Oh, decidme, ¿veis a la primera luz de la aurora la que izamos con orgullo al último rayo del crepúsculo? (2)
25 de mayo de 2016. En la recta final de la campaña para la primaria de California, Donald Trump, como es habitual en él, llega con una hora de retraso a un mitin en Anaheim. Los organizadores le dicen que no hay tiempo para el himno nacional porque las cadenas de televisión llevan mucho tiempo esperando su llegada. "Yo les he dicho que sí lo tenemos. Tenemos tiempo para el himno nacional. ¿Verdad?", dice Trump a su público.
"Tenemos a una joven señora que va a cantarlo", dice el candidato. "Y yo le he dicho, '¿Qué vas a hacer?'. Y ella ha dicho, 'Bueno, se suponía que iba a cantar, pero no tenían tiempo porque las cámaras de televisión no podían hacerlo'. Yo le he dicho, '¿Sabes qué? Vamos a hacer el himno nacional, ¿vale?'".
Trump cede el micrófono a Sherry Wilkins, una rubia americana que interpreta el The Star-Spangled Banner. A continuación, el candidato invita a subir al escenario a un grupo de mujeres para que bendigan al país y lo bendigan a él. El constructor de rascacielos acaba de hacer una gran cosa de una pequeña cosa.
Trump es el nominado de facto del Partido Republicano desde que ganó la primaria de Indiana el 3 de mayo. Cuando los gerifaltes del establihment del partido ven improvisaciones como esta de su probable nominado (¿por qué ponerse así por el himno cuando no está amenazado?), se preguntan cómo rayos ha derrotado a sus candidatos sin advertir que acaban de presenciar el porqué.
7 de noviembre de 2016. Trump cierra su campaña en Grand Rapids, Michigan en la madrugada previa a las elecciones. A la espera del candidato, que llegará con una hora y media de retraso, Ted Nugent interpreta el himno nacional con su guitarra para sus paisanos michiguenses.
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