Mayo de 1988. Tras unas duras primarias, la campaña de Michael Dukakis celebra que el gobernador de Massachusetts es el virtual nominado presidencial demócrata con el lanzamiento de un anuncio de televisión de sesenta segundos que empieza y termina con el lema impreso, "Un Presidente para los 90".
La respuesta graciosa de los republicanos al spot y su lema llega de la mano de Ronald Reagan. "Escuché a un candidato presidencial decir que lo que este país necesita es un Presidente para los 90. Yo ya me estaba preparando para volver a presentarme. Pensaba que decía un Presidente en sus 90", bromea el Presidente durante una comparecencia ante la prensa.
Aparte de bromas, el anuncio logra hacer efectivo su propósito de vender a Dukakis como un gestor de altura y recibe buenas críticas de los entendidos en la materia. "Sugiere solidez y estabilidad y establece algunas premisas básicas sobre lo que ha hecho" como gobernador, comenta Kathleen Hall Jamieson, profesora de comunicación política y autora de un par de libros sobre spots electorales.
Planos aéreos nocturnos de un frenético downtown de Boston se entremezclan con la figura de Dukakis haciendo footing como un competidor nato o trajeado y con maletín subiéndose al transporte urbano con las prisas de un yuppie. No solo es el gobernador más compasivo que "trajo empleos y un futuro a los necesitados"; es también "el más eficaz" porque "liquidó grandes déficits" y "recortó impuestos" y tiene "la determinación de un corredor de maratones".
"Cualquier candidatura presidencial exitosa tiene un anuncio de estos", declara, orgulloso de su producto, Dan Payne, el responsable de la campaña televisiva del candidato demócrata. "Es el distintivo comercial de la candidatura. Es el que ofrece el argumento básico. Es nuestro encuadernado".
The Boston Globe lo considera un anuncio "más importante que ningún otro en los 14 meses de expedición presidencial del Gobernador Dukakis porque define lo que ha estado vendiendo consistentemente y con éxito. De hecho, en muchos aspectos lo hace mejor que el propio Dukakis en carne y hueso".
Ese es el problema. El vertiginoso montaje de imágenes y música sintética de teclados como el Fairlight CMI o el Memory Moog no concuerda con la personalidad apocada del candidato que vemos en los mítines, las entrevistas o los debates.
Comercializa a Dukakis como un producto guay que está de moda. Recuerda a esos efectistas anuncios de coches donde la música, la fotografía y una retahíla de calificativos orientan la acción y el deseo de la gente que quiere tenerlo todo en todos los terrenos. La elegancia, el estilo, el lujo, la seguridad y el confort del aire acondicionado. Las prestaciones de un producto revolucionario que ha traspasado las puertas de la genialidad. Mike Dukakis cuatro y cinco puertas, gasolina y diésel. La línea más completa de la más avanzada ingeniería americana. Salvo por una cosa: Mike Dukakis.
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