martes, 31 de octubre de 2017
Halloween en la Casa Blanca
El Presidente Trump y la Primera Dama repartieron ayer caramelos en el Pórtico Sur de la Casa Blanca
Tres días antes, el Presidente recibió en el Despacho Oval a los desgraciados niños de los corresponsales de la Casa Blanca disfrazados por Halloween
Tres días antes, el Presidente recibió en el Despacho Oval a los desgraciados niños de los corresponsales de la Casa Blanca disfrazados por Halloween
Halloween se ha celebrado en la Casa Blanca de diferente manera y con mayor o menor intensidad (pública) según cada administración. Tevi Troy, autor de un libro sobre la influencia de la cultura popular de los últimos 200 años en la Casa Blanca, nos hace un resumen aquí. La Asociación Histórica de la Casa Blanca repasa brevemente el impacto de Halloween en el 1600 de la Avenida Pennsylvania en los últimos sesenta años o en nueve de las once últimas administraciones. Richard Nixon y Bill Clinton han sido los Presidentes más halloweeneros.
Seguro que esta noche veréis cuatro o cinco películas de miedo. Pero si preferís esperar la visita de los difuntos en la cama, podéis hacerlo escuchando aquí un fantástico podcast sobre la película El exorcista (1973) de William Friedkin. La casa de la película está en el 3600 de la Calle Prospect, en el barrio de Georgetown, a solo unos 5 kilómetros (un cuarto de hora aproximadamente) de la Casa Blanca.
Fantasmas en la Casa Blanca
Joan Gage publicó hace un año en The Huffington Post un artículo sobre apariciones fantasmales en la Casa Blanca. Entonces estábamos en la recta final de la campaña electoral y no tuvimos tiempo de fijarnos, así que lo hacemos ahora.
Gage relata cómo durante una visita a la Casa Blanca en 1986, fue testigo de cómo el Presidente Ronald Reagan contaba una historia real de fantasmas; en concreto, del supuesto fantasma de Abraham Lincoln.
Reagan dijo: "Un miembro de nuestra familia y su marido siempre se quedan en la Habitación Lincoln cuando visitan la Casa Blanca. Hace algún tiempo, el marido se levantó y vio una figura transparente en la ventana de la habitación mirando hacia afuera. Entonces se volvió y desapareció. Su mujer se burló de él sin piedad durante un mes. Entonces, cuando estuvieron aquí hace poco, ella se levantó una mañana y vio la misma figura de pie en la ventana mirando hacia afuera. Ella podía ver los árboles a través de él. Otra vez se volvió y desapareció".
El Presidente se refería a su hija mayor, Maureen, que es solo una de las muchas personas que han visto algún fantasma, en especial el de Lincoln, en la Casa Blanca.
"No es solo el fantasma de Lincoln, aunque encabeza la procesión", escribe Gage, quien tras la confesión de Reagan se puso a investigar y descubrió que "media docena de Presidentes y Primeras Damas denunciaron incidentes fantasmales" en la residencia presidencial.
"[El fantasma de Lincoln] Provocó que Winston Churchill, quien salía desnudo del baño cuando tuvo un encuentro inesperado con Lincoln, se negara a dormir más allí. Abe también sorprendió a la reina Guillermina de Holanda, quien sufrió un patatús cuando escuchó que tocaban a la puerta y la abrió para encontrarse a Lincoln allí de pie.
"Es bien sabido que Abraham Lincoln y su mujer celebraron sesiones espiritistas en la Casa Blanca en un intento de contactar con el espíritu de su hijo Willie, quien murió allí y ha sido visto caminando por los pasillos.
"El fantasma de Dolley Madison, la mujer de James Madison, apareció a menudo en la Rosaleda que ella plantó. Incluso hay supuestamente un gato demoníaco en el sótano de la Casa Blanca que es visto pocas veces. Cuando aparece es el presagio de un desastre nacional. Aunque el gato demoníaco puede parecer al principio un minino inofensivo, aumenta en tamaño y maldad cuanto más te acercas. Un guarda de la Casa Blanca lo vio una semana antes del crack bursátil de 1929 y también fue visto, según consta, antes del asesinato de Kennedy en 1963.
"El fantasma de Abigail Adams ha sido visto tendiendo la ropa en la Sala Este. Apareció con frecuencia durante la administración Taft y últimamente en 2002, y a menudo le acompaña el olor a jabón de lavar.
"El propio Lincoln le dijo a su mujer que había soñado con su propio asesinato tres días antes de que ocurriera realmente. La mujer de Calvin Coolidge declaró haber visto el fantasma de Lincoln de pie en una de las ventanas del Despacho Oval, con las manos asidas en la parte de atrás y mirando por la ventana, justo igual que una figura en una pose similar que vio la hija de Reagan. El aparcacoches de Franklin Roosevelt huyó gritando de la Casa Blanca después de ver el fantasma de Lincoln. Eleanor Roosevelt, Lady Bird Johnson y la hija de Gerald Ford, Susan, todas sintieron la presencia de Lincoln cerca de la chimenea en la Habitación Lincoln".
lunes, 30 de octubre de 2017
Valoraciones
8 de junio de 1976. Finalizado el proceso de primarias y con la nominación demócrata virtualmente asegurada, un relajado Jimmy Carter, vestido con jeans, camisa de cuadros y chaqueta vaquera, recibe a la prensa en el cuartel general de su campaña en Plains, Georgia. El interés de los reporteros que siguen la aventura electoral del cacahuetero se centra ahora en conocer la identidad de su compañero de fórmula.
El ex gobernador de Georgia acaba de recibir los apoyos del Gobernador de Alabama George Wallace, del Alcalde de Chicago Richard Daley y de otros pesos pesados de las filas del Partido Demócrata, y se declara "libre para escoger a un compañero de fórmula sin consideraciones electoralistas ni consideraciones de delegados". Es decir, que no piensa optar por ninguno de sus rivales de las primarias.
"Obviamente va a haber muchas especulaciones sobre la Vicepresidencia. Nadie está autorizado a hablar por mí, nadie. Mi selección del recomendado para compañero de fórmula se basará estrictamente en las cualidades que os he resumido tantas veces por todo el país", dice el virtual nominado demócrata. "En primer lugar, que sea la persona mejor cualificada de este país para ser Presidente si algo me pasase a mí. En segundo lugar, que sea alguien compatible conmigo políticamente y en otras cosas, y no servil sino compatible. En tercer lugar, y quizás a mucha distancia en impotancia, que sea alguien que aporte algo de equilibrio geográfico al ticket".
Entre tanto, en la Casa Blanca, el Presidente Gerald Ford ofrece una rueda de prensa en la rosaleda para hacer un balance de las primarias republicanas y analizar sus posibilidades de ser nominado en la convención de agosto en Kansas City.
"Diría que ha sido un duro combate. La competición ha sido áspera. Cuando empezamos esperábamos ganar en Kansas City y pensamos que vamos a ganar en Kansas City", dice Ford. "Hemos tenido algunas decepciones pero por otro lado lo hemos hecho muy, muy bien como en Ohio y New Jersey y creo que lo haremos bien en algunos de los estados de la convención".
El conservador Ronald Reagan ha recortado la ventaja del Presidente ganando el último día los 167 delegados de California mientras Ford resistía ganando un número menor de representantes con sus victorias en Ohio y New Jersey. Ford se mantiene en cabeza en número total de delegados comprometidos para la convención (919 frente a 868) pero todavía necesita convencer a dos centenares de delegados no comprometidos para llegar a la cifra necesaria para ser nominado (1,130).
El Presidente se aventura a decir que "vamos a ganar en la primera votación" en la convención porque sabe que la mayoría de los delegados no comprometidos son cargos estatales y locales del partido que están más cerca de él que de Reagan.
Frank Reynolds, de ABC News, recoge la postura de Reagan en una entrevista que le realiza en su casa de Pacific Palisades, a las afueras de Los Angeles.
