también vio uno'. Pero decía la verdad. El cacahuetero más famoso de Estados Unidos vio la clásica luz en mitad de la noche mientras esperaba a unas personas en un club de Leary, Georgia en octubre de 1969, cuando todavía no era ni gobernador. El objeto cambió de color y forma en el periodo de entre diez y doce minutos en que se mantuvo visible, según Carter y otros testigos.
Durante la campaña presidencial de 1976, Carter habló de su avistamiento y prometió revelar cualquier descubrimiento del gobierno relacionado con el fenómeno OVNI si llegaba a Presidente. En su primera sesión informativa con el entonces director de la CIA, George H.W. Bush, el entonces Presidente electo Carter preguntó si podía tener acceso a documentos relacionados con el fenómeno. Bush le dijo que cualquier documento que pudiera existir en relación a ese tipo de cosas era material clasificado más importante que la necesidad inmediata de saber de un Presidente.
Al final Carter no pudo ofrecer respuestas sobre el fenómeno OVNI al público en sus cuatro años como Presidente. Eso no le impidió pasar a la historia como "President UFO" (el Presidente OVNI) por su interés en estas cuestiones, que quizá se deba a su experiencia con submarinos nucleares o a su condición de lector asiduo de los libros canónicos del cristianismo, como la Epístola de los efesios, que nos habla de "las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".
Carter repitió en varias entrevistas que su película favorita era Encuentros en la tercera fase (o Encuentros del tercer tipo, para los tiquismiquis) de Steven Spielberg, que dentro de unos días cumple cuarenta años (película completa, aquí; y podcast monográfico deslumbrante de cuatro horas, aquí). El georgiano vio la película, la primera en romper con el enfoque terrorífico del cine de extraterrestres de los años cincuenta y sesenta, en una proyección privada en la sala de cine de la Casa Blanca el 23 de noviembre de 1977, unas semanas antes de su estreno en cines.
Pero el Presidente que tuvo un par de verdaderos sustos relacionados con el avistamiento de OVNIs fue George W. Bush. El Presidente número 43 pudo observar un OVNI desde la Casa Blanca el 20 de noviembre de 2003. El radar de la Administración Federal de Aviación detectó un objeto en el espacio aéreo restringido hacia las nueve de la noche. Se iniciaron los preparativos para evacuar la Casa Blanca. El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD), seguramente pensando que se trataba de algún tipo de amenaza terrorista más que de una nave extraterrestre si consideramos que probablemente sepan que es un fenómeno interdimensional más que interplanetario, hizo despegar a dos aviones de combate. Sin embargo, el objeto desapareció.
Un evento similar ocurrió año y medio después, a las 10:40 de la mañana del 27 de abril de 2005, cuando el radar detectó un objeto no identificado dirigiéndose hacia la Casa Blanca a una velocidad de 120 millas por hora. El Presidente Bush fue rápidamente escoltado hasta un búnker dentro de las instalaciones de la Casa Blanca. Se desplegaron un helicóptero Black Hawk y helicópteros policiales, pero otra vez el objeto desapareció.
RUSSERT: "Esta es una pregunta seria. La madrina de su hija, Shirley MacLaine, escribe en un libro que usted avistó un OVNI sobre su casa en el estado de Washington, que el encuentro le pareció sumamente emotivo, que era una nave triangular, silenciosa y que revoloteaba, que sintió una conexión con su corazón y escuchó instrucciones en su mente. Bueno, ¿vio usted un OVNI?".
CONGRESISTA KUCINICH: "Oh, sí, lo vi. Y el resto de la explicación. Era un objeto volador no identificado, ¿vale?. Era como... era no identificado. Vi algo. Para responder a su pregunta, me voy a trasladar y también voy a trasladar la oficina de campaña a Roswell, New Mexico, y otra a Exeter, New Hampshire, ¿vale?. Y también, tiene que tener presente que Jimmy Carter vio un OVNI, y también que en este país creo que hay más personas que hayan visto OVNIs que las que aprueban la Presidencia de George Bush".
