Mayo de 1983. El Senador John Glenn visita Utah, un estado muy poco frecuentado por candidatos presidenciales, y menos en una fase tan temprana del proceso electoral. Con la decisión de Ted Kennedy de no presentarse a las elecciones presidenciales de 1984, todo apunta a que la lucha por la nominación demócrata va a ser un mano a mano entre el ex Vicepresidente Walter Mondale, un clásico político demócrata vinculado a lo sindicatos, y Glenn, un astronauta que se hizo demócrata porque se sintió inspirado por JFK. Glenn apuesta por poner el énfasis en estados tradicionalmente republicanos o independientes y con poca presencia de la maquinaria sindical. Por eso está en Utah pocas semanas después de anunciar su candidatura.
"El Senador John Glenn. En 1962 tuvo lo que había que tener para convertirse en uno de los siete astronautas originales. El primer americano que orbitó alrededor de la Tierra. Ahora es senador de los Estados Unidos por Ohio y siente que tiene lo que hay que tener para ser Presidente de los Estados Unidos", dice Dick Allgire, el reportero de la KUTV, la filial de la CBS en Salt Lake City, que cubre la visita de Glenn como un gran acontecimiento. "Según una reciente encuesta de Gallup, muchos americanos están de acuerdo", añade Allgire.
"En la encuesta, el Senador Glenn le saca 17 puntos al Presidente de los Estados Unidos", 54 por ciento frente a 37 por ciento a nivel nacional, confirma el encuestador en el reportaje de la KUTV.
El día de Glenn en Utah "empezó con el tradicional encuentro con los líderes de la iglesia mormona. Luego, una conferencia de prensa con el Gobernador Matheson sobre asuntos del Oeste como el uso de la tierra y del agua", informa Allgire.
"Ha conversado sobre el uso de la tierra con el gobernador. ¿Cree que nuestro Gobernador Matheson sería un buen secretario de Interior?", le pregunta el reportero al candidato.
"Oh, todavía no hemos probado a poner gente en puestos del gabinete pero estoy seguro de que estaría bien colocado para ser considerado en ese campo en la lista de cualquiera. Eso es seguro", responde Glenn.
El político se mezcla con la gente de Utah y habla en una celebración del Día de la Libertad. Como dice Allgire, Glenn es "un demócrata moderado, muy común y corriente" y el tema de su campaña es "mirar hacia delante en lugar de tratar de recuperar los viejos buenos tiempos".
"No vamos a ser el mismo faro de la libertad de oportunidades para el resto del mundo si pretendemos retrasar el reloj a hace 75 años en Dixon, Illinois [donde se crió Ronald Reagan] o en New Concord, Ohio [donde se crió Glenn]", declara el senador en un acto con los demócratas utaheños. "Simplemente, eso no va a ocurrir. No podemos vivir en los días del pasado; vamos a vivir en el futuro".
"A pesar del cálido y cordial recibimiento que ha tenido el Senador Glenn hoy en Utah, tenemos que recordar que Utah es todavía territorio de Reagan", apostilla Allgire al final de su crónica. "De hecho, la última vez que Utah votó a un demócrata para Presidente fue hace diecinueve años, en 1964".
Glenn cree sinceramente que puede hacer esa machada y las encuestas, al menos de momento, indican que tiene potencial en toda la nación. Es visto como una figura eisenhoweresca."Es nuestro Ike", ha dicho el Speaker de la Cámara de Representantes de EEUU, Tip O'Neill. Además, a sus 61 años, la oportunidad de optar a la Casa Blanca parece llegarle en un buen momento. En octubre se estrenará la película Elegidos para la gloria, donde Ed Harris interpretará a Glenn en sus días como pionero de la exploración espacial (película completa, aquí). Es la situación soñada por cualquier político para lanzarse a por la Presidencia.
En la Casa Blanca de Reagan, con el Presidente en un 43 por ciento de aprobación, preocupa la candidatura de Glenn. Hay, sin embargo, algo -aparte de la esperada recuperación económica- que les tranquiliza: Glenn es muy, muy, muy aburrido haciendo campaña.
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