"¿Se siente libre ahora para ir a por algunas de esas personas [delegados no comprometidos] aunque parezca, al menos en la superficie, que se han comprometido con el Presidente?", pregunta Reynolds al ex gobernador de California.
"Oh, sin duda, porque incluso aunque Pennsylvania votó una especie de resolución de apoyo a él [a Ford] bajo persuasión y presiones políticas, también están legalmente comprometidos a estar no comprometidos y eso significa que están esperando a tomar una decisión. Por consiguiente, creo que es perfectamente apropiado que los candidatos intenten persuadirlos para que decidan a su favor", dice Reagan, prometiendo pelear hasta el final.
domingo, 29 de octubre de 2017
"No soy candidato pero aquí ando"
29 de abril de 1976. Tras meses amagando con entrar en las primarias demócratas, el Senador Hubert Humphrey, ex Vicepresidente de EEUU y nominado presidencial demócrata de 1968, se autodescarta.
"No entraré en la primaria de New Jersey ni autorizaré a ningún comité o comités a solicitar fondos, a organizarse o a trabajar en mi nombre", declara solemnemente en Washington, DC.
El veterano político de Minnesota, a punto de cumplir los 65 años, decepciona a sus entusiastas, auténticos fanáticos que llevan ocho años esperando la segunda venida de Humphrey y que le han suplicado durante meses que monte una operación oficial para hacer descarrilar a Jimmy Carter, el favorito inesperado que se ha situado con el mayor número de delegados en una carrera en la que el establishment del partido esperaba pacientemente a Humphrey y Ted Kennedy (a qué me suena eso).
Humphrey asegura que no buscará la nominación activamente. "No la pediré, no competiré por ella, no la buscaré, no lucharé desesperadamente por ella", dice. "Pero aquí ando", añade, dejando la puerta abierta en caso de que haya un bloqueo en la convención de julio.
"Jimmy Carter va a tener una sustanciosa pila de voto. Con ese tipo de apoyo y con mucho momentum, ese candidato va a conseguir la nominación", opina Humphrey sin hacerse ilusiones.
Su decisión deja vía libre a Carter para conseguir una victoria en la primera votación de la convención de Nueva York. Pero el mensaje que le lanza es: 'Vale, Jimmy, ve e inténtalo. Pero no te enfades conmigo si te quedas corto en una primera votación y la convención termina volviéndose hacia mí'.
Los políticos demócratas del Capitolio, muchos de ellos leales aliados de Humphrey, admiten que manteniéndose al margen de la disputa electoral, Humphrey busca evitar el rencor de los seguidores de Carter si su candidato no consigue salir nominado en una primera o segunda votación en el Madison Square Garden. Así al menos puede poner sus esperanzas en una posible convención abierta y esperar que los delegados de Carter lo apoyen a él antes que a otros que, como Frank Church o Jerry Brown, sí han dado el paso de enfrentarse al ex gobernador de Georgia en las primarias.
"No creo que cambie mucho nuestra estrategia. Creo que el Senador Humphrey ha tomado una buena decisión", declara Carter cuando se entera de la decisión del hombre que llevaba meses acechando sin dar la cara. "Aunque creíamos que podría intentarlo en New Jersey, eso solo le habría dado la oportunidad de competir por unos 150 delegados. Sería una base muy débil para declarar una tentativa exitosa en la convención", dice Carter.
El muchacho local y el campeón del voto cruzado pelean en el Medio Oeste
4 de mayo de 1976. Ronald Reagan hace campaña en South Bend, Indiana buscando añadir momentum a su reciente victoria en la primaria republicana de Texas con otra victoria en la primaria de la Encrucijada de América, que sería su primera fuera del Sur.
El candidato conservador tiene la oportunidad de demostrar "que puede ganar fuera del Sur y poner al Presidente Gerald Ford en un agujero político del que solo saldrá, si es que lo logra, si se esfuerza", indica The New York Times.
Ford no ha renunciado a hacer campaña en el estado pero en su equipo ya achacan su posible derrota a la participación en la primaria republicana de los antiguos partidarios demócratas de George Wallace. Se calcula que un tercio de los participantes en la elección republicana de Indiana serán demócratas e independientes que hace cuatro años participaron en la disputada primaria demócrata de aquel año.
El liderazgo republicano estatal apoya al Presidente. "La mayoría de los cargos públicos estatales son partidistas, y casi todos estos cargos, así como otros empleados clientelares, destinan el 2 por ciento de sus salarios a las arcas de los partidos", explica el Times.
Así que Reagan apuesta por redoblar el relato del outsider tanto por convicción como por necesidad. El ex gobernador de California dice que él es el único que puede neutralizar el discurso de candidato del cambio que intentará vender el probable nominado demócrata Jimmy Carter en otoño.
"Jimmy Carter, como yo mismo, al no ser un miembro del establishment de Washington, podrá hacer campaña sobre el cambio que creo que la gente ha demostrado que quiere en Washington", dice Reagan. "Como he dicho a menudo, creo que Washington es el problema, no la respuesta".
11 de mayo de 1976. Reagan suma una nueva victoria en Nebraska después de sus triunfos en Indiana, Alabama y Georgia.
Ya puede decirse que Ford es el Presidente titular que más reveses electorales ha sufrido en unas primarias desde William Howard Taft en 1912, cuando este fue derrotado en 12 primarias por su antecesor Teddy Roosevelt. Y podría convertirse en el primer Presidente republicano titular que pierde la nominación de su partido desde Chester Arthur en 1884.
El candidato insurgente ha adelantado a Ford en número total de delegados, aunque el Presidente dice que cuenta con el apoyo de un gran número de delegados no comprometidos en Nueva York y Pennsylvania que no se incluyen en el total oficial.
"Varios oficiales del partido dicen que sospechan que el bloque de delegados no comprometidos, que es de unos 327 hasta ahora, podría decantar el equilibrio de poderes cuando la convención abra sus puertas en agosto en Kansas City. Los grupos más numerosos de delegados no comprometidos son de Nueva York y Pennsylvania, con los demás desperdigados", leemos en el Times.
"Eso podría otorgar un poder de negociación considerable al Vicepresidente Nelson Rockefeller y a su agente Richard M. Rosenbaum, el presidente del Partido Republicano de Nueva York, quien mantiene una estrecha relación con los líderes no comprometidos en todas partes. A cambio de apoyar a Ford, podrían demandar concesiones en el programa electoral o tal vez incluso la nominación a Vicepresidente.
"Cuando empiece la convención, comenta Robert Strauss, el presidente nacional de los demócratas, puede que Rockefeller sea "el tipo sentado en la posición más ventajosa"".
Leemos en la prensa que a la luz de las victorias de Reagan, Ford está revisando su estrategia y ya no se dedicará a responder personalmente a todas las críticas que le lance su adversario.
"Entre las propuestas que están siendo consideradas por los responsables de la campaña del Presidente están el abandono de las sesiones públicas de preguntas y respuestas, que a menudo lo colocan a la defensiva, y un intento de pintar a Reagan como un reaccionario peligroso y no elegible", informa R. W. Apple en el Times.
"Pero los estrategas de Ford, muy sobresaltados por la demoledora derrota del Presidente en Texas e incluso más preocupados por sus derrotas en Indiana, Alabama y Georgia, admiten que no tienen ni idea de cómo evitar que los demócratas se cambien de bando en el futuro, como ocurrió en Indiana, donde dieron a Reagan su victoria por 15,000 votos".
Comentando su victoria en Nebraska, su segundo éxito en el Medio Oeste, Reagan destaca que Ford ya no puede ampararse en ese argumento de que las victorias conservadoras solo se deben al trasvase de votos de demócratas desencantados.
Nebraska "es el estado más republicano de la Unión. No está permitido cambiarse de bando", dice Reagan. "Y es un estado agrícola, lo cual creo que va a ser vital en otoño para las posibilidades republicanas".