Kucinich será objeto de mofas, en especial por lo de 'Eh, que Jimmy Carter también vio uno'. Pero decía la verdad. El cacahuetero más famoso de Estados Unidos vio la clásica luz en mitad de la noche mientras esperaba a unas personas en un club de Leary, Georgia en octubre de 1969, cuando todavía no era ni gobernador. El objeto cambió de color y forma en el periodo de entre diez y doce minutos en que se mantuvo visible, según Carter y otros testigos.
Durante la campaña presidencial de 1976, Carter habló de su avistamiento y prometió revelar cualquier descubrimiento del gobierno relacionado con el fenómeno OVNI si llegaba a Presidente. En su primera sesión informativa con el entonces director de la CIA, George H.W. Bush, el entonces Presidente electo Carter preguntó si podía tener acceso a documentos relacionados con el fenómeno. Bush le dijo que cualquier documento que pudiera existir en relación a ese tipo de cosas era material clasificado más importante que la necesidad inmediata de saber de un Presidente.
Al final Carter no pudo ofrecer respuestas sobre el fenómeno OVNI al público en sus cuatro años como Presidente. Eso no le impidió pasar a la historia como "President UFO" (el Presidente OVNI) por su interés en estas cuestiones, que quizá se deba a su experiencia con submarinos nucleares o a su condición de lector asiduo de los libros canónicos del cristianismo, como la Epístola de los efesios, que nos habla de "las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes".
Carter repitió en varias entrevistas que su película favorita era Encuentros en la tercera fase (o Encuentros del tercer tipo, para los tiquismiquis) de Steven Spielberg, que dentro de unos días cumple cuarenta años (película completa, aquí; y podcast monográfico deslumbrante de cuatro horas, aquí). El georgiano vio la película, la primera en romper con el enfoque terrorífico del cine de extraterrestres de los años cincuenta y sesenta, en una proyección privada en la sala de cine de la Casa Blanca el 23 de noviembre de 1977, unas semanas antes de su estreno en cines.
Pero el Presidente que tuvo un par de verdaderos sustos relacionados con el avistamiento de OVNIs fue George W. Bush. El Presidente número 43 pudo observar un OVNI desde la Casa Blanca el 20 de noviembre de 2003. El radar de la Administración Federal de Aviación detectó un objeto en el espacio aéreo restringido hacia las nueve de la noche. Se iniciaron los preparativos para evacuar la Casa Blanca. El Comando de Defensa Aeroespacial de América del Norte (NORAD), seguramente pensando que se trataba de algún tipo de amenaza terrorista más que de una nave extraterrestre si consideramos que probablemente sepan que es un fenómeno interdimensional más que interplanetario, hizo despegar a dos aviones de combate. Sin embargo, el objeto desapareció.
Un evento similar ocurrió año y medio después, a las 10:40 de la mañana del 27 de abril de 2005, cuando el radar detectó un objeto no identificado dirigiéndose hacia la Casa Blanca a una velocidad de 120 millas por hora. El Presidente Bush fue rápidamente escoltado hasta un búnker dentro de las instalaciones de la Casa Blanca. Se desplegaron un helicóptero Black Hawk y helicópteros policiales, pero otra vez el objeto desapareció.
La dura hora de la retirada (III)
12 de febrero de 1988. Alexander Haig anuncia su retirada de la carrera presidencial republicana cuando falta menos de una semana para la primaria de New Hampshire, y decide apoyar a Bob Dole. El objetivo del ex secretario de Estado y General retirado de cuatro estrellas es impedir que el Vicepresidente George Bush, con el que ha tenido importantes desencuentros, llegue al Despacho Oval.
"A mi juicio, el Senador Robert Dole es el candidato más capaz para liderar nuestro país en la entrada a los años noventa", dice Haig desde Manchester, New Hampshire. "Desde mi punto de vista, Bob Dole está muy por encima de George Bush".
"¿Por qué he hecho esto?", pregunta al explicar su decisión. "Por doloroso que resulte para mí personalmente, pensé que si podía conseguir que mis partidarios apoyen a Bob Dole, haría la diferencia".
Haig no pasaba del 2 por ciento en los sondeos republicanos.
