domingo, 10 de septiembre de 2017

¿Y si...?

John F. Kennedy Jr., ¿un Presidente para la línea histórica alternativa?

19 de julio de 1988. John F. Kennedy Jr., popularmente conocido como "John John" Kennedy, pronuncia un breve discurso en la convención demócrata para presentar al Tío Teddy (el Senador Ted Kennedy).


"Hace más de un cuarto de siglo, mi padre se presentó ante vosotros para aceptar la nominación a la Presidencia de los Estados Unidos", dice el hijo del héroe muerto. "Muchos de vosotros entrasteis en el servicio público por él. En un sentido estricto, él está con nosotros todavía gracias a vosotros".


Es la primera vez que el joven de 27 años -mucho más guapo que su padre y que dedica su tiempo a terminar la carrera de Derecho como buenamente puede, ligar con jóvenes actrices y modelos, practicar deporte sin camiseta en Central Park y asistir a los partidos de los New York Knicks con sus curiosos amigos celebrities- se decide a incursionar en un evento político.


"Dígame por qué ha decidido hacerlo", le solicita Connie Chung, la reportera estrella de la NBC.


"Porque Teddy me lo pidió y eso es suficiente", responde el joven Kennedy, que parece abrumado y todavía verde para el prime time.


"¿Cree que podría interesarle entrar en política?"
, le pregunta Chung.


"Bueno, estoy completamente ocupado y consumido con lo que estoy haciendo ahora. Obviamente encuentro interesantes los asuntos públicos", dice John John. "Veré qué pasa. Estoy contento con lo que estoy haciendo".


Dicen los cercanos a la familia que su madre -¿temiendo por su integridad física?- se niega en redondo a que el chico haga carrera política en el futuro. Otros dicen todo lo contrario: que la madre quiere que haga carrera política y que averigüe la verdad de lo que le ocurrió a su padre.




El chico morirá en un mes de julio de once años después en un accidente aéreo -desatando todo tipo de teorías de la conspiración- cuando parece que finalmente ha dado con el éxito profesional como fundador y editor de la revista George -pisa fuerte con una polémica entrevista a Oliver Stone o con un reportaje que se hace preguntas sobre el asesinato de Isaac Rabin- y está planteándose por primera vez en serio la posibilidad de explorar las aguas de la política. ¿Y si no hubiera muerto qué? ¿Habría cambiado algo? ¿Qué habría sido de Hillary Clinton? ¿Y de Barack Obama? La apasionante discusión, aquí.



Henry M. Jackson, ¿un Presidente para un EEUU sin Watergate?

5 de febrero de 1975. "Esta noche me gustaría anunciar mi candidatura para el cargo de Presidente de los Estados Unidos", proclama el Senador por Washington Henry Jackson en una cena de etiqueta al que ha invitado a sus aliados políticos. "¡Un hombre para el futuro de América!", puede leerse en el cartel que adorna el escenario.


Son muchos los expertos que consideran a Jackson el favorito inicial para la nominación presidencial demócrata de 1976 si Ted Kennedy renuncia a presentarse. Sólido en asuntos de Defensa, el que fuera presidente del Comité Nacional Demócrata en tiempos de JFK es percibido como un candidato apropiado después de la debacle de la Nueva Izquierda de George McGovern en 1972.


Autor del Acta Nacional de Política Medioambiental -la ley medioambiental más importante- y líder de los senadores críticos con la segunda ronda de conversaciones para la limitación de armas estratégicas con la URSS, una encuesta de Gallup revela que el senador washingtoniano se encuentra entre las 10 personalidades públicas más admiradas de EEUU. Y el Presidente
Gerald Ford habría confesado a sus asesores que Jackson es el rival al que más teme en 1976.


Sin embargo, con las secuelas que deja el escándalo Watergate -crisis del poder presidencial y desconfianza en la clase política nacional-, los votantes buscarán un outsider en el 76. Y nos quedaremos con la duda de si Jackson hubiera sido Presidente de no haber existido el Watergate. La apasionante discusión, aquí.


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