14-18 de mayo de 1976. "Animados por su éxito en Indiana, las fuerzas de Reagan preparan sus planes para intentar tender una emboscada al Presidente Ford en su propio estado, Michigan. El Senador por Nevada Paul Laxalt, que encabeza la campaña del conservador de California, ha dicho en Washington que él y otros estrategas valoran la posibilidad de un bombardeo de anuncios televisivos para reforzar la campaña en Michigan", leemos en el Times.
Es verdad que Reagan cuenta con muy poca organización en el estado, "pero Michigan sí permite cambiarse de bando, y George Wallace atrajo 809,239 votos para ganar la primaria presidencial demócrata de allí en 1972, lo que sugiere que existe un gran potencial de trasvase de votos. Las fuerzas de Reagan se han movido rápidamente para explotar esa posibilidad".
The New York Times nos presenta a uno de esos votantes que piensan pasarse de Wallace a Reagan: es Dewey Burton, un trabajador blanco de Detroit. La suya es una de las primeras semblanzas publicadas en prensa de lo que cuatro años después se conocerá como "Demócratas de Reagan".
El encargado de la campaña de Reagan en Michigan, un legislador estatal llamado John Welbourn, repite a los cuatro vientos que el antiguo actor de cine y ex gobernador de California "dice las mismas cosas que decía el Gobernador Wallace hace cuatro años" sobre el busing o la política exterior.
No obstante, en el equipo del Presidente Ford confían en que pese más su condición de hijo favorito del estado. Jerry Roe, director ejecutivo del Partido Republicano de Michigan, declara al Times que "hay un gran orgullo por el hecho de que Ford sea el primer Presidente procedente del estado". El legislador Welbourn "es el único político republicano de cierta importancia local que apoya a Reagan", dice Roe.
En cualquier caso, la norma estatal de adjudicación proporcional de delegados hace que un buen segundo puesto en Michigan no sea malo para Reagan, como admite el propio candidato durante una visita a Detroit tres días antes de la primaria del estado de los Grandes Lagos.
"Voy a hacer campaña tan arduamente como pueda. Voy a intentar hacerlo tan afanosamente como pueda para ganar, pero aquí tenéis delegados proporcionales. Quiero todos los delegados que pueda conseguir, pero no creo que el estado sea tan crucial. En otras palabras, una derrota mía no tendría el mismo impacto que una derrota suya", declara Reagan.
Un día después de la visita del aspirante a Detroit, el Presidente de los Estados Unidos se sube a un tren adornado con los colores de la bandera nacional para recorrer el sur de Michigan haciendo paradas en Flint, Durand, Lansing, Battle Creek, Kalamazoo y Niles.
"Dejad que os diga muy categóricamente: necesito vuestro apoyo el martes y si nos dais el apoyo que sé que nos daréis, tendrá un tremendo impacto de punta a punta del país", dice Ford durante su parada en Durand, un pueblo de unos pocos miles de habitantes. "Yo no decepcionaré a Michigan y vosotros no me decepcionéis el 2 de noviembre o el próximo martes".
Hay una expresión de urgencia en las palabras de Ford porque sabe que tiene que ganar sí o sí en Michigan para demostrar que sigue siendo un candidato nacional viable.
"Para el Partido Republicano, cualquier cosa que no sea una victoria aplastante de Ford, lo suficientemente grande como para minimizar el desafío de Reagan, será una mala noticia. Una victoria ajustada de Ford dejaría a los republicanos igual que ahora: con un Presidente titular muy débil empatado con un conservador doctrinario, garantizando una gran división hasta la convención y quizás después de la convención", pronostica el Times.
Si Ford no gana en Michigan, no se descarta la entrada de nuevos candidatos en la competición republicana. "Los elogios del Vicepresidente Nelson Rockefeller al Presidente se han vuelto más cautos en los últimos días. El Senador por Tennessee Howard Baker ha cuestionado en público su propia decisión de no entrar en las primarias. Y el ex Gobernador de Texas John Connally ha estado recorriendo el país discretamente", leemos en el Times.
Finalmente, el "voto cruzado" no será suficiente para Reagan y el "muchacho local" Ford ganará Michigan con el 65 por ciento de los votos. Una de las claves será que la igualdad entre los demócratas Jimmy Carter y Mo Udall en Michigan (Carter ganará la primaria por menos de un punto) provocará que muchos demócratas tentados de participar en la primaria republicana se sientan obligados a permanecer en la primaria demócrata.
viernes, 27 de octubre de 2017
Texas premia a los beligerantes
Abril-mayo de 1976. Tras sus grandes victorias en las primarias republicanas de Wisconsin y Nueva York el 6 y 9 de abril, el Presidente Gerald Ford siente que está a punto de noquear a Ronald Reagan, aunque es cauteloso y se describe a sí mismo como el "underdog" en la siguiente primaria de peso: Texas.
En el estado de la estrella solitaria, el Presidente tiene el apoyo del Senador John Tower; de Ray Hutchison, presidente del Partido Republicano de Texas; y de Linda Cockrell, alcaldesa de San Antonio.
Pero el acercamiento de Ford a los votantes texanos no empieza con buen pie. Durante una recepción organizada por las Hijas de la República de Texas en San Antonio, el Presidente exhibe su ignorancia sobre los platos típicos de la región.
"Tenían bebidas y tamales. Muy pronto se hizo evidente que el Presidente Ford no estaba muy familiarizado con los tamales. Nos dimos cuenta de que parecía intentar comerse un tamal sin pelar el caparazón. Así que se le explicó que había que pelarlos", cuenta la Alcaldesa Cockrell.
La prensa se hace eco del incidente. El San Antonio Express-News publica al día siguiente la fotografía de un Presidente perplejo mordiendo un tamal sin pelar. La escena ahonda en la percepción de que Ford es un hombre torpe (un hombre que no puede caminar y mascar chicle al mismo tiempo, según sus críticos).
El comandante en jefe maquilla la visita a Texas con una aparición en un partido de los Texas Rangers, donde lanza dos pelotas al receptor del equipo, Jim Sunberg, y presume de su afición a los deportes.
Mientras tanto, su adversario en las primarias republicanas, Ronald Reagan, para el que la primaria de Texas es una cuestión de vida o muerte, continúa haciendo de Henry Kissinger el saco de todos los golpes de los conservadores a la administración Ford.
En una gira por África hace unos días, Kissinger pronunció un discurso en el que afirmó el apoyo de EEUU a la justicia racial y criticó el régimen segregacionista de Ian Smith en Rodesia. El secretario de Estado está intentando presionar a Smith para que acepte una negociación que lleve a un gobierno de la mayoría negra en la antigua colonia británica.
En un acto de campaña en El Álamo, donde en el siglo XIX unos milicianos texanos resistieron trece días el asedio del ejército mexicano, Reagan describe las acciones de Kissinger en África como una receta para provocar un derramamiento de sangre en contra de la minoría blanca.
"Anunciando lo que llamó oposición americana implacable al gobierno de Rodesia y decretando que Rodesia debe alcanzar un gobierno de la mayoría en el plazo de dos años, es posible que el señor Kissinger haya socavado literalmente la posibilidad de un asentamiento ordenado", declara el ex gobernador de California.
"Pero es todavía más increíble", sigue diciendo Reagan, "su anuncio de que nuestros ciudadanos, los ciudadanos americanos que están en Rodesia, no serán protegidos por nuestro gobierno y que a los ciudadanos estadounidenses que residen en Rodesia se les aconsejará que se vayan. Esta debe ser la primera vez en nuestra historia que nuestro gobierno proclama oficialmente que sus ciudadanos no serán protegidos en un país extranjero".
La beligerancia de Reagan funcionará mejor que las visitas turísticas de Ford. Reagan ganará la primaria de Texas el 1 de mayo. Ford, en grave peligro, titulará el diario español ABC.
Después de Texas, a la que sigue otra victoria en Georgia, Reagan hace una parada en Louisiana en busca del apoyo de sus delegados no comprometidos con ningún candidato porque planea pelear por la nominación republicana hasta la convención de agosto.
