martes, 10 de octubre de 2017

Macomb, zona cero (2)

4 de septiembre de 2000. Primer lunes de septiembre. Día del Trabajo. El nominado presidencial republicano George W. Bush recorre Illinois y Michigan. En este segundo estado se detiene en el porche de la antigua casa de Harvey Mellen, un político local del siglo XIX, en Romeo, un pueblo del condado suburbano de Macomb.


El gobernador de Texas pone en duda
la honestidad y la credibilidad de su rival demócrata, Al Gore, al que acusa de no querer debatir con él "cuando sea y donde sea".


Gore se ha puesto en cabeza en las encuestas después de la convención demócrata de agosto y por eso Bush está pidiendo ampliar el número de debates de otoño.


"Todo debe depender de cuál sea la definición de 'cuando sea'. O tal vez dependa de cuál sea la definición de 'donde sea'"
, dice Bush en un juego de palabras que recuerda al utilizado por el Presidente Bill Clinton cuando le preguntaron sobre sus relaciones con Monica Lewinsky.


Bush, hijo de un ex Presidente de EEUU, vincula a su rival, Vicepresidente de EEUU, con Washington, DC y
los excesos del gobierno federal. "Mi oponente y los tipos de Washington quieren dar más poder a los burócratas y tomar en nombre de los americanos las decisiones que afectan a su salud. Quieren más poder en Washington. Quieren ser los que planifican y los que deciden, los tipos que os dicen cómo pensar".


Karen Hughes, la directora de comunicación de Bush, que acompaña al candidato en su gira por el Medio Oeste, declara a los reporteros que el gobernador de Texas está poniendo el énfasis en
los votantes indecisos y recalca que el condado de Macomb es "el hogar original de los llamados Demócratas de Reagan".


El candidato republicano promete utilizar el superávit federal para
recortar impuestos.


"Nosotros entendemos que el superávit no es dinero del gobierno"
, dice. "El superávit es el dinero de la gente".


Bush saca
cuatro billetes de un dólar para ilustrar lo que piensa hacer con los 4 billones de superávit proyectados para la siguiente década. Dedicará dos billones a la Segurdiad Social, dice mientras aparta dos billetes. Destinará otro billón al presupuesto militar para "asegurarme de que nuestra Defensa es fuerte". El billón restante servirá para recortar impuestos. Lo explica con un gesto: entregando el billete de dólar que le queda a un hombre del público.


"Quiero que un billón, casi una cuarta parte del superávit, vuelva a la gente que paga las facturas", dice. "Quiero que las familias trabajadoras metan el dinero en sus bolsillos".


Es así como el hijo del Vicepresidente de Ronald Reagan intenta convencer a los antiguos Demócratas de Reagan.





29 de octubre de 2000. El Vicepresidente Al Gore y su compañero de fórmula, el Senador Joe Lieberman, hacen campaña en Warren, un suburbio de clase trabajadora de Detroit situado en el condado de Macomb que alberga fábricas de General Motors y Chrysler. El mitin se enmarca en una gira que la campaña demócrata ha bautizado como Tour de la Prosperidad de los Grandes Lagos.


Faltan nueve días para las elecciones presidenciales y la última encuesta de Gallup para CNN y USA Today otorga al republicano Bush una ventaja de siete puntos sobre Gore a nivel nacional. Reuters y MSNBC también dan ventaja suficiente a Bush. ABC y The Washington Post registran un empate técnico.


No obstante, ninguno de los dos candidatos está cerca de amarrar los 270 votos electorales necesarios para ganar. Según el análisis de CNN,
Bush tendría asegurados 209 votos electorales, la mayoría en el Sur y en el Oeste interior. Gore tendría seguros 171 votos electorales, ganando en California, Illinois, Nueva York y Nueva Inglaterra.


CNN estima que
hay 158 votos electorales que puede llevarse cualquiera de los dos candidatos. Michigan está entre ellos. Gore encabeza las encuestas en el estado de los Grandes Lagos por escasa diferencia, al igual que en Florida. Bush va en cabeza en Ohio.


El republicano está tan confiado después de ver las encuestas nacionales que hoy se toma el día libre. Y en los próximos días, para subrayar su confianza, planea visitar los estados demócratas de California, Oregon, Washington, Minnesota y Iowa. Puede pagarlo caro porque las encuestas nacionales contradicen lo que se está viendo en los estados indecisos clave de Florida, Ohio, Pennsylvania y Michigan, donde Gore tiene ventaja, aunque sea ligera, en tres de los cuatro.


"Tres mil o cuatro mil personas" salen a ver a Gore en Warren, según la reportera de medios socialistas Shannon Jones. "Afiliados al sindicato de trabajadores de la automoción y otros sindicatos, y una pizca de juventud en edad universitaria. Nadie parece especialmente pobre o en apuros. Hay una presencia destacada de hombres de mediana edad con chamarras del sindicato. No hay duda de que la burocracia de la AFL-CIO ha hecho una labor extenuante para conseguir una gran concurrencia. Aún así es una multitud relativamente pequeña para una zona de cientos de miles de sindicalistas, afroamericanos y otros votantes demócratas clave".


Gore es muy aplaudido cuando se opone al bono escolar y pide una deducción fiscal para las matrículas universitarias. Acusa a Bush de pretender regalar degravaciones fiscales a 90,000 multimillonarios y no a 90,000 escuelas públicas.


Tipper Gore, la mujer del candidato, se dirige a los que dicen que su marido
no tiene carisma. Las elecciones no son "un concurso de citas a ciegas", dice Tipper. "No tenéis que enamoraros de Al Gore. Eso ya lo hice yo".


Lieberman es el encargado de decir
que Bush no está preparado para ser Presidente por su falta de experiencia en política exterior y porque los gobernadores de Texas suelen tener poderes muy limitados.


"Si miráis sus planes y su experiencia y los comparáis con el historial, la experiencia y los planes de Al Gore... puede que algún día, pero ahora no. Ahora George Bush no está preparado para ser Presidente de los Estados Unidos, el tipo de Presidente que vosotros necesitáis y merecéis", dice el número dos del ticket demócrata.


"Apoyaremos con vosotros una América más moral",  promete también Lieberman. Las secuelas del Escándalo Lewinsky están muy presentes en la campaña y la moralidad es un asunto central en muchos enclaves indecisos, aunque no lo es en absoluto en Macomb.



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