21 de noviembre de 1975. Tras el anuncio de su candidatura a la nominación presidencial republicana de 1976 ayer en el Club Nacional de Prensa de Washington, DC, Ronald Reagan ha dedicado las últimas treinta y ocho horas a completar una gira relámpago por cuatro estados cruciales para su estrategia: Florida, New Hampshire, Carolina del Norte e Illinois.
Frank Reynolds cubre para ABC News los primeros dos días de la campaña del antiguo actor de cine. En ese tiempo, dice Reynolds, el ex gobernador de California, de 64 años, "ha pedido una revisión de la posición de EEUU en la ONU, una renegociación de los acuerdos de control de armas con los rusos; ha denunciado las nuevas leyes de reforma electoral como funestas; ha reafirmado su oposición al control de armas y a la Enmienda de Igualdad de Derechos para las mujeres (ERA); ha advertido en contra de la histeria por las recientes revelaciones sobre la CIA y el FBI; ha elogiado al Alcalde Daley de Chicago y las pistas de esquí de New Hampshire; ha pedido un recorte de 90,000 millones de dólares en gastos federales; ha rechazado con desdén a los críticos que dicen que está demasiado a la derecha como para atraer a demócratas e independientes; ha descartado formar un movimiento independiente y escoger a un compañero de fórmula no conservador; y hoy, en Carolina del Norte, ha citado a Franklin D. Roosevelt".
"Como él mismo dijo," dice Reagan citando a Roosevelt durante un mitin en un hangar del aeropuerto de Charlotte, "'hemos construido nuevos instrumentos de poder público en manos del gobierno del pueblo. Pero en manos de títeres políticos de una autocracia económica, ese poder produciría grilletes a las libertades de nuestro pueblo'. Desafortunadamente, esa advertencia fue ignorada".
"A pesar de su imagen conservadora, Ronald Reagan está ofreciendo al país lo que admite que es una filosofía radical", informa Reynolds. "Pero lo que está proponiendo no es que el gobierno federal sea movilizado para resolver los problemas del país sino que sea desmovilizado y hasta cierto punto desmantelado".
El propósito más inmediato de la campaña de Reagan, que de momento está dirigida desde un despacho de la firma de relaciones públicas de Peter Hannaford y Mike Deaver en el distrito de Westwood en Los Angeles, es minar la ventaja psicológica que tiene Gerald Ford por el hecho de ser el Presidente titular. "Fue la debilidad en las primeras primarias lo que resultó fatal para las perspectivas de reelección del Presidente Johnson en 1968 y las esperanzas presidenciales del Senador Edmund Muskie en 1972", recuerdan los asesores del candidato californiano en declaraciones a The New York Times.
"En opinión de los estrategas de Reagan", puede leerse en el Times, "ese tipo de debilidad podría ser especialmente peligrosa para Ford por las circunstancias en las que llegó a la Casa Blanca. Sienten que señales tempranas de flaqueo reforzarían las dudas que ya tienen muchos republicanos en que Ford, nunca puesto a prueba en una campaña nacional o estatal fuera de su pequeño distrito de Michigan, no tiene el atractivo electoral para ganar la Presidencia por sus propios méritos.
"Asesores clave de Reagan tienen hoy bastante más confianza en la capacidad de su estrategia para empezar una tendencia popular que la que tenían a comienzos del verano, cuando Ford parecía lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a un impulso insurgente desde la derecha de su partido".
El anuncio hace unos días por parte del Vicepresidente Nelson Rockefeller de que no será el compañero de fórmula de Ford el año que viene "no ha disminuido este entusiasmo, a pesar de que Rockefeller había sido la principal diana relacionada con la antipatía de los conservadores hacia esta Casa Blanca", cuenta el Times.
"Si esto hubiera ocurrido en primavera, cuando el Presidente estaba muy fuerte por su decisión en el incidente del Mayagüez y su veto a los proyectos de ley de gastos, le hubiera cortado el acceso a Reagan", dice un asesor del candidato insurgente al Times. "Ahora es demasiado tarde".
Por "demasiado tarde" quiere decir que los partidarios de Reagan han tenido todo el verano para "formar comités de 'Citizens for Reagan' en los estados clave donde había un fuerte sentimiento en contra del Vicepresidente que se volcó en contra de Ford por su relación con él y su aparente negativa a abandonar al antiguo gobernador de Nueva York". Ahora ya Reagan no puede decirles a sus seguidores que aborten la operación.
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