jueves, 21 de septiembre de 2017

El tecnócrata, el 'nerd', el nacionalista, el reverendo, el iconoclasta y el príncipe luchan por el voto de los neohampshireños

21 de noviembre de 1987. A menos de tres meses de las primarias, 6 candidatos presidenciales aparecen en la convención estatal del Partido Demócrata de New Hampshire. Cada uno de ellos pronuncia un breve discurso antes de participar en un foro de discusión. Los más de 1,000 delegados reunidos en el campus del St. Anselm College de Manchester, divididos por su fervor por candidatos rivales, también compiten entre sí por ofrecer la mejor demostración de fuerza. Y los observadores independientes evalúan a los aspirantes como si de una feria de ganado electoral se tratase.


Con Gary Hart fuera de la competición por un escándalo sexual,
Michael Dukakis mantiene una ventaja en el estado de granito gracias a que procede de la vecina Massachusetts. No obstante, el desapasionado gobernador tecnócrata de origen griego señala que "estamos haciendo una campaña nacional" y se presenta como el candidato que "sabe cómo tomar las difíciles decisiones presupuestarias" con cabeza y corazón. Se reafirma en su oposición a la apertura de la planta nuclear de Seabrook, y los neohampshireños le creen porque la planta está más cerca de Massachusetts que de algunos puntos de New Hampshire.


Paul Simon, favorito en las encuestas de Iowa, defiende su propuesta de ayudas a las personas mayores para que puedan costearse las residencias de ancianos. "Quiero un gobierno que se preocupa", dice. El senador por Illinois, bajito y arrugado, tiene pinta de empollón y atrae a los estudiantes.


Dick Gephardt, congresista por Missouri con cara rara, el preferido de los sindicatos con su potente mensaje de nacionalismo económico, critica al Presidente Reagan. "No más apuntadores, no más teleprompter, no más Presidentes dormidos", dice.


Jesse Jackson, el candidato de los afroamericanos y los antisistema, que sube como la espuma gracias a su talento para agitar a las masas, pide a los demócratas que nominen a un candidato capaz de ofrecer "un liderazgo moral". El reverendo activista ataca los ajustes presupuestarios de la administración, apoyados por algunos en su propio partido. "Como demócratas", dice, "no deberíamos ser débiles y flojos sobre cómo salir de este déficit presupuestario. Veamos cómo nos metimos en él".


Jackson propone recortar drásticamente el gasto militar y subir los impuestos a los ricos y a las empresas. "América es militarmente fuerte, Reagan es moralmente débil. Necesitamos un liderazgo fuerte y una nueva dirección", dice.


El Gobernador de Arizona
Bruce Babbitt, el iconoclasta conservador fiscal/liberal social/medioambientalista del grupo, se concentra en la necesidad de acabar con el déficit.


Al Gore, el príncipe de Tennessee, el más joven del grupo con solo 39 años y el más calculador, describe las políticas de Reagan como "una catástrofe" y se queja de que el calendario de primarias, y en especial el caucus de la populista Iowa, obliga a los candidatos demócratas a tirarse demasiado a la izquierda perjudicando al partido de cara a las elecciones generales.


"El caucus de Iowa anima a todos los candidatos a confeccionar un mensaje para un grupo que en realidad no es representativo de todo el electorado"
, dice el Senador Gore para justificar su decisión de
poner el foco en las primarias de los estados sureños programadas para el 8 de marzo.


Dukakis dice que mantiene diferencias importantes con Gore en la política de Defensa, "pero por favor, que no me diga que es por culpa de alguien del caucus de Iowa".


Simon ejerce de defensor número uno de los iowanos: "No es verdad que Iowa no sea representativa de la nación". El senador por Illinois también difiere de Gore en temas militares y le acusa de pretender ocupar el hueco de Sam Nunn, el candidato que querían reclutar los demócratas más militaristas. "Entiendo el electoralismo de eso. Sam Nunn se salió de la carrera y de repente vimos emerger a un nuevo Al Gore".


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