Todos los ojos puestos en New Hampshire: mil votos harán la diferencia
8 de febrero de 1976. Mucha prensa extranjera se acerca a New Hampshire a cubrir la recta final de la primaria republicana que pondrá a prueba por primera vez el apoyo con el que cuenta el Presidente Gerald Ford (continuador de la política exterior de la última década de aminorar tensiones con la URSS) entre las bases de su propio partido.
"Aunque los comentaristas de los periódicos y de la televisión a menudo afirman que hay pocas diferencias sustanciales entre Gerald Ford y Ronald Reagan, otros obviamente no están de acuerdo. El Presidente Ford llenó el complejo deportivo de la Universidad de New Hampshire con una multitud electrizante. Volaron las preguntas aclorada e intensamente con el Presidente hablando de asuntos que iban desde la economía hasta el uso de la marihuana", informa Jane Taylor, corresponsal de la red de noticias británica ITN, desde Durham.
"Mientras no haya un mayor grado de unanimidad en el mundo científico en que la marihuana no es nociva para el individuo, no creo que debamos despenalizarla", declara el Presidente en el auditorio de la universidad.
Ford defiende lo hecho en el año y medio que lleva en la Casa Blanca y explota las ventajas de la posición de Presidente titular.
"Yo tengo un historial. Nosotros no podemos decir una cosa y después hacer otra. Nosotros tenemos que lidiar con la realidad. Y tomando decisiones de acuerdo con la realidad hemos tenido éxito dando la vuelta a la economía y llevando a buen término la política exterior. Creo que a la hora de la verdad, la gente quiere una calidad demostrada más que uno que no ha tenido que tomar esas difíciles decisiones", dice el comandante en jefe.
"Para Ronald Reagan, dos días después, el mismo complejo apenas estuvo medio lleno", nos cuenta Jane Taylor en su crónica.
Aunque de forma más matizada que hace cuatro meses, el candidato insurgente sigue apostando por remitir algunos programas federales a los estados. Habla de "media docena de programas ejecutados por el gobierno federal y que el gobierno federal no está equipado para operar".
"Deberían ser transferidos de vuelta a las autoridades estatales y locales. Y con ellos deberían ser transferidas las fuentes tributarias que el gobierno federal utiliza para pagarlos", insiste el ex gobernador de California.
El otro frente de ataque contra Ford es su ambigua política hacia la Unión Soviética. Reagan adopta la postura de halcón de la Guerra Fría.
"Me perturbó que el secretario de Estado le dijera a la Unión Soviética que salga de Angola pero al mismo tiempo siga haciendo su maleta para ir a Moscú y hablar con ellos sobre el SALT II [las negociaciones para el tratado sobre limitación de misiles antibalísticos]", dice Reagan. Si se busca convertir la relación con los soviéticos "en una calle de doble sentido, porque ahora mismo es una calle de sentido único que la Unión Soviética utiliza en nuestro perjuicio, [Kissinger] debería deshacer su maleta y decir, 'No puedo ir a Moscú hasta que resolvamos este problema'".
Taylor concluye que "Gerald Ford trajo con él la mística de la Presidencia, mientras que Ronald Reagan, dando el mismo discurso y respondiendo a las mismas preguntas en todas las ciudades y aldeas, parece haber perdido algo de ese glamour de estrella de cine".
Queda claro que los medios extranjeros se posicionan a favor del Presidente.
21 de febrero de 1976. La incertidumbre es total a solo tres días de la primaria republicana de New Hampshire. Los sondeos dan una muy ligera ventaja a Ford, pero el Presidente, debido a sus obligaciones oficiales, no puede dedicar tanto tiempo como su rival a hacer campaña.
"Si lanzas una pregunta al Presidente Ford desde la muchedumbre como hice yo y le preguntas si ganará en New Hampshire, él no solo te dirá que sí sino que también se lo dirá a la multitud", cuenta Michael Brunson, otro corresponsal de la ITN.
"Todas las encuestas muestran la carrera extremadamente igualada entre el Presidente Ford y Ronald Reagan. Demasiado igualada para hacer un pronóstico, dicen aquí. ¿Importan estas primarias? Sí importan. Sería un duro golpe para el orgullo y el prestigio de Ford que Reagan lo derrotase en esta primera, y de ninguna manera última, primaria. Además, ningún Presidente ha sido elegido nunca en la época reciente sin haber ganado primero en New Hampshire".
Vemos a Ford saludar a sus seguidores y asegurarles que no tiene dudas de su victoria en el estado de granito.
"Pero otros no están tan seguros. Ni siquiera sus asesores en la Casa Blanca", comenta Brunson. "Esperaban que su visita anterior de hace dos semanas sirviera para cerrar el trato y traer una gran oleada de apoyos para el Presidente. Pero no lo hizo. La gente todavía habla de la sosería de Ford. Se ha convertido en un asunto de la campaña. Sus frecuentes deslices".
Brunson describe las formas comunes de Ford como unas que "parecen conspirar en contra de la propia estrategia de su campaña de presentarse como un Presidente eficiente y fuerte que está completamente al mando no solo de los problemas de América sino de todo el mundo".
"Para ser lo suficientemente fuertes como para impedir las agresiones y mantener la paz y para ser lo suficientemente fuertes como para proteger nuestro interés nacional, Estados Unidos debe ser insuperable en capacidad militar", le escuchamos al Presidente. Una obviedad.
"Mientras Ford abandona New Hampshire tras completar su último esfuerzo para conseguir votos, el hombre que quiere echarlo de la Casa Blanca, Ronald Reagan, llega a un aeropuerto a unos 64 kilómetros para meterse en tres bulliciosos días de campaña", advierte Brunson. "Primera parada, las oficinas del periódico Union Leader de Manchester, el periódico más influyente de New Hampshire, que ha estado atacando a diario al Presidente Ford y elogiando a Ronald Reagan".
Brunson tiene ocasión de lanzarle una pregunta al candidato Reagan.
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