"Llevo mucho tiempo intentando decir nuestras proyecciones de lo que podría ocurrir en esta campaña de primarias en la que el señor Ford y yo probablemente llegaremos hasta la convención, cada uno con un grupo de delegados comprometidos, y habrá un grupo de delegados no comprometidos", dice Reagan en un mitin en el aeropuerto de Shreveport.
"En la convención se tomará la decisión de quién se convertirá en el nominado del partido", dice Reagan convencido de sus posibilidades. "Tengo que deciros que el paisaje de los últimos días ha superado en mucho nuestras proyecciones. Me gustaría ver a la delegación de Louisiana comprometida porque creo que ahora es posible ir a la convención con suficientes delegados para ganar en una primera votación".
Posdata de Halloween
Seguramente este fin de semana volváis a mil novecientos ochenta y cuatro, el año más productivo de la historia más reciente de la república, y al mundo del revés de la Indiana de Michael Jackson y Dan Quayle con la segunda temporada de Stranger Things. Pero con motivo de que es el fin de semana previo a Halloween, me permito proveeros también de tres cosas que necesitaréis en esta recta final para la noche de muertos: ¡una película, una miniserie y un podcast!
La película que os recomiendo es En la boca del miedo (1995) de John Carpenter (ver aquí), que os hará viajar a New Hampshire de una manera muy diferente a como lo hacemos en campaña. La miniserie indicada es La tormenta del siglo (1999) de Craig R. Baxley con guión de Stephen King (parte 1, parte 2 y parte 3), que os llevará a las costas de uno de vuestros estados favoritos, Maine, y no precisamente en busca de un voto electoral suelto como el año pasado. Y el podcast alucinante es uno dedicado a Pesadilla en Elm Street (1984) de Wes Craven (escuchar o descargar el podcast aquí), que os transportará al ficticio suburbio de Springwood, en la siempre decisiva Ohio.
jueves, 26 de octubre de 2017
Desavenencias en política exterior
2 de abril de 1976. Semana y media después de la victoria de Ronald Reagan sobre Gerald Ford en la primaria republicana de Carolina del Norte, su primer triunfo en estas elecciones, surge una fuerte polémica en la campaña cuando Reagan empieza a mencionar en sus discursos unas supuestas declaraciones del Secretario de Estado Henry Kissinger.
"Los días de Estados Unidos son pasado y hoy estamos en los días de la Unión Soviética. Mi tarea como secretario de Estado es negociar la segunda posición más aceptable posible" para EEUU, son las palabras que Reagan atribuye a Kissinger. La administración Ford niega la veracidad de las declaraciones y llama irresponsable a Reagan. Pero el candidato conservador, que no quiere vivir "en un mundo donde la Unión Soviética sea la número uno", señala que la cita está recogida en un libro escrito por el Almirante Elmo Zumwalt.
"Me reafirmo en todo lo dicho y tengo plena confianza en mis fuentes", dice Reagan en rueda de prensa desde Los Angeles. "¿Me está acusando de inventar?", pregunta molesto. "El señor Ford está hablando vagamente y de una manera injustificada", agrega.
Los reporteros le preguntan si está buscando convertir a Kissinger en la diana de sus críticas porque en general a la gente le cae peor el secretario de Estado que el Presidente.
"Lo he utilizado como un ejemplo de lo que creo que va mal en la política exterior, pero creo que el Presidente de los Estados Unidos es el responsable de la política exterior y parece sostener las posiciones que toma el secretario de Estado", se explica Reagan. "Parece que el doctor Kissinger solo es capaz de responder -y parece que el Presidente se hace eco- que es peligroso que alguien critique la política exterior".
Reagan lleva días pidiendo mantener un cara a cara televisado con Ford para debatir sobre política exterior. Coincidiendo con la discusión en torno a las supuestas declaraciones de Kissinger, el aspirante redobla el desafío.
"Debatiría encantado estos asuntos con el Presidente o estaría encantado de responder a cualquier detalle que él pueda ofrecer. Pero por lo visto hemos tocado una fibra sensible", dice Reagan.
"No creo que el debate sea necesario", responde Ford desde Wisconsin, donde es el favorito en la primaria del 6 de abril. "Yo ya he manifestado los datos, los números y las líneas generales, y no creo que sea de ayuda un debate con una persona que no está familiarizada con los datos".
Team Ford propone a Team Reagan que sea el Senador John Tower, un aliado de Ford, el que debata con Reagan. Pero el equipo del ex gobernador de California no acepta rebajar al candidato: "Nos encantaría enviar a un portavoz suplente a debatir con el senador, pero queremos al Presidente en persona".
Reconquistando a los negros
14 de abril de 1976. La relación del candidato Jimmy Carter con el electorado afroamericano se ha vuelto equívoca después de que el ex gobernador de Georgia declarase recientemente que no ve "nada malo en mantener la pureza étnica" de algunos barrios y que no quiere imponer una integración racial forzosa mediante la acción del gobierno. El hombre que encabeza la carrera presidencial demócrata dijo algo muy sensato, pero utilizó un lenguaje ("pureza étnica") que levantó una enorme polvareda política que está siendo aprovechada por sus detractores.
"Ahora nadie tiene que pararlo; ya se ha parado él mismo", declara a The New York Times Percy Hutton, un líder negro de Manhattan aliado con el candidato-no candidato-candidato al acecho Hubert Humphrey.
Carter quiere derrotar a Henry Jackson en Pennsylvania el 27 de abril y apearlo definitivamente de la carrera. Pero muchos activistas negros creen ahora que Carter va a verse perjudicado en un estado que cuenta con un importante bloque de votantes negros concentrado en algunos distritos de Philadelphia.
"Creo que el impacto se notará en Pennsylvania, pero, honestamente, me sorprende la cantidad de gente que está dispuesta a tragarse esa amarga píldora sin echar la pota", dice Hutton.
"Me ofende mucho", coincide Thomas Todd, un conocido abogado de los derechos civiles. "No confío en él. Creo que no es sincero. Me consume verlo en iglesias negras apelando a los negros solo con su carisma y con esa actitud de, 'Algunos de mis mejores amigos son gente de color'".
"Bajo el revestimiento, en los asuntos, Carter es pronegro solo si los negros permanecen en su lugar. Creo que ha jugado con la comunidad negra", añade Todd. "Soy un admirador de Andy Young, pero me enfada verlo defendiendo a Jimmy Carter. Andy es quien debería estar presentándose a Presidente, no Jimmy Carter".
La polémica le llega en un momento muy inoportuno a Carter, justo después de haberse consolidado como la opción preferida de los negros en la primaria de Illinois, donde se hizo con el 96 por ciento del voto negro tras pronunciar varios discursos en iglesias de la zona sur de Chicago.
Es verdad que no cuenta con el apoyo explícito de demasiados líderes afroamericanos. En su equipo solo destacan dos políticos negros: el Congresista Andy Young, de Georgia, y el Alcalde de Detroit, Coleman Young. Pero tiene la ayuda de dos georgianos que son dos figuras de peso en esa comunidad: el activista por los derechos civiles John Lewis y el reverendo Martin Luther King senior, padre del asesinado líder del movimiento de los derechos civiles, que ha grabado anuncios de radio declarando su confianza en el que fue su gobernador.
"Entre todos los candidatos, Carter ha sido capaz de proyectarse como alguien capaz de comprender e identificarse con la gente negra", declara John Lewis al Times.
"¿Cuántos negros hay en Arizona y en el estado de Washington?", pregunta Lewis refiriéndose a los estados de Mo Udall y Henry Jackson, dos de los rivales de Carter en las primarias demócratas.
"Aunque ahora no sea pobre, creció con los negros pobres en el Sur. Solía estar rodeado de negros. En Atlanta tuvo que tratar con algunos de los negros más políticamente astutos y beligerantes de la nación", dice Lewis. "Su esfuerzo por derrotar a George Wallace se volvió simbólico, David contra Goliat. Sobresalió como algo bueno y decente que aparece en el Sur".