18 de febrero de 1988. Dos días después de quedar en cuarto lugar en la primaria republicana de New Hampshire habiendo contado con el apoyo del Union Leader, el periódico de mayor tirada del estado de granito, Pete du Pont comunica su decisión de dar por concluida su aventura presidencial.
"En América no prometemos que todos ganan, solo que todos tienen la oportunidad de intentarlo", dice el ex gobernador de Delaware, quien entró en campaña antes que nadie, en septiembre de 1986. "Vosotros me habéis dado la oportunidad".
Miembro de la poderosa familia de la industria química que financió las superproducciones de Samuel Bronston en tierras españolas, el elegante du Pont está considerado un iconoclasta político con raíces en el establishment y ha apostado por un ideario radical en esta campaña.
Proponía establecer un sistema de jubilaciones alternativo, eliminar gradualmente los subsidios a los granjeros, obligar a trabajar a las personas que se benefician de prestaciones sociales y proveer ayuda económica a los padres para que envíen a sus hijos a la escuela que ellos quieran.
"Hemos puesto esos desafíos en el centro del debate; son urgentes, son reales y no desaparecerán", pronostica du Pont.
El ex gobernador rechaza la idea de ir como número dos en el ticket republicano en noviembre.
"Nuestra campaña ha sido una campaña de cambio", dice. "El único cargo en todo Estados Unidos en el que por definición no puedes cambiar nada en absoluto es la Vicepresidencia".
9 de marzo de 1988. Jack Kemp se retira de la contienda presidencial tras quedar por detrás de George Bush, Bob Dole y Pat Robertson en dieciséis de los diecisiete estados que votaron el Súper Martes y hacerse con solo cuatro de los 716 delegados en juego ese día.
"El éxito nunca es el final. El fracaso nunca es fatal. Es el coraje lo que cuenta", dice el congresista por Nueva York y antiguo quarterback de la NFL parafraseando a Winston Churchill.
Hace unas semanas, Kemp dijo que la nominación de Bush o Dole supondría "el final de la agenda de Reagan"; ahora rectifica y declara que "Bush se ha presentado con éxito con la agenda de Reagan. Competíamos por el ala de Reagan del Partido Republicano y él ha ganado".
El congresista preferido del Presidente Ronald Reagan, de 52 años, empezó la carrera como el candidato más carismático y uno de los favoritos, pero pronto vio que tendría que repartirse el voto de los conservadores fiscales más ortodoxos con Pete du Pont y el de los republicanos clásicos más leales a Reagan con el Vicepresidente Bush, quien cuenta con importantes ventajas institucionales.
El columnista de The Washington Post Sidney Blumenthal resume lo ocurrido a Kemp de la siguiente manera:
"Creyó que el Gran Viejo Partido (Grand Old Party, GOP) era una cáscara moribunda que sería sustituida por un "Gran Nuevo Partido"; que ese Partido Republicano actualizado, en cuyo corazón estaba el movimiento conservador, se movería de manera sincronizada detrás de su estandarte; que las ideas avanzadas primero por Ronald Reagan eran irresistibles y superarían a los recursos financieros e institucionales superiores de sus adversarios; que la historia de Reagan era simplemente un prólogo de la suya.
"En su inocencia, Kemp pensó que, por su adherencia a la fe conservadora, sería visto de forma natural como el heredero de Reagan. Uno de sus asesores, Jude Wanniski, el gurú de la economía de la oferta, pintó a Reagan como Filipo de Macedonia y a Kemp como Alejandro Magno. El padre conquistó América con el poder de la economía de la oferta; el hijo cubriría todo el globo. Pero Kemp debe convivir con un movimiento conservador que, anticipándose a la salida de Reagan, se ha visto sepultado por las guerras tribales. Unos creyentes se han puesto en contra de otros creyentes, con Kemp como el objetivo de muchas flechas".
29 de marzo de 1988. En una sala del Senado abarrotada de colegas, empleados de su campaña, familiares y amigos, Bob Dole se declara "tocado pero indoblegable" al anunciar su decisión de retirarse de la carrera presidencial y ponerse al servicio de su hasta ahora rival, George Bush.