Carter agradece las palabras de apoyo de Lewis y sus asesores piensan: ¡qué mejor modo de librarse de la polémica sobre la "pureza étnica" que montando un mitin con Papá King en el centro de nuestra Atlanta!. Dicho y hecho. Carter se presenta con King ante un público de negros y blancos reunidos en un parque de la capital de Georgia, donde el reverendo dice que el comentario del candidato fue "un lapsus que todos saben que no representa su forma de pensar". King le da su bendición: "Yo tengo un corazón indulgente. Así que, gobernador, yo estoy con usted hasta el final".
Dos sureños y un halcón acaparan la carrera demócrata
7 de marzo de 1976. Tres candidatos compiten por la victoria en la primaria presidencial demócrata de Florida que se celebra en dos días.
El Gobernador de la vecina Alabama, George Wallace, fue el ganador de la primaria demócrata del estado soleado hace cuatro años. Ahora vuelve a presentarse como "el candidato no liberal del pelotón", pero, postrado en una silla de ruedas, su salud genera dudas. Intenta "demostrar que su discapacidad física no es una verdadera desventaja, pero no está logrando ninguno de sus objetivos", dice la televisión.
Entre las razones por las que puede que Florida no sea ya territorio de Wallace, "la principal es la percepción de que Wallace no podría ejercer la Presidencia desde una silla de ruedas".
Wallace compite con Jimmy Carter y Henry Jackson.
Carter viene de derrotar al Senador Birch Bayh en Iowa y al Congresista Mo Udall en New Hampshire, dos de los principales representantes del ala progresista del partido y de la clase política de Washington, DC, ahora noqueados. En esta segunda fase, "la estrategia de Carter para ganar la nominación se basa en su capacidad para demostrar que puede derrotar o casi derrotar a George Wallace en Florida" neutralizando así a su único rival sureño de cara a las primarias de otros estados de la misma región, comenta Sam Donaldson, el reportero que cubre la campaña para la cadena ABC.
Si lo logra, la pelea por la nominación se convertirá en un cara a cara nacional con Jackson. El veterano senador por Washington no pasará del tercer puesto en Florida, pero viene de ganar la primaria de Massachusetts y lleva las de ganar en la importante primaria de Nueva York gracias a sus vínculos con la comunidad judía y su red de apoyos políticos y financieros en la Gran Manzana. Y dispone de dinero para competir en la larga distancia.
"En sus anuncios de televisión y apariciones personales, Jackson prácticamente ignora a George Wallace y se concentra en Jimmy Carter", nos cuenta Barrie Dunsmore, otro reportero de ABC. "Jackson critica las propuestas de reforma fiscal de Carter, su credibilidad y su historial en materia de derechos civiles".
El escenario descrito simboliza el drama del ala liberal/progresista del Partido Demócrata. No les convence Carter pero lo necesitan para bloquear a Wallace en Florida. Por otro lado, a nivel nacional, quien se está beneficiando de las constantes dudas y críticas de los liberales del Norte al ex gobernador de Georgia es Jackson, que no es precisamente santo de la devoción de los liberales (o progresistas), en especial en política exterior (ha sido un infatigable partidario de la guerra de Vietnam, propone endurecer la postura de EEUU frente a la URSS y es muy cercano al complejo militar-industrial).
Mike Abrams, presidente de los demócratas del condado de Miami-Dade, alerta sobre las posibles consecuencias (el ascenso de Jackson) que puede tener esa actitud del establishment político liberal. Como un liberal del Sur que es, Abrams, de 28 años, opina que los políticos liberales del Norte se resisten a Carter simplemente porque es un sureño.
"Al principio apoyé a Carter por razones de pragmatismo. Porque es quien puede derrotar a Wallace. Después he llegado a conocerlo y me ha parecido un hombre compasivo y decente, así que ahora es mi primera opción a largo plazo y no solo un vehículo para derrotar a Wallace. Las cosas que dice Jackson en política exterior dan miedo. Y la gente con la que está asociado aquí en Florida son los viejos políticos, los demócratas conservadores", declara Abrams a The New York Times.
"Nuestros amigos liberales del Norte se han olvidado de Jackson. Están de brazos cruzados diciendo que Jimmy Carter es otro Nixon. Pero en la convención en julio vendrán a nosotros y nos preguntarán: '¿Qué hemos hecho mal? ¿Cómo ha llegado Jackson hasta aquí?'", dice Abrams.
Anthony Lewis, periodista del Times, escribe sobre las inciertas esperanzas de los liberales: "Todavía falta mucho hasta julio. Muchas cosas pueden pasar antes de la convención. Mo Udall podría recuperarse de su mediocre desempeño en las primeras primarias, ganar la primaria de Wisconsin y seguir fuerte hasta California. Frank Church podría entrar en campaña la semana que viene y contagiar una gran pasión. Hubert Humphrey podría abandonar su reticencia a presentarse. Pero ahora mismo ninguna de esas posibilidades parece probable...Si es así, todavía parecerá una competición entre Jackson y Carter en abril".
Lo que sí ocurrirá es que una victoria en la primaria de Florida disparará la proyección mediática de Carter, y no solo en EEUU. Carter copará por ejemplo la portada del diario español ABC el 11 de marzo de 1976.
miércoles, 25 de octubre de 2017
Todos los ojos puestos en New Hampshire: mil votos harán la diferencia
8 de febrero de 1976. Mucha prensa extranjera se acerca a New Hampshire a cubrir la recta final de la primaria republicana que pondrá a prueba por primera vez el apoyo con el que cuenta el Presidente Gerald Ford (continuador de la política exterior de la última década de aminorar tensiones con la URSS) entre las bases de su propio partido.
"Aunque los comentaristas de los periódicos y de la televisión a menudo afirman que hay pocas diferencias sustanciales entre Gerald Ford y Ronald Reagan, otros obviamente no están de acuerdo. El Presidente Ford llenó el complejo deportivo de la Universidad de New Hampshire con una multitud electrizante. Volaron las preguntas aclorada e intensamente con el Presidente hablando de asuntos que iban desde la economía hasta el uso de la marihuana", informa Jane Taylor, corresponsal de la red de noticias británica ITN, desde Durham.
"Mientras no haya un mayor grado de unanimidad en el mundo científico en que la marihuana no es nociva para el individuo, no creo que debamos despenalizarla", declara el Presidente en el auditorio de la universidad.
Ford defiende lo hecho en el año y medio que lleva en la Casa Blanca y explota las ventajas de la posición de Presidente titular.
"Yo tengo un historial. Nosotros no podemos decir una cosa y después hacer otra. Nosotros tenemos que lidiar con la realidad. Y tomando decisiones de acuerdo con la realidad hemos tenido éxito dando la vuelta a la economía y llevando a buen término la política exterior. Creo que a la hora de la verdad, la gente quiere una calidad demostrada más que uno que no ha tenido que tomar esas difíciles decisiones", dice el comandante en jefe.
"Para Ronald Reagan, dos días después, el mismo complejo apenas estuvo medio lleno", nos cuenta Jane Taylor en su crónica.
Aunque de forma más matizada que hace cuatro meses, el candidato insurgente sigue apostando por remitir algunos programas federales a los estados. Habla de "media docena de programas ejecutados por el gobierno federal y que el gobierno federal no está equipado para operar".
"Deberían ser transferidos de vuelta a las autoridades estatales y locales. Y con ellos deberían ser transferidas las fuentes tributarias que el gobierno federal utiliza para pagarlos", insiste el ex gobernador de California.
El otro frente de ataque contra Ford es su ambigua política hacia la Unión Soviética. Reagan adopta la postura de halcón de la Guerra Fría.
"Me perturbó que el secretario de Estado le dijera a la Unión Soviética que salga de Angola pero al mismo tiempo siga haciendo su maleta para ir a Moscú y hablar con ellos sobre el SALT II [las negociaciones para el tratado sobre limitación de misiles antibalísticos]", dice Reagan. Si se busca convertir la relación con los soviéticos "en una calle de doble sentido, porque ahora mismo es una calle de sentido único que la Unión Soviética utiliza en nuestro perjuicio, [Kissinger] debería deshacer su maleta y decir, 'No puedo ir a Moscú hasta que resolvamos este problema'".
Taylor concluye que "Gerald Ford trajo con él la mística de la Presidencia, mientras que Ronald Reagan, dando el mismo discurso y respondiendo a las mismas preguntas en todas las ciudades y aldeas, parece haber perdido algo de ese glamour de estrella de cine".
Queda claro que los medios extranjeros se posicionan a favor del Presidente.
21 de febrero de 1976. La incertidumbre es total a solo tres días de la primaria republicana de New Hampshire. Los sondeos dan una muy ligera ventaja a Ford, pero el Presidente, debido a sus obligaciones oficiales, no puede dedicar tanto tiempo como su rival a hacer campaña.
"Si lanzas una pregunta al Presidente Ford desde la muchedumbre como hice yo y le preguntas si ganará en New Hampshire, él no solo te dirá que sí sino que también se lo dirá a la multitud", cuenta Michael Brunson, otro corresponsal de la ITN.
"Todas las encuestas muestran la carrera extremadamente igualada entre el Presidente Ford y Ronald Reagan. Demasiado igualada para hacer un pronóstico, dicen aquí. ¿Importan estas primarias? Sí importan. Sería un duro golpe para el orgullo y el prestigio de Ford que Reagan lo derrotase en esta primera, y de ninguna manera última, primaria. Además, ningún Presidente ha sido elegido nunca en la época reciente sin haber ganado primero en New Hampshire".
Vemos a Ford saludar a sus seguidores y asegurarles que no tiene dudas de su victoria en el estado de granito.
"Pero otros no están tan seguros. Ni siquiera sus asesores en la Casa Blanca", comenta Brunson. "Esperaban que su visita anterior de hace dos semanas sirviera para cerrar el trato y traer una gran oleada de apoyos para el Presidente. Pero no lo hizo. La gente todavía habla de la sosería de Ford. Se ha convertido en un asunto de la campaña. Sus frecuentes deslices".
Brunson describe las formas comunes de Ford como unas que "parecen conspirar en contra de la propia estrategia de su campaña de presentarse como un Presidente eficiente y fuerte que está completamente al mando no solo de los problemas de América sino de todo el mundo".
"Para ser lo suficientemente fuertes como para impedir las agresiones y mantener la paz y para ser lo suficientemente fuertes como para proteger nuestro interés nacional, Estados Unidos debe ser insuperable en capacidad militar", le escuchamos al Presidente. Una obviedad.
"Mientras Ford abandona New Hampshire tras completar su último esfuerzo para conseguir votos, el hombre que quiere echarlo de la Casa Blanca, Ronald Reagan, llega a un aeropuerto a unos 64 kilómetros para meterse en tres bulliciosos días de campaña", advierte Brunson. "Primera parada, las oficinas del periódico Union Leader de Manchester, el periódico más influyente de New Hampshire, que ha estado atacando a diario al Presidente Ford y elogiando a Ronald Reagan".
Brunson tiene ocasión de lanzarle una pregunta al candidato Reagan.
"¿Va a ganar en New Hampshire, gobernador?".
"No lo sé. Lo voy a intentar", responde Reagan.
Perderá por mil votos.
Salir de la oscuridad
19 de enero de 1976. Una victoria en el caucus demócrata de Iowa permite a Jimmy Carter salir de la oscuridad y convertirse en un serio aspirante a la nominación presidencial demócrata. Mientras otros candidatos hacían campaña nacional, el ex gobernador de Georgia, un desconocido a nivel nacional, ha concentrado todo su esfuerzo electoral en el pequeño estado del Medio Oeste y le ha dado resultado. Ahora es el protagonista de todas las crónicas y entrevistas.
Iowa ha sido "una escaramuza temprana, preliminar", admite el candidato durante una entrevista con un reportero de televisión en la noche del caucus. Pero también es "un buen indicio para el resto de la nación" porque "cuando ha habido seis campañas importantes como la nuestra en un estado de orientación demócrata, que yo haya tenido la oportunidad de quedar primero demuestra una buena aceptación e interés por parte de una base amplia del electorado".
"No puede asegurarse nada hasta que vayamos a los otros 49 estados, pero por supuesto que es alentador", añade Carter.
"Usted habla de una amplia base de interés, pero en las encuestas nacionales en estos momentos el índice de los que son capaces de identificarle está a la altura del barro", apostilla el escéptico reportero. Y no le falta razón.
Carter cuenta con el apoyo de solo el 4 por ciento de los demócratas de todo el país, según la última encuesta nacional publicada antes del caucus de Iowa. Pero no se debe a que genere rechazo, sino a que apenas lo conocen. De hecho, quienes encabezan la encuesta son las dos opciones más conocidas a nivel nacional: el ex Vicepresidente Hubert Humphrey, con el 27 por ciento, y el Gobernador de Alabama George Wallace, con el 22 por ciento. En la parte media de la tabla, un montón de candidatos medianamente conocidos.
"Bueno, los que se prodigan tan temprano en las encuestas nacionales son aquellos que son sumamente conocidos y los que ya se presentaron antes a Presidente y perdieron. Y cuantas más veces te presentas a Presidente y pierdes, mejor apareces en las encuestas", responde Carter con ironía.
"Por supuesto, la manera de superar eso es haciéndolo bien en los procesos electorales de verdad" como el de esta noche, dice. "Así que creo que en las próximas tres o cuatro semanas, cuando nuestros éxitos como este tal vez se repitan en algunos otros estados, me volveré más conocido. Más incluso que esos que no se presentan a Presidente pero que se han presentado sin éxito en el pasado".
Es un palito a Humphrey, quien no es candidato oficialmente pero está enredando todo lo que puede porque no descarta serlo más adelante.
Carter acapara los espacios informativos nacionales al día siguiente. Muchos estadounidenses se fijan por primera vez en él.
"El ex Gobernador de Georgia Jimmy Carter lo hizo extremadamente bien con el 27 por ciento de las preferencias, más del doble que el Senador por Indiana Birch Bayh y el triple que Fred Harris, el ex senador por Oklahoma", informa John Chancellor en las noticias de la noche de la NBC.
"Carter estuvo hoy en New Hampshire con una sonrisa de oreja a oreja. Aunque el caucus de Iowa no es importante en términos de delegados -Iowa evía solo 47 a la convención nacional demócrata y Carter no los conseguirá todos- su victoria de ayer tiene una gran importancia simbólica. Hay quien hoy utiliza la palabra 'favorito' para describir a Carter", dice Chancellor.
martes, 24 de octubre de 2017
"El discurso de los 90,000 millones"
26 de septiembre de 1975. El ex Gobernador de California Ronald Reagan visita Chicago mientras explora la posibilidad de desafiar al Presidente Gerald Ford en las primarias republicanas de 1976.
Reagan asegura en rueda de prensa que todavía no ha tomado la decisión de presentarse a las elecciones. En realidad sí la ha tomado y las únicas tensiones que hay en su equipo tienen que ver con la fecha del anuncio; algunos quieren que lo anuncie cuanto antes y otros, entre los que se encuentra el propio Reagan, prefieren que espere hasta finales de noviembre.
Lo que sí aclara el potencial candidato es que no tiene miedo a posibles atentados contra su vida después de los dos intentos de asesinato sufridos por el Presidente Ford en un espacio de tiempo de menos de tres semanas.
"No puedes vivir asustado. Si confías en los encargados de tu protección, no piensas mucho en ello y te dedicas a tus asuntos", declara Reagan.