El senador por Kansas ha gastado 18 millones de dólares, ha hecho campaña incansablemente en los últimos dos años, cosechando victorias en cinco estados, incluida Iowa, y recibiendo más de dos millones de votos. Pero las encuestas que muestran a Bush ganando fácilmente en la primaria de Wisconsin le han hecho tomar la decisión de cerrar su campaña.
"Una cosa que aprendes a hacer bien en nuestro negocio es contar", dice el Senador Dole. "Llegas a confiar en tu instinto que te dice que se ha acabado. En mi corazón sé que ahora es el momento. Felicito a George Bush y le deseo lo mejor en noviembre".
El rival más fuerte de Bush habla sin rencor del Vicepresidente, dejando de lado las asperezas de la campaña, que han sido muchas.
"Vuelvo al Senado como el líder de los republicanos, ansioso por dedicarme allí a los problemas a los que se enfrenta América y preparado para hacer todo lo que pueda para elegir republicanos en noviembre", dice. "Y para hacer todo lo que pueda por nuestro nominado, George Bush".
"Mis amigos saben que soy un luchador", dice Dole, quien fue herido de gravedad en la Segunda Guerra Mundial. "No me gusta perder. No pido perdón por ello. Simplemente soy así. También saben que soy un optimista. Si no lo fuera, hoy no estaría aquí. Me han golpeado antes, y no hay duda de que lo volverán a hacer. Pero nunca he sido derrotado y nunca lo seré".
Con la retirada de Dole, Pat Robertson es el último adversario de Bush que queda en pie. Desde marzo, el pastor y fenómeno de la televisión no tiene posibilidades realistas de ganar la nominación, pero ha decidido permanecer en la carrera con un personal limitado porque "estamos poniendo las bases para una gran victoria en esta nación. Puede que no sea en 1988, pero no pienso dejarlo".
"A mi juicio, el Senador Robert Dole es el candidato más capaz para liderar nuestro país en la entrada a los años noventa", dice Haig desde Manchester, New Hampshire. "Desde mi punto de vista, Bob Dole está muy por encima de George Bush".
"¿Por qué he hecho esto?", pregunta al explicar su decisión. "Por doloroso que resulte para mí personalmente, pensé que si podía conseguir que mis partidarios apoyen a Bob Dole, haría la diferencia".
Haig no pasaba del 2 por ciento en los sondeos republicanos.
18 de febrero de 1988. Dos días después de quedar en cuarto lugar en la primaria republicana de New Hampshire habiendo contado con el apoyo del Union Leader, el periódico de mayor tirada del estado de granito, Pete du Pont comunica su decisión de dar por concluida su aventura presidencial.
"En América no prometemos que todos ganan, solo que todos tienen la oportunidad de intentarlo", dice el ex gobernador de Delaware, quien entró en campaña antes que nadie, en septiembre de 1986. "Vosotros me habéis dado la oportunidad".
Miembro de la poderosa familia de la industria química que financió las superproducciones de Samuel Bronston en tierras españolas, el elegante du Pont está considerado un iconoclasta político con raíces en el establishment y ha apostado por un ideario radical en esta campaña.
Proponía establecer un sistema de jubilaciones alternativo, eliminar gradualmente los subsidios a los granjeros, obligar a trabajar a las personas que se benefician de prestaciones sociales y proveer ayuda económica a los padres para que envíen a sus hijos a la escuela que ellos quieran.
"Hemos puesto esos desafíos en el centro del debate; son urgentes, son reales y no desaparecerán", pronostica du Pont.
El ex gobernador rechaza la idea de ir como número dos en el ticket republicano en noviembre.
"Nuestra campaña ha sido una campaña de cambio", dice. "El único cargo en todo Estados Unidos en el que por definición no puedes cambiar nada en absoluto es la Vicepresidencia".
9 de marzo de 1988. Jack Kemp se retira de la contienda presidencial tras quedar por detrás de George Bush, Bob Dole y Pat Robertson en dieciséis de los diecisiete estados que votaron el Súper Martes y hacerse con solo cuatro de los 716 delegados en juego ese día.
"El éxito nunca es el final. El fracaso nunca es fatal. Es el coraje lo que cuenta", dice el congresista por Nueva York y antiguo quarterback de la NFL parafraseando a Winston Churchill.