El antiguo actor de cine y televisión convertido en político conservador pronuncia un discurso titulado "Dejemos que el pueblo gobierne" en el Club Ejecutivo de Chicago, un club de ejecutivos de empresas de la ciudad del viento. Propone recortar el gasto federal en 90,000 millones de dólares, equilibrar el presupuesto y bajar el impuesto sobre la renta de las personas físicas en un 23 por ciento. Explica que se ahorrará dinero transfiriendo 24 programas federales a los estados ("Nada menos que una sistemática transferencia de autoridad y recursos a los estados", dice) que incluye "las prestaciones sociales, la educación, la vivienda, los cupones para alimentos, el Medicaid, el desarrollo comunitario regional y el reparto de ganacias por mencionar solo algunos".
La propuesta, idea de Jeffrey Bell, un lobista de la Unión Conservadora Americana que asesora a Reagan en la planificación de su campaña, pasará desapercibida en un primer momento por poco realista. Solo Joel Weisman, corresponsal de The Washington Post en Chicago incluirá una mención al plan en su crónica. Nadie se fijará hasta que el espabilado consultor republicano Stuart Spencer, el hombre que dirigió las campañas de Reagan a gobernador de California en 1966 y 1970, se haga cargo de la campaña presidencial de Ford.
Spencer se dará cuenta de que el plan es material sólido para socavar a Reagan en el estado que más aversión siente por los impuestos y que es, casualmente, el primero en votar en las primarias: New Hampshire. Los investigadores de Spencer estimarán que la transferencia de programas a los estados, junto con su financiación, obligaría a los estados a subir los impuestos. En los siguientes meses, la campaña de Ford convertirá el discurso, que pasará a conocerse como "El discurso de los 90,000 millones de dólares" por lo caro que le saldrá políticamente a Reagan, en la pieza principal de su estrategia en New Hampshire, donde sus habitantes viven felices sin impuesto sobre la renta y sin impuesto al valor añadido y desconfían de cualquier plan que ponga eso en riesgo.
Entre susto y susto, un estreno en New Hampshire
11 de septiembre de 1975. A sus 62 años, el Presidente Gerald Ford se estrena como campaigner presidencial en New Hampshire. Lo hace aprovechando que próximamente se celebra una elección especial al Senado entre el republicano Louis Wyman y el demócrata John Durkin para resolver de una vez una disputa electoral que sigue sin ganador desde el año anterior. Wyman ganó el primer recuento por 355 votos; Durkin ganó el segundo recuento por 4 votos; y Wyman ganó el tercero por 2 votos. Sin un ganador claro, se decidió convocar una segunda vuelta. Ford llega a apoyar a Wyman en la segunda vuelta y a poner las bases de su campaña presidencial de cara a la decisiva primaria del estado de granito.
El Presidente visita las ciudades de Exeter, Keene y Portsmouth. Solo han pasado seis días desde que sufriera un intento de asesinato en California y el Servicio Secreto está con los nervios de punta. A pesar de ello, Ford no renuncia a pasearse por las avenidas principales sacando medio cuerpo por el techo abierto de la limusina presidencial porque necesita que los neohampshireños lo vean.
En 2015, con motivo del cuarenta aniversario de la visita, Barbara Rimkunas, de la Sociedad Histórica de Exeter, escribirá sobre aquella jornada de campaña:
"En la primera semana de septiembre se anunció que Gerald Ford haría una visita de un día al estado para apoyar a Louis Wyman. Exeter fue escogido como uno de los lugares donde hablaría el Presidente. Con solo una semana para preparar la visita, Exeter se mantuvo ocupado. Se pintó el mástil del ayuntamiento, se repartieron banderitas por todo el centro y las autoridades locales fueron invadidas por las demandas del Servicio Secreto porque un día después de anunciarse la visita, Lynette Fromme, miembro de la familia Manson, apuntó al Presidente con un arma en Sacramento. Sin dejar nada al azar, los agentes del Servicio Secreto visitaron cada tienda de la Calle Water. Las tiendas podían permanecer abiertas el día de la visita del Presidente, pero no se podía abrir ninguna ventana de los pisos superiores. Todo el personal tenía que ser registrado. Incluso la jarra de peltre que se le entregaría al Presidente como regalo tuvo que ser comprobado con rayos x antes del gran evento.
"El jueves, 11 de septiembre, el pueblo era un hervidero. Aunque tenemos un flujo constante de visitas de candidatos presidenciales en años de elecciones, esta era la primera vez que un Presidente titular hacía una visita desde que vino Harry Truman en 1952. Ford llegó un poco antes de las 7 de la tarde acompañado por el gobernador y el candidato Louis Wyman. El discurso en el quiosco de música fue breve pero bien recibido por los vecinos que asistieron. Sin importar las tendencias políticas de cada uno, la multitud parecía encantada de haber sido escogida para una visita presidencial. De las miles de personas que asistieron al discurso, muchos se acuerdan más del Servicio Secreto que del discurso del Presidente. Muchos de los recuerdos que se recogen en una reciente publicación de Facebook son sobre el intenso dispositivo de seguridad:
""Recuerdo su comitiva pasando por el paseo de West Side y Ford saludando a todos. Los tipos del Servicio Secreto iban trotando junto a él y desplazando 'educadamente' a cualquiera que se acercara demasiado".
""Yo estaba de pie junto a la carretera delante de lo que ahora es 'Serendipity'. Un agente del Servicio Secreto agarró a un tío que estaba detrás de nosotros porque parecía que iba a coger un arma de su bolsillo trasero. Era su enorme cepillo para el pelo".
""Justo antes de que Ford llegase al centro, un pájaro atravesó una ventana superior de un edificio de la Calle Water en frente del ayuntamiento. Llamaron a mi padre para que recolocase el cristal porque el Servicio Secreto no permitía ninguna ventana abierta en la calle".
""Yo estaba en el despacho de abogados de Bob Shaw mirando por la gran ventana, después bajé a la calle e intenté darle la mano cuando la comitiva se alejó y el Servicio Secreto me tiró al suelo".
"El pueblo en su conjunto estaba contento con la visita de Ford, aunque no ayudó a Louis Wyman. Perdió la segunda vuelta de las elecciones en Exeter por 90 votos y a nivel estatal perdió por 27,000. Jay Childs recordaba: "Por lo que recuerdo, Ford provocó una mejor reacción de la gente que Wyman". No sabemos cuál fue la opinión del Presidente sobre su visita a New Hampshire. Una semana después estaba otra vez en California cuando Sarah Jane Moore disparó un arma contra él en San Francisco. Por lo menos en New Hampshire nadie intentó asesinarlo".
lunes, 23 de octubre de 2017
"Quiero hacer una campaña abierta y sin tapujos"
8 de julio de 1975. El Presidente Gerald Ford anuncia formalmente su candidatura para las elecciones presidenciales de 1976. El único hombre que ha alcanzado la Presidencia sin haber sido previamente candidato a Presidente o a Vicepresidente hace el esperado anuncio a través de una declaración leída de tres minutos. El escenario escogido es el Despacho Oval para dejar claro que su estrategia será, 'Antes que candidato, soy Presidente'.
"Tengo la intención de llevar a cabo una campaña abierta y sin tapujos, tanto para la nominación como para la Presidencia", declara el Presidente número 38.
Ford aborda los rumores de que su mujer, Betty, y sus cuatro hijos no querían que se presentara. Declara categóricamente que se presenta con "el fuerte apoyo de mi familia y amigos".
Y comunica que desea que su campaña cumpla tres requisitos.
Primero, "quiero todos los delegados y todos los votos ganables que pueda conseguir para mi causa dentro del espíritu y la letra de la ley y sin comprometer los principios que he defendido a lo largo de toda mi vida política y pública.
"En segundo lugar, no olvidaré mi promesa inicial de ser el Presidente de toda la gente. Creo que soy quien mejor puede representar a mi partido, pero esto será inútil si no uno a la mayoría de los americanos que no admiten una lealtad partidista total. Por lo tanto, buscaré el apoyo de todos los que crean en los valores fundamentales del deber, la decencia y el debate constructivo sobre los grandes problemas a los que nos enfrentamos juntos como un pueblo libre.
"En tercer lugar, estoy decidido a no descuidar nunca mi primera labor como Presidente. Después de once meses en este cargo, sé de sobra que las obligaciones de la Presidencia requieren el máximo vigor y concentración que un ser humano pueda reunir".
El anterior anuncio de Ford televisado desde el Despacho Oval hace diez meses fue el del perdón incondicional al ex Presidente Richard Nixon por todos los delitos que pudiera haber cometido en el cargo. Aquel bombazo generó un gran escándalo público y un descenso severo del índice de aprobación del nuevo Presidente. Hoy, sin embargo, Ford disfruta de una nueva cresta de popularidad gracias a su demostración de fuerza en el incidente del carguero SS Mayaguez.
Varios demócratas ya han anunciado sus candidaturas presidenciales, pero lo más urgente para el Presidente será contener la insurgencia conservadora en su propio partido. Para apoyar a Ford en el 76, los conservadores demandan la destitución de Henry Kissinger como secretario de Estado por su apuesta por la distensión con la Unión Soviética; y quieren que el partido adopte un programa electoral que incluya una enmienda constitucional que prohíba el aborto y un proyecto para recortar el salario de los miembros del Congreso cada vez que estos fracasen a la hora de equilibrar el presupuesto federal.
Los Senadores Jesse Helms, de Carolina del Norte, James Buckley, de Nueva York, y Carl Curtis, de Nebraska, encabezan la facción conservadora de los republicanos en el Capitolio. El mes pasado, Helms formó el llamado Comité sobre Alternativas Conservadoras para valorar la posibilidad de inscribir una candidatura presidencial conservadora independiente en los cincuenta estados. El grupo ponderó al republicano Ronald Reagan y al demócrata George Wallace como posibles alternativas a Gerald Ford, pero no encontró consenso dentro del movimiento conservador para romper con el GOP.
"Gerald Ford es el Presidente de los Estados Unidos y es un republicano y creo que cualquier conversación sobre la creación de un movimiento independiente es una equivocación en este momento", declaró el nominado presidencial republicano de 1964, Barry Goldwater, un referente para los conservadores. "Creo que un partido independiente más que ayudar perjudicaría a la causa conservadora", dijo Goldwater, provocando que Helms y compañía dieran marcha atrás.
Ahora el plan de Helms y compañía es que Reagan le dispute la nominación presidencial republicana a Ford, ya sea para arrebatarle la candidatura o para imponer cambios en el programa que el partido apruebe en la convención del próximo verano.
El día que Carter salvó los anhelos presidenciales de Bush
19 de noviembre de 1976. El director de la CIA George Bush visita al Presidente electo Jimmy Carter en su casa de Plains, Georgia. Dado que es imposible hacer aterrizar el avión del director de la CIA en el sucio aeródromo de Plains, Bush toma tierra en Fort Benning y de allí se traslada en helicóptero hasta la granja de Carter. Hubiera sido más fácil encontrarse en Atlanta que en un pequeño pueblo perdido, pero en EEUU el hogar de uno es sagrado.
Bush y Carter se conocen desde el 5 de julio, cuando Bush empezó a ofrecer sesiones informativas al entonces probable nominado presidencial demócrata. Es habitual exponer las terribles amenazas a la seguridad nacional a los nominados presidenciales para empezar a restringir sus planes más alocados antes de que asuman la Presidencia.
"Los asesores de Carter dicen que el Presidente electo está muy impresionado con el desempeño de Bush", comenta una reportera que cubre el encuentro.
Bush, nombrado por el Presidente Gerald Ford, descarta pronunciarse sobre su continuidad al frente de la CIA en una administración Carter y se limita a explicar la importancia de poner al Presidente electo en un plano de igualdad respecto al Presidente titular en el dominio de los asuntos de Inteligencia.
"El Presidente Ford me ha dado instrucciones para proveer al Presidente electo Carter no solamente de cualquier cosa de Inteligencia que tengamos sino de la manera en que conseguimos esa Inteligencia. Así que hoy cubriremos ingredientes de una naturaleza altamente sensible", declara Bush a los reporteros agolpados en la entrada de la finca de Carter.
Cuatro décadas después nos preguntamos: ¿perseguía Bush permanecer al frente de la CIA en la nueva administración? ¿O prefería dejarlo porque ya tenía en mente concurrir a las elecciones presidenciales de 1980? No hay consenso entre los historiadores.
En la página web de la CIA se nos relata el encuentro de noviembre del 76 y comprendemos cómo la continuidad o no de Bush como director pudo alterar su posterior trayectoria política:
"Tres días después de las elecciones del 2 de noviembre, Bush telefoneó a Carter para felicitarle y ofrecerle su dimisión como director de la CIA. Bush dijo a Carter con franqueza que no tenía claro cuál era el protocolo en una situación así y preguntó si al Presidente electo le gustaría tener una carta de dimisión. Carter le dijo gentilmente que no era necesaria y agradeció a Bush su llamada.
"En la conversación telefónica, Bush propuso que se reunieran pronto para poder informar a Carter de ciertos "puntos exóticos y muy reservados relacionados con las fuentes y los métodos" de la CIA. Bush informó a Carter del tipo de apoyo que la CIA había dispensado a los Presidentes electos en el pasado en los periodos de transición presidencial, describiendo específicamente la oficina que habían montado para Nixon en Nueva York en 1968. En respuesta, el nuevo Presidente electo le dijo que tenía mucho interés en mantener esa reunión. Los dos resolvieron dejar su organización a Richard Lehman y Stuart Eizenstat, como se había hecho en las sesiones informativas previas a las elecciones.
"La única reunión posterior a las elecciones con Carter que Bush presidió se celebró el 19 de noviembre. El encuentro fue otra sesión de varias horas en la que Bush estuvo asistido por media docena de oficiales de alto rango. La conversación más importante del día, sin embargo, tuvo lugar en los primeros 45 minutos, en los que Bush se encontró de forma privada con Carter y Mondale, acompañado solo por su asistente personal, Jennifer Fitzgerald. Este grupo de cuatro personas estuvo reunido en la poco usada pequeña sala de estar de la casa de Carter mientras el grupo más amplio de asesores de ambas partes esperó en el estudio de la casa, mucho más grande e informal.
"Bush informó a Carter de que quería hablar de un asunto personal y reabrió la duda sobre el cargo de director de la CIA. El director de la agencia de Inteligencia le recordó a Carter las acusaciones de partidismo que hubo cuando Bush fue nominado para encabezar la CIA y que él, Bush, sentía que si dejaba el cargo al final de la Presidencia de Ford, podría perfectamente haber otra polvareda política. Se explicó mejor, exponiendo que si se creía que había hecho un trabajo decente, podría argumentarse que sustituirlo politizaría la agencia. Bush se ofreció voluntariamente a ayudar a silenciar esas críticas. Añadió que cualquier director de la CIA necesitaba tener acceso directo al Presidente y citó las ocasiones en que él mismo hizo uso de ese acceso con el Presidente Ford. Más tarde, Bush recordaba que "después de sopesar el problema partidista y el problema de confianza/acceso directo, sentí claramente que debía irme y que el Presidente electo debía poner a su propio hombre de confianza en la organización".
"Cualquiera que fuese la intención de Bush, el hecho de que reabriera la cuestión de su permanencia en el cargo sorprendió a Carter, quien pensaba que el asunto había quedado cerrado cuando Bush le había telefoneado dos semanas antes. En 1993, Carter dijo que su impresión de ese diálogo en 1976 fue que "Bush quería permanecer como diretor de la CIA". Entre paréntesis e irrisoriamente, añadió: "Si yo hubiera aceptado eso, Bush nunca se habría convertido en Presidente. ¡Su carrera hubiera seguido un camino diferente!".
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