Hace unas semanas, Kemp dijo que la nominación de Bush o Dole supondría "el final de la agenda de Reagan"; ahora rectifica y declara que "Bush se ha presentado con éxito con la agenda de Reagan. Competíamos por el ala de Reagan del Partido Republicano y él ha ganado".
El congresista preferido del Presidente Ronald Reagan, de 52 años, empezó la carrera como el candidato más carismático y uno de los favoritos, pero pronto vio que tendría que repartirse el voto de los conservadores fiscales más ortodoxos con Pete du Pont y el de los republicanos clásicos más leales a Reagan con el Vicepresidente Bush, quien cuenta con importantes ventajas institucionales.
El columnista de The Washington Post Sidney Blumenthal resume lo ocurrido a Kemp de la siguiente manera:
"Creyó que el Gran Viejo Partido (Grand Old Party, GOP) era una cáscara moribunda que sería sustituida por un "Gran Nuevo Partido"; que ese Partido Republicano actualizado, en cuyo corazón estaba el movimiento conservador, se movería de manera sincronizada detrás de su estandarte; que las ideas avanzadas primero por Ronald Reagan eran irresistibles y superarían a los recursos financieros e institucionales superiores de sus adversarios; que la historia de Reagan era simplemente un prólogo de la suya.
"En su inocencia, Kemp pensó que, por su adherencia a la fe conservadora, sería visto de forma natural como el heredero de Reagan. Uno de sus asesores, Jude Wanniski, el gurú de la economía de la oferta, pintó a Reagan como Filipo de Macedonia y a Kemp como Alejandro Magno. El padre conquistó América con el poder de la economía de la oferta; el hijo cubriría todo el globo. Pero Kemp debe convivir con un movimiento conservador que, anticipándose a la salida de Reagan, se ha visto sepultado por las guerras tribales. Unos creyentes se han puesto en contra de otros creyentes, con Kemp como el objetivo de muchas flechas".
29 de marzo de 1988. En una sala del Senado abarrotada de colegas, empleados de su campaña, familiares y amigos, Bob Dole se declara "tocado pero indoblegable" al anunciar su decisión de retirarse de la carrera presidencial y ponerse al servicio de su hasta ahora rival, George Bush.
El senador por Kansas ha gastado 18 millones de dólares, ha hecho campaña incansablemente en los últimos dos años, cosechando victorias en cinco estados, incluida Iowa, y recibiendo más de dos millones de votos. Pero las encuestas que muestran a Bush ganando fácilmente en la primaria de Wisconsin le han hecho tomar la decisión de cerrar su campaña.
"Una cosa que aprendes a hacer bien en nuestro negocio es contar", dice el Senador Dole. "Llegas a confiar en tu instinto que te dice que se ha acabado. En mi corazón sé que ahora es el momento. Felicito a George Bush y le deseo lo mejor en noviembre".
El rival más fuerte de Bush habla sin rencor del Vicepresidente, dejando de lado las asperezas de la campaña, que han sido muchas.
"Vuelvo al Senado como el líder de los republicanos, ansioso por dedicarme allí a los problemas a los que se enfrenta América y preparado para hacer todo lo que pueda para elegir republicanos en noviembre", dice. "Y para hacer todo lo que pueda por nuestro nominado, George Bush".
"Mis amigos saben que soy un luchador", dice Dole, quien fue herido de gravedad en la Segunda Guerra Mundial. "No me gusta perder. No pido perdón por ello. Simplemente soy así. También saben que soy un optimista. Si no lo fuera, hoy no estaría aquí. Me han golpeado antes, y no hay duda de que lo volverán a hacer. Pero nunca he sido derrotado y nunca lo seré".
Con la retirada de Dole, Pat Robertson es el último adversario de Bush que queda en pie. Desde marzo, el pastor y fenómeno de la televisión no tiene posibilidades realistas de ganar la nominación, pero ha decidido permanecer en la carrera con un personal limitado porque "estamos poniendo las bases para una gran victoria en esta nación. Puede que no sea en 1988, pero no pienso dejarlo".
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